DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ Al POETA Y ESCRITOR D. PEDRO PARPAL

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A veces, es difícil -y en mi caso más- poder escribir con veracidad y justicia, sobre una persona, a la que he admirado y apreciado mucho. Pasado un tiempo, se puede catalogar de diferente manera la percepción que he tenido de esa persona. Y sólo existe una línea débil, entre ser uno coherente y honrado, en lo que escribe o, por el contrario, dejarte llevar por ínfulas infundadas y vacías de contextos.

              La convivencia con una persona o personas, no debe ser una circunstancia mimetizada, sino realista, compresiva y especialmente generosa. Uno no puede juzgar la forma de ser de otra persona, por un simple gesto o una palabra, en un momento inadecuado. Ni siquiera, cuando ese gesto ha ido en detrimento de quien esto escribe. Debemos tener en cuenta, en definitiva, el conjunto de su vida, su comportamiento durante los largos de años, que hemos estado relacionados. Haber vivido momentos glamurosos y ante la petición de consejos, obtener respuestas siempre positivas. No, no es fácil poder hablar, sinceramente, de esa persona sin caer, a veces, en la vaguedad o ser un fantasioso fuera de lugar. Aquí podríamos decir eso de Al César lo que es del César.

              Conocí a D. Pedro Parpal, en el año 1980, en un acto organizado por el poeta D. Esteban Pisón, que me lo presentó. Desde aquel día, surgió una buena amistad entre los dos, por su carácter abierto y su gran cultura. Después, coincidimos muchas veces en actos culturales, celebrados tanto en el Casal Balaguer, como en eventos organizados por el Sr. Pisón. Pero fue a raíz de entrar a colaborar en la revista Arboleda, cuando nuestra relación se reafirmó, llegando a ser una figura emblemática dentro del grupo, por su don de gente, por las muchas personas que conocía y porque, durante un tiempo, fue un soporte económico importantísimo de Arboleda, uno más, había otros muchos que ayudaron económicamente a la revista.

              Siempre encontré en él compresión, amistad y generosidad. D. Pedro fue para mí una persona que decía lo que sentía, pero nunca sus palabras hirieron a nadie. Comprensivo, ya que mi cultura no le superaba, pero, aun así, nunca me dio de lado. Me pidió en infinidad de veces, que participara en los actos que organizaba, siendo el Vocal de Cultura del Casal Balaguer. Me sorprendía, muy gratamente, que me pidiera consejo, sobre cómo organizar un evento, quizás, sabiendo que yo ya había organizado muchísimos. Pedro siempre contó conmigo, cosa que nunca olvidaré. Fui, también, varias veces miembro del jurado del concurso de poesía, “Ramón Llull”, que él organizaba y patrocinaba. Recuerdo que, en una de esas entregas de premios, me pidió que le indicara alguno, de los muchos intelectuales que conocía, residentes en la península, para invitarlo a dar una conferencia el día de la entrega de los premios “Ramón Llull”. Le indique el poeta, escritor y periodista D. Juan Van Hale, como un conferenciante idóneo para esa ocasión. Don Pedro Parpal aceptó y no nos equivocamos.

              En muchas ocasiones me contaba anécdotas de su vida de estudiante y, especialmente, durante los años que ejerció de militar. Me dijo, que estuvo de Comandante Militar en la Isla de Cabrera, de cómo le trataban los pocos allí residentes, especialmente los pescadores y las muchas langostas que le regalaban. Aquellos regalos, eran siempre para agradecerle su buen talante hacia ellos, por su cercanía y honradez. Durante su permanencia en la Isla, la visitaron el entonces rey D. Juan Carlos I y las infantas Elena y Cristina. Nunca me habló mal de nadie.

Hace unos días, estuve hablando con Llorenç Vidal y hablamos de Pedro, del que fue compañero de estudios y amigo, cómo era obvio, solamente tuvo para Pedro, palabras cariñosas. No me sorprende, ya que Pedro fue una persona íntegra, sencilla, en fin, fue un gran caballero, que todas las personas que le conocieron, nunca lo olvidarán.

Algunas veces fui invitado a comer a su casa, tanto en la de Palma, como en la de Campos, acompañado de otras personas. Hicimos juntos algunos viajes culturales a Madrid y colaboré con él, en muchísimos actos literarios relevantes, compartiendo la presidencia del acto.

              Con su fallecimiento perdimos, no sólo un amigo entrañable, sino un gran intelectual. Pero sé que D. Pedro Parpal, permanecerá siempre en el recuerdo de todas aquellas personas que lo conocieron y trataron. Falleció a los 75 años.

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca  

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