MIRADA AL PASADO LUIS XIV Y MARIA TERESA DE AUSTRIA Y BORBÓN

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Estos dos personajes de la historia de Francia y España, unieron sus vidas a través del famoso tratado conocido como el “Tratado de la Paz de los Pirineos”. Un tratado que fue determinante para acabar con la Guerra de los Treinta Años, (aprobado el 7 de noviembre de 1659, y ratificado en Tolosa el 26 del mismo mes y año). Pero que fue en cierto modo una rémora que a lo largo de la historia, ha venido acarreando multitud de problemas, tanto políticos como familiares.

De la noche a la mañana, familias enteras vieron cómo se acostaban siendo españoles y amanecían franceses, y unido a los inconvenientes de separación que supone una nueva frontera, había que sumar la obligación de manejar una lengua, que hasta entonces no había sido la habitual, por otro lado sufrías persecución por utilizar la que había sido tu lengua materna, y todo por la firma de un tratado que como ocurre con desgraciada asiduidad, respondía más a los intereses particulares, que a la necesidad del pueblo llano.

El tratado en principio se percibió entre la población como un alivio, dado que generaciones de jóvenes, habían perdido su adolescencia en actos bélicos, la mayoría de las veces desprotegidos de las mínimas necesidades, tanto alimenticias como de equipamiento. (Estamos hablando de tiempos de hambrunas, necesidades en los hogares, que incluso las familias se veían obligadas a ocultar la edad de sus hijos solo por quitarse una boca de encima).

En aquellos tiempos, la edad de reclutamiento era de lo más variada, un ejemplo en Francia con tan solo 16 años, eran actos para ser soldados, todo dependía de las necesidades de personal, cada reino subía o bajaba el listón de edad, a conveniencia.

Pero en el presente artículo, he visto la necesidad de exponer cómo en las casas reales de aquellos tiempos, los matrimonios concertados eran de lo más normal, pasando por alto la opinión de la mujer, cuya capacidad intelectual era por supuesto igual a la de sus familiares barones, incluso como es normal en algunos casos, muy superior.

Ceremonia en la Isla de los Faisanes,Irún

Ceremonia en la Isla de los Faisanes, Irún

La mujer como moneda de cambio:

Una vez más el criterio de la mujer no es tenido en cuenta, los diversos actos celebrados, propios de una representación teatral, no olvidemos que era real en el mejor sentido de la palabra, además tengamos en cuenta que se trataba de la heredera directa al trono de España.

La concertación de un matrimonio entre dos jóvenes, que a pesar de ser primos no se habían visto nunca, pero entre las cláusulas del tratado hay una que pone en evidencia y de forma clara, el argumento que decía, se trata de aquella que dice así. “Se fijará una dote de medio millón de escudos de oro, a cambio de renunciar a los derechos sucesorios al trono de España.” (Por cierto, que esta cláusula no llegó a cumplirse nunca, como se ve muy noble y de sangre azul, pero entre tramposos anda el juego).

El incumplimiento de esta cláusula, sirvió a Luis XIV para anular el tratado e iniciar nuevas hostilidades, siendo uno de los factores que motivaron la “Guerra de Sucesión Española” (1702).

María Teresa fue una mujer de la realeza, que como tantas otras fue utilizada, con las que su opinión no contaba para nada.

En aquel tiempo se da la paradoja que las mujeres, de las casas reales europeas incluida la española, contaban con una formación superior a las de sus compañeros hombres. Mientras que las mujeres estudiaban humanidades las cuales incluían lo que más tarde se dio en llamar cultura general, los hombres se les ejercitaba en la caza, equitación y poco más. (No necesitaban más, por una razón, porque el gobierno si algún día lo alcanzaban, era responsabilidad de los validos los cuales entre las decisiones políticas, estaba la de organizar las cacerías del rey o futuro rey).

Palacio de Luis XIV

Palacio de Luis XIV

Una boda sin novio:

El mencionado tratado, entre una de las varias cláusulas, contemplaba el matrimonio entre Luis XIV y la infanta María Teresa.

Un acuerdo entre el padre de María Teresa Felipe IV y la madre de Luis XIV, Ana de Austria.

Los días previos a la boda, Felipe IV y su hija la infanta los pasaron en San Sebastián, mientras que el joven rey Luis XIV se encontraba con su madre Ana de Austria en San Juan de Luz.

El día dos de junio, vísperas de la boda, Felipe y su hija almorzaron en Renteria, para con posterioridad emprender camino hacia Fuenterrabía, llegando a última hora de la tarde.

El recibimiento fue con todos los honores, la ciudad engalanada y gentes llegadas de todas partes del reino, así como los naturales que nunca habían presenciado tales fastos.

Para ver la magnitud del acontecimiento, el propio Ayuntamiento tuvo que dictar una orden de control de precios en las posadas, con el fin de evitar abusos.

La boda estuvo dividida en dos actos, como si de una obra teatral se tratara, y nunca mejor dicho pues aquellos fastos tuvieron más de espectáculo que de ceremonia en sí.

La primera de las ceremonias se llevo a cabo en la iglesia de Fuenterrabía, contando con la curiosidad de la no presencia del novio, en su lugar actuó como representante del rey, don Luis Méndez de Haro. El acto tuvo lugar el tres de junio de 1660, eran las once de la mañana, cuando la comitiva partía de lo que hoy es el Parador Castillo de Carlos V, sus majestades precedidos por tres guardas de hacheros, españoles y alemanes, formados con pífanos y cajas, la comitiva se dirige a la iglesia parroquial. El rey vestido de paño amusco claro bordado de seda, y la infanta de raso blanco bordado con flores de seda, representando las flores de lis.

El séquito lo completaban los distintos miembros de la corte y grandeza, cuya riqueza de vestidos y joyas, era el asombro del pueblo llano que nunca antes había contemplado tanto lujo. Para darnos una idea del derroche de lujo exhibido, decir que Luis Méndez de Haro lucía en su atuendo un cintillo riquísimo y cadena de diamantes. Entre las personalidades asistentes a la ceremonia, el obispo de Pamplona (diócesis a la que pertenecía en aquel tiempo Fuenterrabía). También asistió el Sr. Diego de Tajuda y Laguardia duque de Veragua, barón de Vateville, don Antonio Pimentel del Prado y don Juan de Áquila. Completaban el cortejo, diputados de Navarra, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. La comitiva real fue recibida a las puertas del templo, por el obispo de Pamplona, revestido de pontifical, con mitra y báculo. Una vez en el interior del templo, dio comienzo la ceremonia, en un tablado instalado para la ocasión, los actores principales el rey y su hija, junto a Luis Méndez de Haro, (delegado del rey Luis XIV).

Placa que hace mención a la puerta cerrada.

Placa que hace mención a la puerta cerrada.

La ceremonia de San Juan de Luz:

El nueve de junio de 1660, en la iglesia de San Juan de Luz, se celebró la ceremonia del casamiento, esta vez sí con la participación de los dos contrayentes. Previamente a la ceremonia, había tenido lugar un acto entre coronas, en la isla de los Faisanes, un pequeño territorio que pertenece desde el acuerdo tanto a Francia como España, (estando bajo jurisdicción de ambos países, seis meses es Irún la que lleva a cabo el mantenimiento de la misma, y los otros seis le corresponden a la comuna de Urruña).

En este acto actuó como maestro de ceremonias, el mismísimo pintor de la corte, Velázquez, (por cierto que se cuenta que fue aquí donde adquirió la enfermedad pulmonar que le llevó a la muerte).

Pero volviendo a la ceremonia matrimonial, en la iglesia parroquial de San Juan de Luz, una villa pesquera con grandes palacios, propiedad de ricos armadores, que ponían a disposición de la corona sus navíos, para la empresa del corso. En uno de aquellos palacios se hospedaron los reyes, hoy ese palacio es motivo de reclamo turístico.

 (Hoy cualquier visitante que se acerque a esta bonita villa francesa, le será muy fácil seguir la ruta que siguieron los reyes durante su estancia). Una curiosidad es como se puede ver cómo fue tapiada la puerta por la que salieron los desposados, con el fin de que nadie más saliese por dicha puerta, (de esta forma se quería dar el carácter de deidad a los desposados). Gesto de corriente uso en monarquías y regímenes dictatoriales, donde se atribuye su gobierno, “a la gracia de dios”.

Puerta clusurada, por la que salieron los desposados

Puerta clausurada, por la que salieron los desposados

Las graves consecuencias del tratado:

La firma de este tratado tuvo como objetivo, el saldar una serie de deudas por parte de la casa real española. Pero sin tener en cuenta una vez más al pueblo, que vio como de la noche a la mañana se acostaban perteneciendo a un país y se levantaban perteneciendo a otro. Pueblos como el vasco, navarro, Aragón y Cataluña. La delimitación de fronteras, cambio de forma que partió en dos, los pueblos mencionados.

San Juan de Luz y el recuerdo

San Juan de Luz y el recuerdo

La vida en palacio de María Teresa:

Cuando llega a París encuentra un grado de relajación, que nada tenía que ver con lo que había conocido en España, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones sexuales. El joven rey estaba muy solicitado por un buen número de amantes, relaciones que dejaban a la joven reina en el más absoluto abandono. Para compensar dicho abandono, el rey le facilitaba entretenimiento con un buen grupo de bufones y enanos, para divertimento de la reina, precisamente uno de estos enanos de color, de nombre Nabo Sensugali, este hombre que aportaba exotismo al grupo, también era un buen comunicador, con dotes de danzante y buen humorista, ganándose rápidamente la confianza de la reina y sus damas de honor. Este bufón pronto alcanzó ser el favorito, pero nadie pensaba que pudiera llegar a ser algo más que el mero divertimento de la reina.

 El 16 de noviembre del 1664, la reina dio a luz una niña negra. El diagnostico del doctor que asistió al parto fue de lo más peregrino, “esta niña tiene la piel oscura, quizás debido a la alimentación de la madre basada en verduras…”. La iglesia se negó a que la niña portara los nombres de los reyes, dándole el nombre de María. Al día siguiente de este alumbramiento, Nabo desapareció no sabiéndose más de él. Sin embargo, de la trayectoria de esta niña de color, desde su nacimiento en 1664 se sabe que fue ingresada por el propio rey en un convento, en 1695 pronuncia sus votos solemnes y toma el hábito, con el nombre de sor Luisa María Teresa. Ceremonia la cual conto con la asistencia de la corte en pleno. El 15 de octubre el rey concede una pensión a la joven religiosa de 300 libras. Esta mujer permanece en el convento hasta su muerte, que se produce en 1732, en el convento de las Benedictinas de Moret.

Torre Sur del Palacio

Torre Sur del Palacio

Conclusiones:

La historia es una ciencia reveladora que nos permite en la distancia medir las consecuencias de los hechos, cuando vemos el mapa de África trazado con tiralíneas, partiendo los diferentes pueblos, tribus entre otros. (Decisiones que fueron tomadas sobre mesas de despachos alejados de los intereses de aquellos habitantes).

En el trabajo de hoy vemos uno de estos ejemplos, que nos parecen propios de un tiempo colonial y que sin embargo lo tenemos entre nosotros. Ya sé que muchos pensaran que son propios de un periodo histórico, pero cuando observamos la política internacional actual, vemos que lamentablemente seguimos igual que ayer.

María Teresa de Austria y Borbón, a pesar de las limitaciones de su época, fue una mujer muy importante no solo en la historia de España y Europea. A pesar de todo tuvo la suerte de dar con un marido culto, que supo valorar las dotes humanas de María Teresa, respetándola y teniendo en cuenta su opinión en lo tocante a la gobernabilidad del reino.

Abuela del primer rey Borbón de España, su nieto Felipe de Francia, Duque de Anjóu, el que sería más tarde proclamado Rey de España con el nombre de Felipe V, por lo cual los derechos dinásticos de la actual familia real española, descienden de su antecesora y matriarca, María Teresa de Austria y Borbón. Lo ejemplar de esta historia, es el grado de tolerancia mostrado por Luis XIV, mientras en otras casas reales cortaban cuellos, el supo dar un ejemplo de igualdad y respeto, que pasados los siglos, el pueblo francés lo valora. Hoy son actitudes que pueden parecer actuales, sin embargo cuando en lugar de la moral, interviene la ética, la vida toma tintes de normalidad. La parte negativa de esta historia familiar, se puede decir que es la vida de aquella niñita, inocente y obligada a una vida enclaustrada en un convento, pero esto sí que hay que mirarlo con la distancia que merece la época, casos como estos se ocultaron, no sabiendo las consecuencias, sin embargo, en este caso sabemos el principio y el final de la historia…

José María Escribano Muñoz

 

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