MIRADA AL PASADO
Los Comuneros de Castilla
El articulo de hoy pretende rendir homenaje a los «Héroes de Castilla», que dieron su vida por la libertad y en contra de la imposición extranjera.
Un trono ocupado por un rey extranjero, unido a una fuerte presión fiscal y la pérdida de libertades en favor del poder real, fueron algunas de las causas que propiciaron que un grupo de ciudades del reino Castilla se unieran a la Junta y enfrentasen a Carlos I.
El 16 de Abril de 1520 Juan Padilla; en cumplimiento de una Orden del rey Carlos I, se dispone abandonar la ciudad de Toledo. Esta orden fue enviada a varios regidores del Ayuntamiento para que se presentasen en La Coruña, haciéndoles responsables de las actitudes rebeldes del regimiento toledano.
Pero antes de llegar a las puertas de la ciudad; un grupo de hombres armados y profiriendo gritos, diciendo que era una vileza consentir la marcha de los mejores y más nobles ciudadanos. Para pagar con un castigo; por una acción abnegada en favor de la comunidad.
Los amotinados se enfrentaron al corregidor y a las autoridades locales que, atemorizadas, se refugiaron en el alcázar que , tras un duro sitio terminaron saliendo dejando la ciudad en manos de la «Comunidad».
Pero hagamos un repaso de como se llego a esta situación:
Desde la muerte de Isabel la Católica los problemas abundaban en Castilla; Las malas cosechas unido a la fuerte presión fiscal. Propicio una cadena de tensiones sociales y sobre todo una gran inestabilidad política.
Las dificultades para reinar de su hija Juana, llamada «la Loca»,desenvoco en la regencia de su padre Fernando el Católico y del cardenal Cisneros, y al gobierno de su esposo Felipe el Hermoso.
En medio de esta convulsión política, la nobleza intentaba de nuevo controlar el poder.
Antecedentes:
El Rey que vino del extranjero; A la muerte del Rey Católico hereda las coronas de Castilla y Aragón su nieto Carlos, un muchacho de 16 años, hijo de Juana y Felipe el Hermoso. Nacido y educado en los Países Bajos, el joven monarca no parcia tener interés ni por su nuevo cargo ni por el país al que debía gobernar.
A pesar de lo cual, cuando se supo de su desembarco el 17 de septiembre de 1517, en un puerto asturiano, la noticia se recogió por parte del pueblo con cierta expectación. pero las esperanzas puestas en el nuevo monarca pronto se desvanecieron; se trataba de un extranjero que desconocía el idioma, las leyes, costumbres y tampoco mostraba interés por conocerlas.
Al igual que hiciera su padre, se hallaba siempre rodeado de nobles flamencos con ansias de medrar, entre los que destacaba el señor de Chiévres, este no solo fue un personaje codicioso sino que era el verdadero rey en la sombra.
Con esta situación la desilusión y el descontento no tardo en propagarse por el reino, algo que se evidencio en las Cortes. Primero en las de Valladolid de 1518,combocadas para jurarlo como rey y en las que los procuradores le recordaron que la monarquía se basaba en un «pacto» entre rey y reino; en un contrato no escrito, por el cual el reino da al rey, (parte de sus frutos y ganancias), poniéndole así al servicio de la nación.
También le pidieron que aprendiera castellano, se respetasen las leyes y costumbres del reino, y que no se evadiese más dinero de Castilla, y se prohibiese la participación extranjera en el gobierno.
En 1519, estando el rey en Barcelona, le llega la noticia que le habían otorgado el trono imperial, decide inmediatamente regresar a Castilla para reclamar un subsidio extraordinario. Pero en Castilla no se recibió este nombramiento con júbilo; sobre todo porque se temía que los intereses castellanos iban a quedar subordinados a los del imperio y que el rey no regresaría más a España.
En las Cortes de Santiago de Compostela; el 31 de marzo del 1520, se puso en evidencia todo el malestar reinante. A la cita faltaron los representantes de Toledo y Salamanca. Y los que asistieron mostraron serias reticencias a la subida de impuestos.
El discurso que debía haber pronunciado el rey; dado su desconocimiento de la lengua fue pronunciado por el obispo de Mota, después de lo cual se aplazaron los debates, reanudándose el 22 de abril en La Coruña. Este himpas fue aprovechado por los representantes del gobierno para la captación de votos; mediante amenazas, chantajes y sobornos, la operación dio su fruto aprobándose lo presentado en las Cortes.
El malestar fue generalizándose afectando a todas las capas sociales incluido el clero que desde los pulpitos creaba estado de opinión con sus homilías , justificando y aprobando los movimientos que se percibían en determinados sectores.
Concluidas las Cortes; el rey partió de España, dejando al frente del gobierno a un extranjero, el cardenal Adriano de Utrecht. Y con ello los reinos muy alterados: En la Corona de Aragón estalla el movimiento de las Germanías (una revuelta que tuvo gran relevancia en la ciudad de Valencia y fue propagándose por otros lugares del reino). Toledo se declaro en abierta rebeldía, y toda Castilla estaba indignada por los acuerdos aprobados en las Cortes.
A los pocos días de la marcha del rey Carlos; desde Toledo se manda una carta a todas las ciudades castellanas con voz y voto en las Cortes, convocándoles a una reunión en Ávila, con el fin de poner orden en el reino. En la carta no se culpabilizaba del desgobierno al rey sino más bien a sus colaboradores. sin embargo en el pueblo tenían claro de quien era la responsabilidad.
El sentir del pueblo era que con el dinero de Castilla, se estaba gobernando Alemania, por lo tanto las críticas sobre la política fiscal arreciaban y no solo por lo aprobado en las cortes de la Coruña sino por lo pactado bajo cuerda y a espaldas del poder legislativo.
A pesar de que esto era una realidad; el problema no era solo fiscal, la perdida de libertades conseguidas , la presencia de altos cargos extranjeros, en cargos públicos, incluso al frente de la iglesia, en definitiva fueron varios los problemas que desencadenaron la revuelta comunera.
Los primeros incidentes:
Como consecuencia de todo lo antes mencionado; se empezaron a producir los primeros altercados de consideración. El primero se produjo en Segovia, donde la multitud se amotino y dio muerte a uno de sus procuradores, Rodrigo de Tordesillas, por ser uno de los que votaron en las cortes de La Coruña.
A estos incidentes le sucedieron otros en Zamora, Burgos, Guadalajara y León, en los cuales hubo incendios, saqueos y persecuciones de los leales al rey Carlos.
Las autoridades respondieron tratando de dar ejemplo; y se decidió castigar duramente a Segovia, enviando al alcalde Ronquillo y cuando se vio la imposibilidad de que este entrase en la ciudad. Se mando al ejercito al frente de Antonio de Fonseca. Ante esta situación los segovianos pidieron ayuda a otras ciudades, siendo Toledo y Madrid las primeras en acudir en socorro, poniendo al frente de las tropas a Juan de Padilla.
La destrucción de Medina del Campo:
Ante el panorama de amotinamiento en Segovia; el cardenal Adriano estaba dispuesto a utilizar la artillería que se encontraba en Medina del Campo, pero la ciudad de los mercados , no quiso entregar los cañones para matar a hermanos de Segovia. Fonseca enfurecido, ordeno el saqueo de la ciudad de Medina; calle por calle y casa por casa, con una crueldad inaudita, provocando un incendio que destruyo gran parte de la población.
Este incendio paso a la historia de las comunidades como una gesta épica , destacándose en relatos, como uno de los comportamientos más heroicos de la historia de nuestro país. Anteponiendo las vidas de los segovianos a la defensa de sus casas.
Esta sin duda fue la antorcha que prendió en todo el reino la llama de la indignación, contra el poder establecido. Ciudades y villas que hasta ese momento se habían mantenido neutrales se vieron obligadas alzarse contra el gobierno, enviando sus representantes a la Junta que se había constituido en Ávila, la llamada «Junta Santa».
Fonseca tuvo que abandonar el ejército y buscar refugió en la corte del emperador, el cardenal desprestigiado y sin el apoyo del ejército, tuvo que ver como Padilla, Bravo y Zapata entraban victoriosos en Tordesillas y emprendían conversaciones con la reina Doña Juana, intentando que asumiera el gobierno.
La reina prisionera y por lo tanto no en las mejores condiciones; se negó a tomar ninguna decisión en materia de Estado ni a firmar documento alguno, pese a lo cual la Junta decidió establecerse en Tordesillas, actuando como Cortes y como gobierno. Era el 19 de septiembre de 1520, y en este momento, nadie dudaba del triunfo del movimiento comunero.
Esta situación obligo a cambiar de estrategia al emperador; que eximio de impuestos a todas las ciudades leales a la corona, concediendo además todas las reivindicaciones hechas con anterioridad por los comuneros. También se españolizo el gobierno, poniendo Iñigo Fernández de Velasco y Fadrique Enríquez (almirante y condestable de Castilla, respectivamente).
Estas medidas unidas a algunos errores que surgieron dentro del movimiento comunero, como fue el nombramiento de don Pedro de Girón, primogénito del conde Ureña, como capitán general de su ejército. Padilla que había actuado hasta entonces como jefe de las fuerzas comuneras y considerado como un héroe, se retiro muy disgustado a Toledo, y con el muchas de sus tropas. (Este sin duda como veremos más adelante fue el primer gran error del movimiento comunero).
La perdida de Tordesillas:
El ejercito comunero recibe el apoyo del obispo de Zamora, Antonio Acuña y los clérigos que estaban a sus órdenes. Mientras tanto el ejército imperial, seguía incrementándose, con el apoyo de los señores, miembros de la alta nobleza, los llamados «Caballeros».
La deriva que estaba tomando la estrategia militar; daba la sensación que el ejercito comunero estaba dirigido por topos del ejército imperial. Mientras los soldados imperiales estaban a verlas venir; el ejercito comunero ocupa Villalpando, dejando con esta torpe e imprudente maniobra, despejado el camino al ejército imperial hacia el camino a Tordesillas.
Hacia ella se dirigieron; tomando la ciudad en una lucha cuerpo a cuerpo que concluyó con un tremendo saqueo y una brutal represión.
La perdida de Tordesillas; supuso un duro golpe para los comuneros, cuyo ejército tuvo que buscar refugio en Valladolid. El jefe del ejercito comunero, Pedro Girón, sobre quien se cernía la sospecha de haber actuado en favor del ejército imperial, dimitió.
Valladolid resistió a las presiones para que abandonase la causa comunera; pero contesto con una larga carta en la que expresaba su determinación de «poner vidas y haciendas a la justa causa de los comuneros», y seguir en la lucha a favor de Castilla y en contra de los Caballeros.
Derrota y fin de la causa castellana:
Para tratar de recuperar lo perdido; se le propuso a Padilla que tomara las riendas del ejercito comunero, y este tomo Torrelobatón, villa de gran importancia estratégica para la recuperación de Tordesillas.
Padilla recibe el apoyo de Juan Bravo con milicias de Segovia y de Francisco Maldonado con hombres de Salamanca.
La caída de Torrelobatón el 25 de febrero de 1521, decidió al condestable a salir de Burgos y unir sus fuerzas a las del almirante.
Padilla decidió retirarse hacia Toro, pensando que así podría recibir refuerzos, el 23 de abril salió en esa dirección. Sus hombres caminaron en esa dirección hasta llegar cerca de Villalar, donde una intensa lluvia les impidió el avance . La caballería realista les alcanzó y desarticulo el ejercito comunero.
La derrota estaba echada; como nos recuerda el cura Santa Cruz, el comportamiento de Padilla parecía el de un vencedor y no la de un derrotado. Al día siguiente era degollado en Villalar junto con Bravo y Maldonado.
Son famosas las citas históricas; las que refieren que cuando iban camino del cadalso, el pregonero , dijo que morían por traidores y que bravo contestó que mentía el y quien se lo mandaba decir. «No morimos por traidores sino por defender las libertades del reino». Padilla le pidió a Bravo que se calmase diciéndole que» ayer habían peleado como caballeros y hoy debían morir como cristianos».
Sus muertes fueron muy lloradas en Castilla; hombres y mujeres de toda condición social, como nunca habían mostrado por la muerte de rey alguno.
Castilla vio como se marchaban las esperanzas de tener un gobierno que como algún cronista reflejo, diese siglos de gloria.
La historia nos presenta la batalla de Villalar; como el fin de la rebelión comunera. Pero esto no fue del todo cierto; las ciudades del valle del Tajo, especialmente Toledo, Madrid y Alcalá de Henares, continuaron la lucha, durante casi un año más.
Adriano, al ver que no solo no se rendían sino que intensificaba la resistencia, envió un ejército para acallar la resistencia.
Las primeras en caer fueron Madrid y Alcalá, en mayo de 1521, sin embargo Toledo continuo en la resistencia, su situación estratégica, encaramada sobre una privilegiada fortaleza natural, valiéndose del rio como impenetrable foso, la ciudad arzobispal resistió todo el varano y parte del otoño.
Al frente de la defensa se puso; María Pacheco, viuda de Padilla, una verdadera heroína, cuya tenacidad le hizo acreedora al sobre nombre de «la Leona de Castilla». La ciudad termino rindiéndose, Pacheco tuvo que exiliarse en Portugal. Ahora si dándose por finalizada la lucha comunera.
En 1522, Adriano de Utrecht era elevado al solio pontificio como Adriano VI, era el pago político a su comportamiento contra la lucha comunera. (Un hombre con tanta muerte a sus espaldas, no dudo en asumir la más alta responsabilidad religiosa).
Ese mismo verano; el rey Carlos volvía a España, convertido en el rey más poderoso del planeta. La España imperial daba sus primeros pasos, mientras los españolitos, al igual que siglos más tarde los retratara A. Machado en uno de sus poemas…
«Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón…»
Es cierto que la Comunidad Autónoma de Castilla- León, celebra el 23 de Abril, en homenaje a la gesta comunera en recuerdo de aquellos héroes que dieron du vida en Villalar, esta localidad desde el 1932, tomo el nombre de Villalar de los Comuneros…
Este movimiento no fue único en la historia de España; en otros países también se dio este tipo de movimientos populares, pero con una diferencia que allí donde triunfo, el desarrollo social de la población gano en gran medida.
La revolución en Andalucía no tuvo una gran respuesta; debido al vasallaje que existía en el sistema feudal en el que estaba asentada la situación política y social en aquel momento. (Es cierto que en Jaén y Granada hubo movimientos que empalizaban con la causa comunera).
En este mes de abril ; cuando se conmemora esta fecha tan significativa en la historia de España, desde aquí, desde este pequeño rincón de Francia quiero rendir mi más sentido homenaje a todos aquellos españoles que dieron sus vidas por una sociedad más justa…