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Es mucho lo escrito sobre esta cultura; un pueblo de exploradores y excelentes navegantes y sobre todo pioneros en el impulso de un comercio global.

El nombre de fenicios; procede del griego «phoinikes», nombre con el que se designó a los antiguos habitantes de las actuales costas sirio-libanesas. Este nombre creado por los griegos, posiblemente tenga su origen etimológico en el color rojo púrpura que designaba al país en su propia lengua «Camán», principal productor y exportador de este mencionado producto.

Los fenicios fueron innovadores en muchos aspectos; en la construcción de naves, como exploradores abriendo nuevas rutas de navegación, pero también como vehículo de transmisión de conocimiento, (no solo aportaban lo que conocían, aquello que era de valor lo recogían haciéndolo suyo y transmitiéndolo a otras culturas).

Muchos historiadores los describen como pioneros en el tráfico con las islas británicas, pero lo cierto es que ellos solo hicieron el seguimiento que desde antiguo habían establecido los Tartessos (como se puede comprobar en la siembra de topónimos como es el caso de Irlanda, cuya etimología apoyada en la lengua tartesia quiere decir «pueblo de praderas»). Este tráfico tenía su origen en la búsqueda del estaño, metal necesario para la manufacturación del bronce.

Fundadores de colonias; los fenicios, para consolidar sus rutas comerciales, establecieron una serie de factorías principalmente en las costas, pero quizá lo menos conocido sea la creación de colonias en el interior, principalmente relacionadas con la producción cerámica (material imprescindible en el momento para el transporte de líquidos). Topónimos como Seix (Francia), población próxima al pirineo, nos demuestran este arraigo fenicio.

Entre las colonias en nuestra península; destacar la de Gadir, Carteia, Malaka, Sexi, Abdera y Akra Lenké.

La técnica en la navegación fue otro de de los grandes avances aportados al mundo naval de su época, tanto en el diseño de naves como en la dotación para hacerlas más rápidas y seguras. Estos ingenieros supieron servirse de los cedros, árboles muy resistentes, para la construcción de naves.

Fenicia

Fenicia

Antecedentes:

Desde los puertos sirio-libaneses, expandieron para el mundo una corriente de grandes navegantes, que pasados los siglos continúan siendo referentes históricos. Primero su implantación fue por todas las costas del Mediterráneo, pero finalmente terminaron tomando contacto con Tartessos, los señores que guardaban las puertas con el Atlántico, lo que les permitió establecer un periodo largo de colaboración.

La mayoría de los estudios sobre esta estirpe están centrados en la actividad comercial. Sin embargo, el mayor logro que aportaron sin duda fue el de la propagación cultural, todos aquellos pueblos que fueron contactados conservan muestras de interés arqueológico con afinidades entre sí y esto sin duda es una prueba evidente de dicha relación.

El deseo intrínseco del ser humano por descubrir nuevos horizontes siempre fue una constante, gracias a la cual hoy contamos con avances que nos permiten el progreso como grupo social.

Como exploradores, los fenicios sin duda fueron unos de los primeros en aventurarse en busca de vías nuevas por aguas desconocidas surcando los mares por rutas hasta entonces sin explorar.

El periplo fenicio se remonta a 3.000 a.c.; de esta época surgen las primeras menciones de flotas fenicias rumbo a Egipto.

La arqueología nos muestra procedente del siglo XV a.c.; representaciones de naves mercantes tripuladas por fenicios. En cuanto a relatos escritos, contamos con el del egipcio Unamón, que habla de importantes flotas mercantes fenicias, en el siglo XI a.c. y en el siglo X a.c. Durante el reinado del monarca Tiro Hiram I ya se menciona a las naves de Tar-shish ó Tarsis.

Una de las representaciones más antiguas procede del siglo IX a.c., se trata de los frisos de bronce de las puertas de Balawat (Asiria), en ellas se puede ver una imagen de un barco fenicio. En otro relieve del siglo VIII a.c., que representa la huida del rey de Luli de Tiro, aparecen galeras de guerra fenicias junto algunas embarcaciones mercantes.

La actividad fenicia tuvo vigencia hasta los siglos VI-V a.c., fechas en las cuales ceden su protagonismo a las flotas cartaginesas.

Los cartagineses establecieron un férreo control, no solo sobre la navegación en el Mediterráneo, sino también sobre lo que fueron las puertas del Atlántico, que representaban las famosas columnas de Hércules (como se conocía el estrecho de Gibraltar). El sentido de aquel control significaba tener controlado el comercio más rentable del momento.

Alfarería fenicia

Alfarería fenicia

Los primeros exploradores:

Eran marinos de una amplia formación demostrada, lo que les permitió durante la primera mitad del I milenio a.c. emprender una carrera exploratoria primero por toda la cuenca mediterránea, partiendo de sus costas orientales hasta el estrecho de Gibraltar. Pero no se pararon aquí, deslizándose por las costas atlánticas del continente africano, llegando hasta el mar Rojo e incluso hasta la península Arábiga y con posterioridad al océano Indico.

En las páginas de la historia de la navegación, a los fenicios se les atribuye haber sido los pioneros en la circunnavegación del continente africano. Del contacto con las costas egipcias tenemos referencias escritas del propio Heródoto, según el faraón egipcio Necao (años 610-595 a.c.), cita como se encarga a una flota fenicia una misión, una empresa que duraría en el tiempo tres largos años. En parte, tan larga duración se debe a la práctica fenicia de arribar a las costas coincidiendo con el periodo de siembra y no partir hasta la recogida de las cosechas, con el fin de proveerse del avituallamiento necesario.

La dificultad a la hora de establecer un relato sobre los fenicios es que las fuentes con las que contamos, son de origen extranjero y por lo tanto ajenas a los propios fenicios. Dichas fuentes proceden de informantes hebreos y griegos (por lo cual la interpretación hay que entender que no es de primera mano).

Los trabajos arqueológicos ofrecen abundante información en cuanto al conocimiento de las rutas que realizaron estos míticos navegantes. Entre los hallazgos tenemos el estuario del Tajo, la costa malacitana, el litoral atlántico de Marruecos, toda la costa onubense y gaditana. Mención aparte merece el pecio encontrado en las proximidades de Cartagena (Murcia), una nave fenicia que, a pesar de los siglos transcurridos, permanece en un estado aceptable.

La colaboración entre fenicios y Tartessos se alumbra como uno de los periodos más brillantes del largo periplo fenicio. Contando con las grandes expediciones a las islas británicas, con el fin de transportar el estaño. Estas rutas estuvieron dotadas de un secretismo extremo, ya que suponía establecer un monopolio sobre el comercio nórdico. Más tarde, cuando los cartagineses se hicieron con este control se demostró que significaba el fin de esta estirpe marinera.

A raíz de este hecho los cartagineses continúan con los tráficos que antes habían estado en manos de los fenicios. Pero como sistema de protección de estas rutas, establecieron dos fórmulas, una de control práctico y otra de difundir el temor. El primero demostrando la fuerza; mientras que en el segundo difundiendo una serie de leyendas aterrorizantes, sobre la existencia de monstruos que engullían naves.

Naves fenicias

Naves fenicias

Colonias y factorías en la península:

Las muestras arqueológicas de origen fenicio en nuestras costas representan un amplio abanico, entre algunas de ellas contamos con el que tuvo lugar en la playa de Mazarrón (Murcia). Dicho hallazgo se produjo en 1988, se trata de dos barcos fenicios y su importancia radica en que hasta el momento no contamos con una muestra de semejante calidad, que nos presente cómo era la construcción naval fenicia. Estos restos pueden datarse en la segunda mitad del siglo VII a.c., gracias al material localizado y recuperado, especialmente cerámicas fenicias que muestran una amplia gama de lo que fue la vajilla de uso común en los hogares fenicios de la época.

Pero lo más importante de estos pecios es lo que revelan en cuanto a las técnicas de construcción, el modo que unían las tablas de madera y de su recubrimiento con plomo, con el fin de hacerlas más resistentes a los embates del mar. Del primer barco se ha recuperado la quilla, así como otros elementos vitales en la arquitectura de las embarcaciones fenicias. Tanto el exterior como el interior estaban recubiertas de grandes cantidades de resina, que dotaba a estas de una excelente impermeabilización.

Sin embargo, es la segunda nave la que mayor información nos aporta gracias a su conservación completa. Esto ha permitido la recuperación de la carga que iba en su interior, así como el ancla de madera incluida su estacha, la más antigua de cuantas se conocen.

Entre las colonias de nuestras costas; destacar por su antigüedad la de Gadir (Cádiz). Con posterioridad a esta surgieron las de Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Curiosamente, estas fundaciones registran las fechas más antiguas de presencia fenicia en Occidente. En estas colonias ubicaban sus factorías con el fin de crear centros de producción que les permitía enriquecer su oferta de mercado.

Los fenicios con estas fundaciones dejan muy claras sus intenciones de hacerse con el dominio de las rutas que les conducían a las puertas del Atlántico, que para ellos era el objetivo principal, una vez establecido y consolidado el control mercantil del Mediterráneo.

Ahora la idea era abrir nuevos mercados y por eso los planes de establecer bases desde las que partir a esos mercados por explorar.

El nivel científico de los fenicios hacía de ellos unos navegantes con unos conocimientos que ningún otro pueblo rivereño podía equiparar en ese momento. Los conocimientos en meteorología, así como del sistema de vientos y corrientes marinas imperantes en cada zona, fueron determinantes a la hora de establecer los puntos de amarre.

Comerciantes refinados:

La historia del comercio quizá sea una de las actividades más longevas de la vida humana, el trueque de excedentes por artículos que otros carecían fue una práctica corriente en la antigüedad. Sin embargo, a la hora de establecer cuándo surge el mercado moderno, no cabe duda de que las referencias fenicias nos sitúan en ese punto.

En aquella época la moneda reconocida para las transacciones comerciales principalmente eran los metales como la plata y el oro, salvo aquellos productos que por su singularidad los hacían dignos de reconocimiento a la hora del intercambio.

Las operaciones comerciales fenicias estaban dotadas de todo un ritual en el desarrollo de sus intercambios con los indígenas. Según nos cuenta Heródoto: «Desembarcando sus productos en la playa, los depositaban allí y se volvían de nuevo a sus naves, a la espera que los habitantes del lugar, a quienes habían avisado mediante señales de humo, se acercasen y tras examinar la mercancía, dejasen al lado de cada artículo lo que consideraban que era su precio en oro, retirándose luego a su vez de nuevo hacia la maleza. El intercambio proseguía así con sucesivas idas y venidas de unos y otros hasta que las dos partes mostraban su acuerdo y cada uno por su lado se retiraba con su respectiva ganancia, sin necesidad de haber intercambiado una sola palabra».

Omero en su Odisea hace un retrato de los fenicios como «expertos navegantes e insidiosos comerciantes que surcan sin cesar los mares en busca de ganancias a cualquier precio».

El comercio fenicio alcanzó cotas de verdadero lujo su especialización en determinadas manufacturas como el tintado de tejidos, la producción artesana de elementos de metal, vidrio o marfil hizo que sus mercancías fueran objeto de atracción de reyes y personajes acaudalados. Los fenicios de esta forma alcanzaron un prestigio no solo como navegantes, que siendo muy buenos, en el plano comercial lograron la excelencia en todo el mundo conocido.

El periplo fenicio permaneció durante varios siglos. Entre los principales productos, estaban la plata, hierro, estaño y plomo en cuanto a metales de la península ibérica. De Egipto el lino, de Chipre el cobre, así como diversos productos griegos y egipcios.

En el plano cultural; también fueron transmisores principales del intercambio del conocimiento entre los pueblos contactados, el propio alfabeto fenicio se encuentra en la base de los diferentes sistemas de escritura de Occidente.

El sistema de navegación utilizado fue indistintamente tanto el de cabotaje de horario diurno, como el nocturno, para lo cual era necesario utilizar las estrellas como forma de orientación. Se cree que fueron ellos los que descubrieron la importancia de la Osa Menor.

 

(c) Manchester City Galleries; Supplied by The Public Catalogue Foundation

Representación de Astharte

Conclusiones:

En la escalera de la evolución humana, los fenicios sin duda ocupan uno de los peldaños más relevantes de la misma. Un pueblo sabio como pocos que no basó sus pretensiones en el sometimiento colonizador, con su actividad lograron beneficios claro está, pero también aportaron riqueza a los pueblos contactados y no solo material. Como hemos podido comprobar a lo largo del artículo, en el ámbito cultural es mucha la aportación.

La moda en el vestir en nuestra península la percibimos en las representaciones, tanto en grabados como en las esculturas de la época, (estas influencias sin duda se las debemos a ellos, con ese estilo orientalizante).

En el plano espiritual también tenemos las representaciones de nuestras damas ibéricas, que parecen beber de las fuentes de Astarté, la diosa fenicia. (La Dama de Baza es un vivo ejemplo, pero también las otras damas del Cerro de los Santos en Albacete, o la propia Dama de Elche).

El estilo de comercio, basado en la ley de la oferta y la demanda, es prácticamente la misma técnica que se emplea en la actualidad, siendo ellos los verdaderos artífices del comercio internacional.

No quisiera finalizar sin hacer una reflexión sobre un pueblo que aportó tanto al mundo, aquellos que procedían de lo que hoy es el Líbano y Siria. Cuando vemos los habitantes actuales, huyendo de la tragedia de la guerra, guerra provocada por los mismos que los estigmatizan como un peligro. Deberíamos empatizar y posicionarnos en su realidad para entender la necesidad que tienen de ser ayudados por todos. Este pueblo que antaño fue la avanzadilla de diversas sociedades y que hoy lamentablemente lucha por sobrevivir, sabiendo que en ese viaje una gran parte acabará siendo engullida en el Mediterráneo, el mismo mar que fue dominado por sus antepasados…

José María Escribano Muñoz

Hendaya-Francia

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