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Entrevista a Cristina Sánchez Mateo: De los lápices de colores a la dirección de proyectos y la pasión por la pintura

Cristina rotativo

En esta entrevista, descubrimos la inspiradora historia de Cristina Sánchez Mateo, una mujer que ha sabido combinar su talento artístico con una gran carrera profesional. Nacida en Alcalá de Henares en 1985, desde temprana edad mostró un don natural para el dibujo. Sin embargo, las circunstancias económicas familiares no le permitieron desarrollar su talento plenamente en su infancia. Con el tiempo, Cristina encontró su camino en la Arquitectura Técnica y el interiorismo, alcanzando destacados logros en el Reino Unido y España. Durante el confinamiento por COVID-19, redescubrió su pasión por la pintura, integrándola nuevamente en su vida. Hoy, Cristina nos comparte cómo ha logrado equilibrar su vida profesional, artística y personal, convirtiéndose en un ejemplo de perseverancia y creatividad.

Cristina, nacida en Alcalá de Henares el 18 de abril de 1985, nos comparte su inspiradora trayectoria. Cristina, gracias por estar con nosotros.

Gracias a ustedes por invitarme. Es un placer estar aquí.

Empecemos por el principio. Desde muy pequeña mostraste una gran afición por el dibujo. ¿Cómo recuerdas esos primeros años?

Mis recuerdos de infancia están llenos de colores y dibujos. Los muebles de la casa de mis padres aún guardan mis primeras obras. Siempre prefería los lápices de colores y los maletines de pintura como juguetes y regalos. Pasaba horas dibujando lo que veía y a mis personajes de Disney favoritos, siempre con lápices de colores y rotuladores.

¿Cómo reaccionaron tus padres y profesores ante tu talento artístico?

Mi profesora en la escuela notó mi talento y sugirió a mis padres que tomara clases de pintura. Desafortunadamente, mis padres no podían permitirse ese gasto. Mi padre tenía una pollería y mi madre trabajaba como administrativa en un instituto, así que aunque valoraban mi talento, no pudieron pagar esas clases. Así que el dibujo quedó relegado a una afición olvidada durante muchos años.

A pesar de no poder tomar clases de pintura, tu interés por el dibujo continuó de otra forma, ¿verdad?

Sí, cuando iba a jugar a casa de mis amigas, siempre le dibujaba a mi madre un plano de la distribución de la casa. Era algo que me fascinaba. Mi tía abuela, en uno de los veranos en Peñíscola, me sugirió que pensara en ser arquitecta. Tenía 12 años y esa idea me intrigó mucho. Así que empecé a interesarme más en la arquitectura.

Y ese interés te llevó a estudiar Arquitectura Técnica. Cuéntanos sobre tus primeros pasos en esa profesión.

Exactamente. Estudié Arquitectura Técnica y empecé a trabajar en la construcción antes de terminar la carrera. Con el tiempo, me especialicé en el interiorismo, especialmente en particiones de interiores de oficinas y creación de espacios. Esto me llevó a ser directora de la delegación en Reino Unido de una empresa multinacional de tabiquería móvil e interiorismo.

En Inglaterra, no solo destacaste profesionalmente, sino que también formaste una familia. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue un periodo muy intenso. Fui madre de dos hijos varones mientras desarrollaba el negocio, logrando quintuplicar la facturación anual y consolidar el futuro de la oficina británica. Fue un reto balancear la maternidad y mi carrera, pero también fue una etapa muy gratificante.

Luego, por motivos personales, regresaste a España y continuaste tu carrera en el sector del interiorismo. ¿Cómo fue ese cambio?

Sí, regresé a España y seguí trabajando en el interiorismo, coordinando la instalación de muebles, acabados y equipamiento de un hotel de 5 estrellas en Madrid. A pesar de las dificultades del COVID, logré seguir adelante con el proyecto, lo que fue un gran logro personal y profesional.

Durante el confinamiento, recibiste un regalo que te reconectó con tu amor por la pintura. ¿Cómo sucedió eso?

Así es. En mi cumpleaños, recibí un kit de pintura al acrílico para hacer una versión de “La noche estrellada” de Van Gogh, mi pintura favorita. Este regalo me hizo revivir mi talento y pasión por la pintura, que creía olvidados. Desde entonces, he explorado varias técnicas, como acrílico, dibujo, plumillas y acuarela.

Esta nueva etapa artística te llevó a participar en la ilustración de dos obras literarias. Cuéntanos sobre esa experiencia.

Fue increíble. Ilustré “Pesadilla antes de Navidad” en noviembre de 2023 con dibujos a tinta para capturar el dramatismo del género de terror. Luego, en febrero de 2024, ilustré “El viento de las leyendas” utilizando acuarelas para darle un toque más suave. Ha sido muy gratificante contribuir visualmente a estas historias.

Actualmente, ¿cómo compaginas tu vida profesional, artística y personal?

Es un equilibrio constante. Trabajo como coordinadora de proyectos de mantenimiento en hostelería en el centro de Madrid, colaboro en la junta directiva de la Asociación Cultural Océanos de Tinta y, por supuesto, dedico tiempo a mi familia y mi pasión por la pintura. Cada día es una nueva oportunidad para integrar todas estas facetas de mi vida.

Cristina, tu historia es verdaderamente inspiradora. Gracias por compartirla con nosotros. ¿Algún consejo final para quienes buscan balancear sus pasiones con su vida profesional?

Mi consejo es que nunca dejen de lado sus pasiones. Pueden quedar en segundo plano por un tiempo, pero siempre hay una manera de reintegrarlas en nuestra vida. El equilibrio se encuentra con paciencia y perseverancia. Gracias a ustedes por darme la oportunidad de contar mi historia.

Entrevista por Carlos Álvaro Segura Venegas

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