Dra. Carme Tello i Casany

Nunca ha sido fácil para las mujeres el tener un lugar reconocido dentro de la sociedad. Siempre hemos sido piezas fundamentales, pero siempre en la sombra, al cuidado de la casa los hijos y los maridos. Si hacemos un poco de historia veremos que difícilmente el hombre cazador podría haber sobrevivido si la mujer no hubiera cuidado de los hijos y del hogar. El papel de la mujer como amalgama de la sociedad ha sido fundamental en todas las etapas del ser humano sobre nuestro planeta tierra.

Haremos un pequeño repaso a la posición de la mujer en la historia occidental. Si nos fijamos en las grandes culturas del pasado: Grecia, Egipto y Roma, la mujer ha interpretados diferentes papeles. Es Esparta por ejemplo la mujer gozaba de igualdad ante el hombre, tanto en la educación, como en los aspectos artísticos y deportivos, y podía poseer propiedades. En Grecia no obstante, las mujeres que tenían influencia social eran solamente las “cortesanas”, al resto se las consideraba como a eternas menores de edad. En Egipto, aunque el hombre reconocía a la mujer como su complemento y alcanzaron importantes cotas de reconocimiento, persistía el sometimiento al patriarcado. En Roma, las mujeres que nacían libres eran ciudadanas como los hombres, pero no podían votar ni ocupar cargos públicos. Su gran influencia se circunscribía al ámbito privado, especialmente si pertenecían a las grandes familias patricias. Todos recordaremos la excelente seria de televisó “Yo Claudio” y la gran influencia que tuvo Livia en la política de su esposo el gran cesar Augusto.

Al final de la era clásica, la gran científica Hipatia murió a manos del creciente oscurantismo con el que se iba a iniciar la Edad Media. La mala interpretación de la religión católica, las guerras, el hambre, el poder feudal y la peste negra fueron un cumulo de circunstancias que agravaron y desvalorizaron mucho el papel de la mujer en la sociedad medieval. Aunque se dio especialmente en las mujeres que no pertenecían a las clases dominantes,  tampoco es que esas mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres. La mujer se veía o como una bruja, una figura demoniaca que tentaba al hombre o como una santa. En Europa el señor feudal tenía “derecho de pernada” y realmente ser mujer en esta época era para supervivientes porque podía sufrir todo tipo de agresiones sin ningún tipo de problema legal para el hombre que los infringía. Tanto podía ser obligada a ingresar en un convento tomando los hábitos de religiosa como a casarse con un hombre al que no amaba, porque era considerada una mera mercancía y jugaba un papel secundario en la sociedad. Su lugar en el mundo laboral se circunscribía al hogar, tareas agrícolas y ganaderas o fuera del hogar podían ser criadas, aunque padecían una importante explotación económica y sexual por parte de los patronos

En 1792, Mary Wollstonecraft escribió la primera obra a favor de la mujer “Vindicación de los derechos de la mujer”. Mary hacia una defensa de los derechos de las mujeres y reivindicaba la necesidad de que se les diera un espacio tanto a nivel social como jurídico, el derecho a un trabajo, educación y participación en la vida pública de las mujeres en la misma paridad que los hombres. Esta obra implico el inicio del movimiento feminista contemporáneo, ya que defendía

En el siglo XIX es donde se produjeron las transformaciones más importantes en el ámbito de la sociedad, las ideologías y especialmente en modificar el papel que tradicionalmente venía desempeñando la mujer. Estos cambios vienen marcados tanto por la Revolución Francesa como por la industrialización que apareció en Inglaterra. La industrialización hizo posible que la mujer saliera del hogar y fuera a trabajar a las fábricas. En un primer momento las fábricas se surtieron de personas muy pobres que eran brutalmente explotadas (les recomiendo la obra de Víctor Hugo “Los miserables”), y en otra medida, las clases altas también explotaban a las criadas (les recomiendo la película “Gosford Park” donde se detalla muy bien el tema de las fabricas inglesas, las criadas y la explotación tanto laboral como sexual). Las estadísticas nos indican que del 40% de mujeres que trabajaban en el siglo XIX lo hacían en el servicio domestico como criadas. Pero también empiezan a aparecer otros tipos de trabajo como los de institutrices y damas de compañía.

A mediados del siglo XIX las mujeres de cierto nivel económico podían acceder a la educación, como el caso de la inglesa Florence Nightingale, que a raíz de ver las terribles heridas sufridas por los soldados de la guerra de Crimea creo las bases de la enfermería moderna. Aunque vetadas en muchas universidades empiezan a aparecer grandes científicas como el caso de Marie Curie entre otras.

Pero el feminismo básicamente se movió como una reivindicación del sufragio universal. Movimiento de las sufragistas inglesas capitaneadas por Emmeline Pankhurst. El derecho al voto por parte de la mujer se dio por primera vez den Nueva Zelanda y Australia en el 1893 y en España en 1931. Resulta curioso recordar que las discusiones que en el parlamento tuvieron dos mujeres españolas muy importantes que defendían tanto el voto como el no voto. La socialista Victoria Kent era resistente a que se diera el voto femenino a la mujer porque consideraba que iban a votar a las derechas. Pero finalmente se impusieron las tesis de Clara Campamor y la mujer española pudo finalmente votar.

El gran avance de los derechos de la mujer occidental se dio en el siglo XX. Lamentablemente tanto la primera como la segunda guerra mundial hicieron que las mujeres se incorporaran masivamente al mundo laboral. Las estructuras sociales empezaron a cambiar. Pero también cambio la moda. Se desecharon los rebuscados e incómodos vestidos femeninos por otros mucho más portables y liberadores. Pero persistió la diferencia salarial. En Francia hasta el 1965 y más tarde en España,  la mujer debía solicitar el permiso del marido para ejercer una profesión. La esposa no podía presentarse a un examen, matricularse en una universidad, abrir una cuenta bancaria, solicitar un pasaporte o un permiso de conducir. Tampoco podía actuar ante la justicia, no pudiendo iniciar una acción procesal sin una autorización especial, excepto en el caso de que ejerciera un comercio separado y autorizado. Esto afortunadamente hace muchos años que ya no está en vigor.

A modo de anécdota, señalar que en el año 1967,  Katerine Switzer fue la primera mujer que participo en la maratón de Boston (carrera exclusiva para hombres donde las mujeres tenían vetada su participación). Fue violentamente atacada por el organizador para que dejara de participar, pero ayudada por su entrenador a seguir a delante y concluir victoriosa la maratón. Finalmente  cinco años después, en 1972, las mujeres pueden participar abiertamente en la maratón de Boston. O la lucha de la tenista Billye Jean King para que las mujeres tenistas cobrar lo mismo que los hombres en los circuitos de competición. Lucha que se llevo al cine cuando se dio la competición entre ella y Bobby Riggs, siendo la primera mujer que vencía al tenis a un hombre (ver la película “La batalla de los sexos”)

En el siglo XXI la mujer occidental a alcanzado los mismos niveles competenciales que los hombres, aunque persisten algunos problemas. Fuera de la sociedad occidental  persisten problemas similares a los observados en etapas anteriores. La mujer sometida al hombre en todos los sentidos (como en Arabia Saudí u otros países árabes), La violación como arma de guerra (como los horribles sucesos de la guerra de Bosnia, o los raptos sistemáticos efectuados por ISIS), persiste la ablación y los casamientos forzados entre niñas pequeñas y hombres adultos, se sigue penando con la lapidación a mujeres condenadas por adulterios, o se controla su forma de vestir. Pero también las mujeres occidentales estamos sometidas a dictaduras más o menos sutiles ligadas a los cánones de belleza o estereotipos culturales.

Cada 8 de marzo, las mujeres reivindican un papel de igualdad con los hombres en la sociedad. Ser diferentes no quiere decir ni ser inferiores ni ser peores o mejores, sencillamente quiere decir que se pueden complementar en un plano de igualdad. Pero lo que es cierto es que las diferencias fisiológicas, biológicas, psicológicas, sexuales y hormonales hacen que la mujer tenga unas dificultades que no tiene el hombre.  Es conocido que para puestos directivos se prima a las mujeres solteras y a los hombres casados. Tan pocas posibilidades tienen los solteros como las casadas para desempeñar altos cargos ejecutivos salvo honrosas excepciones.

Hoy la mujer occidental se enfrenta a diferentes retos con discrepancias ideológicas muy importantes en que algunas están a favor y otras en contra, como son los temas de la prostitución y la maternidad subrogados. Desde mi modesto punto de vista el que actualmente aun exista la prostitución es una grave situación des maltrato hacia la mujer. Algunas feministas alegan la libertad de la mujer en comerciar libremente con su cuerpo. Pero lo cierto es que cada vez hay más “trata de blancas” como se relata magistralmente en las  películas “Promesas del Este” “Gritos en el silencio”. Aun en las películas donde aparentemente se pretende dar una pincelada de libertad de elección de la prostitución como trabaja (trabajadoras sexuales) como es el caso de las películas “Ellas” queda claro que es una profesión muy degradante para la mujer.

Otro tema conflictivo es la maternidad subrogada. Nuevas formas de concepción, especialmente la maternidad subrogada nos pueden plantear muchas dudas. Este tipo de maternidad no tiene nada que ver con la fecundación in vitro ni con la adopción. En la fecundación in vitrio,  aún en el caso  de que  ni el ovulo ni el esperma sean ni de la madre gestante ni del padre, la madre que hace la gestación de nueve meses y el parto es la que va a ser considerada su madre biológica.  En la adopción, la madre tiene que dar o dejar a su bebé por diferentes tipos de problemas o por  hacerlo para que bebé tenga una mejor calidad de vida, que quizás ella no podría darle. Actualmente carecemos de suficiente casuística para poder dar una opinión contrastada sobre las consecuencias y efectos que la maternidad subrogada va a tener sobre el bebé y en su desarrollo, especialmente con llegada a la etapa de la adolescencia. Lo que si podemos constatar es que parecen existir sutiles líneas de  confusión, derivadas del matiz ideológico de los defensores de la maternidad subrogada y detractores de la misma.  La cuestión es preguntarnos en qué medida se prioriza el interés de los futuros padres y madres sobre el interés superior del menor. Se puede plantear de muchas formas el tema de la maternidad subrogada, pero en la gran mayoría de casos se trata de una compra venta. Si la literatura señala la importancia de la vinculación afectiva que hace la madre con el feto para su correcto desarrollo  durante todo el embarazo, la pregunta es: ¿qué tipo de vinculación afectiva puede establecer una mujer cuando sabe que en su vientre está gestando un  producto a vender? Con frecuencia se tiende a olvidar que el bebé, el niño/a,  no es un objetó de pertenencia ni una moneda de cambio.

Mucho camino nos queda aun a las mujeres pero creo firmemente que este es un camino que debemos recorrer codo con codo con los hombres porque ambos formamos parte de este mundo y somos responsables de qué futuro vamos a dejar a nuestros hijos e hijas. Juntos podremos construir enfrentados solamente incrementaremos situaciones de desigualdad y de dolor

Dra. Carme Tello i Casany

Psicóloga clínica

Presidenta Asssociacio Catalana per la Infancia Maltractada ACIM

Vicepresidenta Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil FAPMI

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario