TARÁS SCHEVCHENKOEL POETA NACIONAL DE UCRANIA

Testamento
ЗАПОВІТ
Cuando yo muera, enterradme Як умру, то поховайте
En una tumba allá arriba, Мене на могилі,
Sobre un cerro que domine Серед степу широкого,
Toda mi Ucrania querida. На Вкраїні милій,
Que inmensos campos se vean, Щоб лани широкополі,
Y al Dniprо con sus colinas І Дніпро, і кручі
Que se le vea y que se oiga Було видно, було чути,
Cómo ruge y cómo grita. Як реве ревучий.
Cuando el Dniprо desde Ucrania Як понесе з України
Al mar azul lleve en clamor, У синєє море
De todos sus enemigos, Кров ворожу…отоді я
La sangre, entonces yo І лани і гори —
Dejaré campos y montes Все покину і полину
Y he de volar hasta Dios До самого Бога
Para rezar. Y antes de esto Молитися… а до того
A Dios no conozco yo. Я не знаю Бога.
Y después de sepultarme Поховайте та вставайте,
Alzaos, romped las cadenas, Кайдани порвіте
Rociad con sangre enemiga І вражою злою кров’ю
La libertad, que es tan vuestra. Волю окропіте.
Y a mí, en la familia nueva І мене в сім’ї великій, В сім’ї вольній, новій,
No me olvidéis, acordaos Не забудьте пом’янути
Con palabras dulces, buenas. Не злим тихим словом.
Testamento es un poema escrito el 25 de diciembre de 1845. El autor, Tarás Shevchenko, le dio la forma de su testamento. Este poema es el canto de la lucha liberadora del pueblo ucraniano. Fue traducido a más de 150 idiomas.
Hoy, que tanto está padeciendo la nación ucraniana por la invasión que ha sufrido de un Goliat frente a David. Que tantos miles de sus hijos han muerto y, por desgracia, siguen cayendo en medio de la desolación de un pueblo en ruinas, padeciendo el acoso, el hambre y toda clase de sufrimientos, me siento conmovida profundamente y he creído,en justicia, traer a este Rincón poético al poeta ucraniano más representativo de este gran país como lo es Ucrania: Tarás Shevchenko. El poeta que luchó contra la tiranía que los siervos, mujiks, padecían dominados por Rusia. La miseria en que vivían, la opresión de los terratenientes, que los tenían esclavizados y privados totalmente de libertad, dueños de sus vidas. El poeta que luchó, al mismo tiempo, por el anhelo de libertad del pueblo ucraniano, bajo el poder por aquel entonces de Rusia, y contra la tiranía del zar Nicolás I, a quien denominaba “el verdugo con corona”. Quien legitimó el idioma ucraniano, tenido por un dialecto ruso, cuyos habitantes eran llamados “pequeños rusos”, prácticamente esclavizados, y quien en su poema Osnovyanenko les enseñó a decir: ¡Gloria a Ucrania!
Este poeta, pintor, escritor, grabador y pensador, se alzó contra tanta opresión defendiendo a los siervos, mujiks, su pueblo, con sus escritos y su voz, luchando porque Ucrania fuera libre. Independencia que finalmente alcanzó un 24 de agosto de 1991. Lamentablemente, Tarás Shevchenko no pudo disfrutar de la dicha de ver libre a su querida patria.

DE MUJIK A LA GLORIA
Tarás Shvenchenko vino al mundo un 9 de marzo de 1814 en la localidad de Móryntsi en el seno de una familia de siervos al servicio de un terrateniente. Siendo muy niño aún, perdió a sus padres debido al trabajo y la miseria que padecían.
Comprado y vendido varias veces, trabajó para diferentes amos durante los primeros veinticuatro años de su vida. Pasado un tiempo, el señor a quien por entonces servía, descubrió su talento como pintor cuando observó cómo Tarás copiaba en secreto las pinturas que el terrateniente tenía en su casa, el cual, pensando que sería un buen negocio invertir en su siervo, decidió ayudarlo. Fue así como el joven Tarás pudo entrar en la Academia Imperial de Artes de San Petersburgo. Más tarde, conseguiría su libertad con la ayuda de otros pintores, los cuales reunieron 2.500 rublos para su rescate, siendo un hombre libre un 22 de abril de 1838.
Al mismo tiempo que pintaba, escribía poemas, ganando algunos premios como pintor, y en 1840 publicó su primer poemario, Kobzar, El bardo, poema que fue un gran paso adelante en la poesía ucraniana de la época, escrito en lengua ucraniana, hablada solo por los mujiks.
Los extensos poemas que componían el libro, ocho en total, trataban del sufrimiento que el pueblo padecía y de la decadencia de la sociedad.
Después de El bardo, publicó en 1841 Hadamaki, sobre el movimiento campesino que se alzó en 1762. Más tarde publicaría otros poemas más incisivos, tales como Sueño, No envidies al rico, Cáucaso y Amaliya.
Sus obras alcanzaron el éxito y el poeta pintor comenzó a viajar por Ucrania, comprobando las duras y míseras condicionasen que vivían sus compatriotas. De esta etapa es su célebre Testamento -incluido en esta biografía-, versos cargados de fervor por Ucrania.

En 1845 obtuvo de la Academia el título de Artista y continuó con sus viajes por todo el país.
En 1847 decidió militar en una organización política clandestina, compuestas por jóvenes idealistas revolucionarios y patriotas, siendo arrestado por las autoridades zaristas en varias ocasiones a partir de 1847 por componer “poesías indignantes y en sumo grado insolentes”.
Encarcelado, fue desterrado a las estepas de Kazajstán por espacio de diez años y se le prohibió cualquier actividad artística o literaria por orden del zar. Prohibición que burló siempre que tuvo ocasión, escribiendo novelas en lengua rusa -aunque hablaba ucraniano, ruso, polaco y sabía algo de francés-, tales como La princesa, El convicto, El músico, El desgraciado, La capitana, Los gemelos, El artista, tocando diversos temas, entre ellos, la rebeldía contra el sistema.
También compuso sus poemas más relevantes: Si supierais donde viven las gentes, Cuento los días, las noches y otro más.
Tras diez años de reclusión y el exilio, sus amigos consiguieron su indulto, ya que el zar Nicolás I había fallecido y la situación era más tolerante.
Colaboró en la revista El contemporáneo y obtenido al fin un permiso para residir de nuevo en San Petersburgo, volvió a esa ciudad. No obstante, Tarás no cesaba en su empeño en instigar al pueblo ucraniano por la liberación social y nacional de su tierra, así como defender su cultura.
Criticó duramente a la religión y a la iglesia: La mentira de la religión, la hipocresía de los popes que engordan con la sangre del pueblo.
Negaba la existencia de un más allá pues el poeta se molestaba con Dios por permitir el mal de su pueblo y el proceder de los tiranos.

EL SUEÑO
¿Para qué quiero estas cejas,
ojos, los castaños?
¿Para qué los días alegres,
juveniles años?
Años vanos juveniles
pasan ni los siento.
Lloro, y mis cejas negras
las destiñe el viento.
Como un pájaro en la jaula
muere el alma pura.
¿De qué sirve la belleza
si no hay ventura?
Vivo yo como si fuera
huérfana en la tierra,
nuestra gente como ajena
ni hablarme quiere.
¿Y por qué cuando yo lloro
nadie me calma,
y no hay nadie a quien contarle
lo que quiere el alma?
¿Por qué el corazón arrulle
igual al palomo?
Nadie oye, nadie sabe
ni por qué, ni cómo.
Los ajenos no preguntan
y ni falta hacen,
llora, llora huerfanita
que los años pasen.
Lloren corazón y ojos
mientras baste aliento
con más fuerzas y más quejas
que los oiga el viento.
Que se lleve el llanto lejos,
tras el mar, con brío,
para que el dolor desgarre
a mi infiel amigo.
[1838, San Petersburgo]
ÚLTIMOS DÍAS Y MUERTE
Instalado en San Petersburgo, Tarás Shevchenko pasó los últimos días de su vida escribiendo poesía y pintando. Incluso inventó una nueva técnica de grabar sobre cobre usando vodka como aguafuerte.
Pero, tras los años en el exilio, le pasaron factura y su salud se vio resentida y poco a poco fue deteriorándose hasta fallecer el 10 de marzo de 1861 a los cuarenta y siete años.
La causa de su muerte fue al parecer un ataque al corazón y una cirrosis fruto de su afición a las bebidas fuertes, en especial al ron, hábito que adquirió durante sus años de prisión.
En su funeral se reunió una gran multitud, entre los que se encontraban grandes escritores.
El poeta y pintor fue enterrado en el Cementerio de San Petersburgo, ya que tenía prohibido regresar a Ucrania. Más tarde, sus restos fueron trasladados a Kaniv sobre la cima de la colina que lleva su nombre.
RETRATO Y ESTILO LITERARIO
Su porte era de soldado, cabeza puntiaguda, frente alta, tupido bigote, ojos grises de mirada sombría, voz ronca, movimientos tranquilos, paso sosegado. Parecía un verdadero pequeño ruso.
Su personalidad era una mezcla de tosquedad y refinamiento artístico. Capaz de conmover recitando sus poemas y, al mismo tiempo, dar un fuerte golpe sobre la mesa al hablar de la opresión ucraniana.
Amaba la naturaleza y la música tradicional de Ucrania. Admiraba la pintura y disfrutaba del teatro. Voraz lector de historia y novelas, su espíritu era rebelde.
En cuanto a su obra poética, su estilo era realista tomando a la naturaleza como fuente de belleza. La belleza eterna de la naturaleza, afirmaba.
Según un crítico literario de la época, el verso de Shevchenko es, por mucho, el más melodioso, sonoro y armonioso de todos los escritores ucranianos, antes y después de él.
Más que un romántico, fue un realista que dotó a su obra de humanismo y sencillez.
Fue un poeta iconoclasta que puso en ridículo la pompa del imperio ruso y denunció la explotación a que era sometido el pueblo ucraniano. Fue un difusor de la cultura y la lengua ucraniana y su obra legitimó el idioma ucraniano.
Referente a la pintura, fue un pintor importante, ya que su producción se calcula en cerca de 800 obras, de las que han perdurado, ya que cerca de 300 fueron destruidas.
Sus temas son mitológicos, paisajísticos o etnográficos, no sin críticas contra el absolutismo zarista.
Utilizaba pinturas al óleo, acuarelas, tintas, aguafuertes y grabados. Era, en suma, un artista polifacético.
RECONOCIMIENTOS
Aunque su monumento funerario fue destruido, el pueblo ucraniano le erigió más de mil monumentos a lo largo de varios países del mundo y es reconocido como el poeta nacional de Ucrania y su obra como un canto a la libertad.
La universidad más importante de Ucrania lleva su nombre y, asimismo, su obra ha sido reeditada y recopilada en antologías. Traducido a más de cien idiomas es el poeta y artista máximo de la cultura ucraniana.
De estar presente hoy, Tarás Shevchenko estaría escribiendo poemas sobre su pueblo invadido. Sus versos, convertidos en la resistencia frente al invasor, son recitados en las trincheras por los soldados como consignas de ánimo y valor, ya que el legado del poeta desde la guerra ha crecido de nuevo y su busto, agujereado por las balas del invasor, se ha convertido en un símbolo, al tiempo que cientos de pancartas, por todo el país, llevan escrito el grito con que Tarás Shevchenko alentaba a su pueblo:
¡Sigue luchando y ganarás! ¡Dios te ayuda en tu lucha! ¡Gloria a Ucrania!
Vuestra amiga Carmen Carrasco
Nota: Los títulos llevan el color de la bandera ucraniana.
