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En el Servicio de Pediatría del hospital Arnau de Vilanova se ha inaugurado un espacio lúdico y educativo vinculado al Aula Hospitalaria. En esta sala abierta, luminosa y colorida nos acogió hace un mes la Dra. Toñy Castillo, que desde hace veinticuatro años es el alma del Aula. Lo hizo con la generosidad de confiar en nuestro proyecto ‘Legere. Instituto Guindàvols en voz alta’, que pretende acercar la lectura a los niños que deben permanecer unos días en el hospital. De ella, nuestro grupo de seis alumnos han recibido también orientaciones formativas y valiosos consejos:

Identificar la esencia de un cuento terapéutico, concienciarse de la cotidianeidad de un área pediátrica hospitalaria, saber afrontar la frustración y aceptar una única condición: leer cuentos que propicien una sonrisa.


Todo esto es lo que cada martes a media mañana cargamos en nuestra mochila, junto con los libros que hemos elegido para los niños y las niñas del hospital. Los alumnos van con una mezcla de incertidumbre y de ilusión, porque no saben quiénes serán los destinatarios de su lectura, ni las ganas que los niños tendrán de escucharlos, ni las condiciones en que podrán leer en la sala lúdica o en las habitaciones, siempre respetando las indicaciones médicas…

.De vuelta al instituto, y después del ‘cuento contado’, los alumnos están contentos si un niño ha disfrutado de la lectura y de los dibujos del libro, o piensan que la próxima vez lo tendrán que hacer mejor para captar su atención. Pero nada sería posible sin la suma de complicidades. Es por eso que desde el instituto Guindàvols queremos expresar nuestro agradecimiento a Toñy Castillo, que nos ha permitido conocer el día a día de la quinta planta del hospital y poder hacer realidad nuestro proyecto; a las alumnas de prácticas del Aula Hospitalaria que nos acompañan y ayudan; a los familiares que nos reciben amablemente cuando entramos en una habitación a leer; y, especialmente, nuestro agradecimiento más sincero a los niños y a las niñas que nos escuchan en los momentos de lectura que compartimos con ellos.

Lo hacemos con la convicción que leer en voz alta es un acto de relación empática y a la vez una forma de crecer desde el punto de vista cultural, cognitivo y emocional. Pero también lo hacemos con un firme compromiso: volver otra semana al hospital con cuentos que los hagan sonreír.

Imma Creus
Coordinadora pedagógica del instituto Guindàvols

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