EL TECHO DEL MUNDO SE DESMORONA

Aunque sería un título periodístico de primera magnitud, estoy seguro de que el edificio Borg Khalifa de Dubái no llegará a caerse, pese a que el desmoronamiento de su “techo del mundo” es económico y afecta exclusivamente “a los accionistas de Arabtec Holding que han votado por disolver la compañía debido a su insostenible situación financiera” según apunta la empresa en un comunicado de fechas recientes. La mayor constructora de los Emiratos Árabes Unidos se ha visto afectada por la crisis, y las pérdidas que venía soportando desde 2014 por la caída del petróleo como sucedió a   tantísimas otras empresas, ha sido rematada por la terrible pandemia de la Covid-19. Su cierre pone en peligro a muchos miles de puestos de trabajo y a numerosos subcontratistas y proveedores con los que venía trabajando en la península Arábiga.

   Arabtec, se fundó en Dubái en 1975 y fue la primera constructora en salir a Bolsa, habiendo sido durante 30 años las acciones más negociadas en la región; pero desdichadamente, a principios del presente año había perdido el 60% de su valor.  Dicha empresa ha participado en los principales edificios del país, como la terminal 1 del aeropuerto internacional de Dubái, el museo Louvre Abu Dhabi, Al Maktum, y entre 2014 y 2017 patrocinó al club de fútbol Manchester City.  El gran gigante mencionado, no ha sido el único que ha sufrido el gran revés, y la falta de liquidez amenaza seriamente a todo el  sector constructor ante la reducción de gastos de los Gobiernos.

   En un viaje a los Emiratos Árabes que realicé en el mes de enero 2012, entre los innumerables rascacielos y edificios ultramodernos que ofrecía el paisaje de aquella modernísima ciudad, me llamó la atención el que debía ser icono de todos ellos y conocido por el Edificio Borg Khalifa de 828 metros de altura y llamado techo del mundo. Así fue reconocido por el Consejo de Altos Edificios (CTBUH) cuando terminaron las obras el 17 de enero de 2009. El rascacielos cuenta con 58 ascensores que viajan a una velocidad de 16 metros por segundo y tiene en total, un peso aproximado de 500 mil toneladas.   La forma de la base del edificio se refiere a la forma geométrica de una flor blanca que se cultiva en Dubái y en India, compuesta de seis pétalos y conocida por Hymenocallis.  La constructora puso a prueba en un túnel de viento, la altura y contrarrestar los fuertes vientos y las numerosas tormentas de arena de Dubái. Sus 163 plantas se corresponden con cada uno de los usos que habían previsto en el majestuoso Proyecto y la inclusión del gran Hotel Armani en las 8 primeras plantas y las Residencias y Suites de dicho hotel en las plantas de la 9 a la 39.

   No lejos de la gran torre mencionada, visitamos el gran Centro Comercial Dubai Mall que estaba considerado el mayor del mundo. Y entre tantos miles de productos de todo tipo, y las millonarias firmas productoras de ropas, joyas, muebles, etc. conocidas internacionalmente,  reparé como no pude  evitarlo en una serie de cestos de fruta perfectamente alineados de diferentes orígenes, con unas preciosas piñas de las Islas Azores  (Portugal); unas papayas perfectamente alineadas de Costa Rica, y una bellísima bandeja de plata con los inevitables  kiwis  de Nueva Zelanda,  pero lo que más me llamó la atención, fue un cesto de aguacates Hass de gran calibre  procedentes de Málaga (España), según rezaba una  etiqueta adherida al fruto; enseguida pensé que podían proceder de mis árboles, ya que conocía al exportador malagueño que trabajaba con aquel país y yo le suministraba los tropicales  de mi Rancho Antillano.

   En aquella ciudad donde todo era grande y fantástico;  el calor no podía ser menos y debíamos recluirnos en el primer local que encontrábamos para beneficiarnos de los aires acondicionados que tan generosamente se prodigaban en todos los edificios.

 Julián Díaz Robledo