EXPOSICIÓN DEL GRAN CAPITÁN

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Este grupo de jóvenes veteranos pertenecientes a la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil de Granada, son los guías y colaboradores técnicos de esta exposición.

EXPOSICIÓN GRAN CAPITÁN.  Abierta  hasta el 17 de julio   2016

Lugar: HOSPITAL  REAL  (GRANADA)

Horario de visitas: de lunes a sábado de 11 hrs. a 14 hrs. y de 17 hrs a 20 hrs. Domingos sólo horario de mañana

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Quien no conoce la Historia toda su vida será un niño.

(Cicerón)

El museo del Ejército de Tierra para conmemorar el 500 aniversario de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, ha organizado una exposición en el Hospital Real de Granada, donde se encuentran las distintas etapas de su vida, las batallas donde combatió, los lugares donde se desarrollaron y los personajes con los que se relacionó. La finalidad de esta exposición es rendir homenaje al héroe y conocer y divulgar la historia de este soldado español, quizás el más  notable  y el que dio más glorias a España y no siempre bien conocido en nuestro mundo actual.

Ortega y Gasset ya apuntaba en 1906 que a los españoles nos faltaba, a pesar de las apariencias, el respeto y el amor al pasado. Y no le faltaba razón. Seguramente las nuevas generaciones viendo el panorama actual, ignoren que hubo un tiempo en que España fue el mayor poder sobre la tierra,  dueña de Europa, que colonizó América e ideara un sistema de gobierno para administrar el mayor y más disperso imperio conocido en el mundo. El respeto y amor al pasado está en conocer  y difundir   la Historia, pues como nos recordó Cervantes “la Historia es émula del tiempo, depósito de acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso del PRESENTE y ADVERTENCIA  DEL PORVERNIR”

La vida y hechos del Gran Capitán se desarrollan durante el reinado de Isabel y Fernando que recibieron del Papa Alejandro VI el título de Reyes Católicos. La importancia de este reinado (1479-1516) viene dado por haber terminado la Reconquista, con la toma del reino de Granada, haber conseguido la unidad nacional, la conquista de Canarias y las  plazas  del Norte de África, las conquistas de Italia y el descubrimiento de América.

NACIMIENTO DE GONZALO

Nace  en Montilla (Córdoba) el 1 de septiembre de 1453, hijo de don Pedro Fernández de Aguilar, conde de Priego y rico hombre de Castilla, y de doña Elvira de Herrera por cuya rama emparentaba con Fernando el Católico.

—- En este año de su nacimiento se da un hecho de relevancia universal: la toma de Constantinopla por los turcos. Con este hecho terminaba la Edad Media y comenzaba la Edad Moderna.

—-  En cuanto a acontecimientos culturales, con la aparición de la imprenta dos años antes hubo un gran avance intelectual y cambio de mentalidad: el Renacimiento.

—  Gonzalo Fernández de Córdoba era hijo segundo y en aquella sociedad todo el patrimonio pasaba al primogénito, por lo tanto Gonzalo tenía que buscarse  su propio porvenir; y para la nobleza existían tres caminos: por mar, por la iglesia y por la Casa Real a través del ejército. Gonzalo eligió este último.

SU FORMACIÓN

Cuando cumple los 12 años  entra como paje al servicio del infante Alfonso que murió pronto y Gonzalo vuelve a Montilla y se casa con su prima Isabel de Sotomayor que murió al poco tiempo y sin descendencia.  Más tarde el 14 de febrero  de 1489 se casa con doña María Manrique y de este matrimonio nacieron dos hijas, doña Elvira y doña Beatriz.

—  Durante su estancia en Montilla se vio envuelto entre los enfrentamientos de los nobles y fue preso por el conde de Cabra que lo retuvo en Baena durante dos años.

EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS  

   A la muerte del rey de Castilla Enrique IV se inicia una guerra civil por la sucesión del trono. Es elegida su hermana Isabel pero algunos nobles se mostraron opuestos a esta proclamación y comienza la guerra de sucesión al trono con su sobrina Juana “la Beltraneja”.  Gonzalo se incorpora  a la corte de Isabel  en Segovia en  1476 y lucha a favor de Isabel contra los partidarios de Juana y los portugueses destacándose  por su valentía y buen hacer en las batallas de Toro y la Albuera (febrero de 1479) concertándose la paz. Para conmemorar estas victorias se levantó en Toledo el Templo de San Juan de los Reyes.

Con la participación en estas guerras, el haber vivido desde niño  en la frontera con el reino de Granada había aprendido bien lo que era la milicia y al mismo tiempo el aprendizaje del árabe que posteriormente le sería  de gran utilidad. Ahora con su proximidad al rey Fernando aprendió  lo que era también  la pequeña y alta política.

GUERRA DE GRANADA   

El reino de Granada se extendía por la costa desde la provincia de Cádiz a la del Almería y por el interior comprendía la de Granada y parte de Jaén, Córdoba y Sevilla. Su orografía era y es montañosa con fértiles valles, con abundancia de castillos y fortalezas.

La conquista del reino de Granada costó 10 años de guerra (1482-1492): Gonzalo participa al mando de unidades  que dirigía  su hermano Alonso  y le daría la oportunidad de consolidar  su fama de soldado. Debido a la orografía y a la abundancia de fortalezas no había enfrentamientos  a campo abierto como era tradicional en la Edad Media sino lo que se conoce como  guerra de guerrillas en la que predomina la sorpresa, la elección del lugar y la movilidad.

Gonzalo mandaba 120 lanzas y destacó por su valentía y saber dirigir a sus soldados en la toma de Tájara y en Lucena (21-4-1483) donde fue capturado Boabdil. Gonzalo hizo una  buena amistad con él.

—  En mayo de 1486  se toma Loja, Íllora y Moclín. Por su especial participación en la toma de Íllora se le concedió el gobierno de esa plaza. También mostró sus dotes de buen soldado en el duro cerco para la toma de Baza.

 

TOMA DE GRANADA

En noviembre de 1491 se establece una tregua para entablar las negociaciones de la entrega  de Granada   y Gonzalo es designado  como hombre de confianza para acompañar a su secretario  Hernando de Zafra. Boabdil también pidió que Gonzalo estuviera presente por su amistad y porque sabía hablar árabe, y sobre todo, porque era la única persona que le inspiraba confianza.  En esta dura guerra de Granada fue donde Gonzalo aprendió tanto de defensa y asaltos a plazas fortificadas y su estrategia de guerra de guerrillas.

Con la conquista del reino de Granada y la anexión de de Navarra se logra la unidad nacional. ¿Cómo se consiguió todo esto? Una de las explicaciones nos la da el italiano  de aquellos tiempos que era embajador florentino en nuestra Patria, Francesco Guicciardini en su obra “Relazione  di Spagna”. Cuenta que un día  le preguntó al rey Fernando: ¿Cómo es posible que un pueblo tan belicoso como el español haya sido siempre conquistado, del todo o en parte, por galos, romanos, cartagineses, vándalos, moros? El rey le contestó: “La nación es bastante apta para las armas, pero desordenada, de suerte que sólo puede hacer con ella grandes cosas  el que sepa mantenerla unida y en orden”. En efecto, esto es lo que Fernando e Isabel hicieron y pudieron realizar grandes cosas.

 

CAMPAÑA DE ITALIA  

La península de Italia estaba dividida en pequeños estados  y por tanto no estaba preparada para  oponerse a un invasor y se encontraba en el área de expansión de España y de Francia.

En agosto de 1494 el rey de Francia Carlos VIII entra en Italia con un gran ejército  compuesto por 38.000 hombres con la intención de coronarse rey de Nápoles. Esta invasión rompía el tratado con Fernando el Católico y Carlos VIII en el que se comprometía  el rey Fernando en no intervenir en los asuntos de Francia excepto cuando  fueran contra los intereses del Papa. Pero Nápoles era feudatario del Papa, y por tanto el tratado había sido vulnerado. Para contrarrestar al ejército francés se crea la Liga Santa formada por Venecia, Milán, Estados Pontificios, el emperador Maximiliano y España. El rey Fernando envía un ejército al mando de Gonzalo, que desembarca en Mesina el 24 de mayo de 1495, con fuerzas muy inferiores a las francesas. Según el cronista Andrés Bernáldez lo formaban “700 de caballo e tres mil peones”

SEMINARA 

Aquí tuvo el primer revés en su enfrentamiento con los franceses, que los historiadores achacaron al rey de Nápoles, Ferrán, que lo incitó a enfrentarse  a campo abierto que era contraria a la táctica de Gonzalo.

ATELLA— GRAN CAPITÁN

La derrota de Seminara le obligó a confiar en su propio criterio y a utilizar las tácticas empleadas en la guerra de Granada utilizando la guerra de guerrillas desgastando al enemigo y minando su moral. Lo primero que hace es reorganizar su ejército sustituyendo parte de las ballestas por arcabuces y espingardas, armas más certeras y de mayor alcance y penetración; parte de los lanceros los sustituyó por espada corta y escudo redondo (rodelas), y dividió el ejército en unidades pequeñas de 250 hombres al mando de un capitán; la unión de varias capitanías al mando de un coronel. En cuanto a la artillería eligió calibres pequeños pero de gran alcance y movilidad. Y otra novedad, hizo al ejército profesional mediante el pago de una soldada y de aquí nació el soldado. Los franceses terminaron encerrándose  en la plaza fuerte de Atella. Llevaban un mes resistiendo ante las tropas de la Liga Santa. Gonzalo se une a éstas y organiza un plan  de acción  y consigue la plaza.

Estamos en 1496. A raíz de esta victoria  se empieza a llamar a Gonzalo  “Gran Capitán”.

OSTIA

Poco después de  Atella el Papa español Alejandro VI  pide ayuda    para acabar con los franceses y el pirata vizcaíno Menaldo Guerri que saqueaban todas las zonas de la desembocadura del río Tíber en el fuerte de Ostia. El Gran Capitán acude  y la tomaría casi en un paseo militar y a continuación entró en Roma triunfalmente. En esta ocasión bien pudo decir lo mismo que Julio César:” veni, vidi, vici” ( vine, vi, vencí) . El Papa le concedió la más alta condecoración: la Rosa de Oro que normalmente sólo se entregaba a reyes y emperadores. Después vuelve a Nápoles y el rey Fadrique le concede el título de duque de Santángelo. Terminada su misión en Italia, el Gran Capitán vuelve a España y en Zaragoza es recibido por los Reyes Católicos con todos los honores.

 

SEGUNDA CAMPAÑA DEL GRAN CAPITÁN EN ITALIA

A la muerte del rey de Francia Carlos VIII en 1498 le sucede Luis XII y firma con Fernando el Tratado de Marcoussis en el que ponía fin a las diferencias entre los dos en el tema de Nápoles.  Pero pronto se rompería este Tratado.

 

CEFALONIA Se había creado una nueva situación de guerra en Italia. Por otra parte, los turcos en su expansión por el Adriático estaban lesionando los intereses de Venecia por lo que ésta pide ayuda a la Liga Santa. El rey Fernando prepara una expedición  al mando del de Gonzalo que tendrá una doble misión: luchar contra el turco y protección de las plazas españolas  en Calabria. Esta fuerza estaba compuesta por 4000 peones, 3000 hombres de armas y 300 jinetes. El 4 de junio de 1500 salía del puerto de Málaga y llega el 8 de noviembre a la isla  griega de Cefalonia (en la antigüedad Samos) La plaza fuerte era el castillo de San Jorge defendida por los temibles monjes guerreros llamados jenízaros bien entrenados y con una disciplina fuerte. Después de un duro asedio al castillo, por fin se toma en la navidad de 1500. En el patio del castillo se celebró una misa en acción de gracias. Esta victoria tuvo una gran repercusión en toda Europa, pues se había puesto freno a la expansión turca hacia Europa. El 7 de enero de 1501 Gonzalo vuelve a Sicilia.

 

TRATADO DE GRANADA

En 1500 el rey Fernando y el rey de Francia Luis XII firman un tratado secreto por el que se reparten el reino de Nápoles, dejando al margen a su rey D. Fadrique. La vigencia de este Tratado de Granada duró poco y de nuevo comienzan las hostilidades entre franceses y españoles en Italia.

BARLETTA

Ahora el Gran Capitán tenía que luchar de nuevo  contra los franceses. Debido a las pocas tropas  disponibles para hacer frente al numeroso ejército francés tuvo que replegarse a Barletta y esperar refuerzos. Allí resistió durante 8 meses el asedio del ejército francés  al mando del duque de Nemour que le retaba a entablar combate en campo abierto pero la prudencia, el buen juicio del Gran Capitán rehusó como otras veces, enfrentarse de forma temeraria donde nada tenía que ganar y mucho que perder.

En la defensa de la plaza de Barletta, una vez más, demostró que era tan hábil cuando había que defender una plaza fuerte como cuando tenía que tomarla. Cuando vinieron  los  refuerzos y mediante estrategias propias de un genio  militar como Alejandro Magno, Aníbal o Julio César, se enfrentaría al ejército francés.

 

CERIÑOLA Y GARELLANO      

    Estamos a final de abril de 1503, una vez recibidos los refuerzos, el Gran Capitán decide enfrentarse con las tropas francesas pero como buen estratega, eligiendo previamente el lugar de la batalla, movimientos rápidos, marchas forzadas, disciplina férrea, maniobras de obstáculos, utilización acertada de arcabuceros y espingarderos y la caballería con el apoyo de la artillería, obtuvo una gran victoria que quedaría como modelo para la posteridad.                                                                                                El resultado de esta batalla, aunque parezca de novela,  fue 3500 muertos del ejército francés, entre los que se encontraba el duque de Nemour, y de las tropas españolas sólo un centenar.

GARELLANO

Los supervivientes de la batalla de Ceriñola se refugiaron en el fuerte de Gaeta y Luis XII moviliza  un gran ejército compuesto de 30.000 hombres que entra en Italia. Como ya era habitual, el ejército del Gran Capitán era un tercio inferior al francés.  Así como el material de artillería, pero el genio militar de Gonzalo, como tantas veces, supo utilizar y maniobrar para obtener la victoria.

“Garellano es una lección de lo que debía ser una táctica de diversión y movimiento de tropas”, dijo un cronista.

Con estas victorias de Ceriñola, Garellano y la ocupación de Gaeta las tropas francesas inician la retirada del reino de Nápoles y de Italia que quedarían en poder de España y como virrey el Gran Capitán hasta septiembre de 1507. Gobernó durante 4 años con habilidad y generosidad.  A juicio de Fernando el Católico con demasiada generosidad que le hizo exclamar: ¡Qué importa que Gonzalo me haya ganado un reino si lo reparte antes de que llegue a mis manos!

 

RETIRO Y MUERTE DEL GRAN CAPITÁN  

    El Gran Capitán en 1507 vuelve a España y se refugia en su señorío de Loja (Granada) apartado de toda actividad. Sus últimos años fueron amargos, no sólo por su falta de acción sino también por la sublevación de su sobrino el marqués de Priego contra los Reyes Católicos, que salvó la vida  por su intercesión pero se le desterró y destruyeron sus posesiones, entre ellas el castillo familiar donde había nacido el Gran Capitán.

Sintiéndose mal, también aquejado de fiebre cuartanas se traslada a la casa de Granada y muere el 2 de diciembre de 1515. Tenía 62 años de edad.

El  alejamiento de la vida activa en la milicia y la política del Gran Capitán ¿Fue por celos del rey Fernando? No se ponen de acuerdo los historiadores pero algo sí hay de cierto.     Cuando en el año 1507 el rey y el Gran Capitán vuelve a España hacen un alto en la ciudad francesa de Savona, Luis XII rompió el protocolo sentando a Gonzalo en la misma mesa  de los reyes diciéndole: “Quien vence a reyes, bien merece sentarse  a la mesa con reyes”. Y confesó sin reparos que con haber visto  y saludado a Gonzalo había cumplido una de las grandes ilusiones de su vida. Así que el rey de Francia tenía más interés en saludar al Gran Capitán que a Fernando.

 

LAS VIRTUDES DEL GRAN CAPITÁN   

Los historiadores se preguntan: ¿Cómo pudo  con inferioridad de hombres y de medios obtener tantas victorias? Y siempre se llega a la misma conclusión: sin duda fue la forma de dirigir la guerra, unos soldados bien entrenados y unos jefes con un conjunto de virtudes excepcionales que el Gran Capitán concentró en él y transmitió a sus capitanes y tropas, pues Ortega y Gasset  apuntaba en su España invertebrada “las fuerzas de las armas no es fuerza bruta sino fuerza espiritual. En la colectividad guerrera quedan los hombres solidarizados por el honor y la fidelidad, dos normas sublimes”.

El catedrático de Historia Moderna, Manuel Fernández,  describe al Gran Capitán como caballero sin tacha, hábil, valeroso, prudente, moral, discreto y culto, generoso, compasivo y religioso. Tan religioso que se entraba en combate invocando  al apóstol Santiago; y tan patriota que lo hacían con el grito de ¡España, España!; tan modesto que cuando tomó la plaza de Ostia se le ofreció entrar en Roma en un carro  adornado como los antiguos césares romanos victoriosos y él rehusó, sólo desfiló ante la población al frente de sus soldados; tan fiel a sus reyes que declinó las muchas ofertas que le hicieron otros reyes incluso el  Papa Alejandro VI, para que dirigiera sus ejércitos; un gran negociador y diplomático, pues en las Capitulaciones para la entrega de Granada intervino junto al secretario de los reyes, Hernando de Zafra; tan generoso que cuando se produjo el incendio en el Campamento de Santa Fe y ardió la tienda de la reina se presentó con todas las pertenencias de su castillo de Íllora hasta el punto de que la reina exclamó: ¡Vuestra mujer  más y mejor me envió que se me quemó!  Y el Gran Capitán le respondió: “No hay mejor modo de gozar los bienes que dándolos”.  En definitiva, fue un hombre de una categoría muy especial. Pérez del Pulgar, cronista de Gonzalo nos hace este retrato físico y el de su carácter: “… fue su aspecto señorial, su ánimo era invencible, a pie y a caballo mostraba la autoridad de su estado; el habla clara y sosegada, en la paz doméstico y digno; el andar templado y modesto; no le vencía el sueño ni el hambre en la guerra; vestía limpio y rico y su calva no le impedía quitarse el bonete a los que le hablaban… Es decir, tenía todos   esos componentes que conforman el ideal humano que Baltasar de Castiglione relata en El Cortesano.

En la actualidad, salvando las distancias de época, medios, mentalidad y toda clase de circunstancias ¿Qué ha heredado nuestro ejército de aquellos del Gran Capitán?   Pues dejemos que lo diga Calderón de la Barca:

 

 

 

Aquí la más principal                                 Aquí en fin la cortesía,

hazaña es obedecer                                  el buen trato, la verdad,

y el modo cómo ha de ser                         la fineza, la lealtad,

es ni pedir ni rehusar.                                el honor, la bizarría; (…)                 

                                   La milicia no es más que una

                                   Religión de hombres honrados.   

Estas virtudes, o valores como ahora se dice, las vienen poniendo en práctica constantemente: en España, en Irak, en Mali, Líbano, Afganistán …un testimonio permanente.

 

                                                Rogelio Bustos Almendros

 

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