Reflexión sobre la dirección y desafección en nuestra sociedad

El aumento y subida de impuestos, la falta de confrontación sindical junto con los rebrotes de violencia y del Covid entre la población más joven toman el pulso al calor del verano y el inicio del rebote de la economía española, que se preveía para los meses del verano, está siendo evidente. La irresponsabilidad de algunos políticos en la gestión de sus objetivos como transformación básica, justa y pacífica de la humanidad, y el comportamiento violento inhumano de algunos ciudadanos nos impide vivir en un mundo sano; y los valores de la crisis adormece un espíritu que, hastiado de falta de ilusiones, parece que sólo es recogido por los que apuestan por un modo de sentirse en la sociedad (hablo de los artistas en general). Pero cuando estemos la mayoría inmunizados y la euforia “del hacer lo que no se podía” se contenga, habrá que prepararse para evitar la crisis de la deuda en todos los sentidos. Pues la cura de la ansiedad o falta de expectativas en una sociedad dolida son datos preocupantes si no se trabaja en la dirección de comprometerse con los más vulnerables.

Si se sopesan las deficiencias en el bienestar o carencias de sentimientos ante nuestra familia y sin escrúpulos ante el dolor, y el cuasi silencio de esta última partida no te queda más remedio que como mínimo sentirte incrédulo ante una cultura del postureo y de la apatía. El gobierno tiene una tarea más que ardua para disminuir el déficit de alegría antes que Bruselas empiece a recuperar su política de austeridad y exigir cumplir compromisos como siempre a la ciudadanía y no a sus representantes. De ahí que el fortalecimiento del sector público y de la crítica, y compromiso social no sea tarea fácil cuando la política se aleja cada día más del sentir de pueblo y su entusiasmo en un despotismo que acrecienta su desafección.

Francisco Velasco Rey

Molvízar web

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