Éxtasis y tragedia de Delmira Agustini, Diosa modernista de la poesía erótica

Era un día caluroso en Montevideo, un 24 de octubre de 1886, cuando nació aquella criatura inquieta de grandes ojos. Nada hacía presagiar la vida trepidante que llevaría, el talento emprendedor y la belleza de la poesía que ya le crecía en su pechito y que sería –dicen- causante de su trágico final. Don Santiago Agustini era de origen corso y su esposa, madre de la pequeña, doña María Murtfeldt uruguaya de familia proveniente de Alemania. El Montevideo del último cuarto del siglo XIX no distaba mucho de las urbes capitalinas de cualquier país europeo y americano aunque pronto pareciera a la niña un jardín donde florecía la poesía. Delmira Agustini Murtfeldt tuvo una educación moderna y científica que impartía su madre con carácter sistemático que hacía buena la herencia germana: Geografía, Literatura, Matemáticas, Gramática , Biología, Botánica y Astronomía. Para los idiomas profesores nativos y para las Artes: Pintura, Música y Danza, Doña María contrató talentosos maestros y maestras. No quiso que su hija asistiera a los colegios de señoritas donde primaban las labores y los conocimientos superficiales con el objetivo de formar convenientes candidatas al matrimonio. Decidió que su hija se iba a formar bien. Delmira fue educada con una mente abierta y un pensamiento científico.
Todo ello puede explicar la riqueza de conocimientos que desborda su poesía. Pusieron además a su alcance libros y revistas de cultura, de manera que Delmira conoció pronto las contorsiones de la literatura de su tiempo que pugnaba por sacudirse a los clásicos y sus imposiciones. El romanticismo, aún en apogeo, empezaba a ser cuestionado por la ola moderna que en el arte vendría a llamarse modernismo. Delmira Agustini sin duda leyó a los primeros modernistas y su poesía se inscribe en esta corriente pero con inmensa fuerza y originalidad en su poética. El modernismo acude a lo sensorial, alusiones a lo divino y lo profano, lo terrenal y lo supraterrenal, unido y enfrentado, compitiendo para hacer más incendiarias las pasiones.
A sus quince años ganó un concurso de poesía local y su madre le preguntó ¿Cómo no nos has dicho que escribías poesía? a lo que Delmira, asombrada respondió ¿Es que no lo hace todo el mundo? Esa es la personita que comenzó un año después a publicar sus poemarios y con éxito desde un comienzo.

La poesía erótica amorosa de una adolescente
Delmira escribía como una adolescente, ensayando el poder del amor en sus manos y el poder modelador de la poesía. Inventó formatos de métrica y rima así como tropos que ya se consideran propios del modernismo. Cosechó fama y reconocimientos literarios de los más insignes del momento. A los 16 años ya era columnista en la revista literaria La Alborada y, en un principio firmaba con seudónimo Joujou. En la sección La legión etérea escribía retratos de mujeres descollantes en la vida cultural e intelectual. María Eugenia Vaz Ferreira fue una de sus mujeres “etéreas” retratadas y tenían mucha similitud en su biografías: ambas habían sido educadas en casa por una madre sistemática e intelectual, lógicamente de familias burguesas emergentes, era compositora de música y pintora, poeta por impulso ya que no fue formada en literatura, sin embargo llegó a ser profesora en la Universidad de Mujeres, en la Cátedra de Literatura. Ambas se hicieron amigas y se las considera junto con Julio Herrera Reissig las figuras modernistas de Uruguay, y ellas junto con Juana de Ibarbourou las tres plumas de calidad del país y de América. Sus publicaciones periódicas la convirtieron rápidamente en un personaje popular, indispensable en los eventos culturales, a los que acudía acompañada de su madre dada su juventud y también por la coincidencia en intereses. en 1907 se publica su primer poemario El libro blanco y en 1910 Cantos de la mañana. Su calidad poética traspasa fronteras y año y medio después Rubén Darío, el llamado padre del modernismo va a verla y sale muy impresionado de la entrevista. Así d ser Santa Teresa en su exaltación. Si esta niña bella continua en la lírica revelación de su espíritu como hasta ahora, va a asombrar a nuestro mundo de habla española declara:
“De todas las mujeres que hoy escriben verso, ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini. Es la primera vez que en lengua castellana aparece el alma femenina en el orgullo de su inocencia y de su amor, a no ser Santa Teresa en su exaltación… Si esta niña bella continua en la lírica revelación de su espíritu como hasta ahora, va a asombrar a nuestro mundo… pues por ser muy mujer dice cosas exquisitas que nunca se han dicho” (Rubén Darío fragmento del Prólogo a Cálices vacios , último libro de Delmira Agustini, 1913)
Cuatro libros más se publicarían después de su asesinato: El rosario de Eros (1924) Los astros del abismo (1924), Correspondencia sexual (1969) y Correspondencia íntima (1969)
Desgraciadamente nunca sabremos como habría evolucionado la poesía de ese ser maravilloso que era Delmira. La poesía erótica inflamada, desbordante en recursos imaginativos y referencias culturales e intertextuales, dialogante con la literatura renacentista y barroca y superadora de ambas se hubiera seguido –probablemente- de otras intensas preocupaciones de la poeta, las cuales ya aparecen, asoman, en su poesía juvenil…
Delmira comunicó a sus padres que quería casarse con un joven comerciante del que se había enamorado; la noticia no satisfizo al padre ni a la madre pero consideraron que ella era libre de elegir y también de rectificar si –como ellos pensaban- se desilusionaba después. Coherentemente con la educación que le dieron, respetaron su decisión y también cuando ella dos meses después regresó a la casa porque no soportaba las imposiciones del marido y su familia. Tener una novia que escribe poemas eróticos puede resultar atractivo pero en el rol de marido para aquel entonces no era aceptable. Y seguramente muchas otras rutinas y protocolos le serían inaceptables a una joven inteligente educada en libertad y en el respeto. Tuvo suerte Delmira de ser siempre comprendida y respetada por sus padres y no la tuvo con su elección de pareja; al parecer siguieron amándose y viéndose como amantes en algunas ocasiones. El 6 de julio de 1914, Delmira obtuvo el Divorcio, su ex esposo y ella se encontraron en un apartamento de alquiler, como otras veces durante el año de su separación, hicieron el amor y luego él la mató y se mató.
Nada de crimen pasional: cobardía y mezquindad
Le disparó dos tiros de pistola en la cabeza… tal vez la parte del cuerpo que ofendía y acomplejaba a aquel desgraciado. Dice la Psicología criminalística que en un crimen premeditado –como lo fue aquel- el arma y la parte del cuerpo donde se hiere, hablan de las intenciones, temores y vilezas del agresor. Ese personajillo que no merece que la Historia lo recuerde, disparó dos balas a la cabeza de una mujer inteligente que le hacía sentirse inferior y lo avergonzaba. La mezquindad del personaje acomplejado, la intolerancia de una sociedad que ha llegado a sostener que las mujeres no tenían inteligencia, no tenían erotismo, deseo ni sexualidad… apretaban esa pistola, arma fría y distante, y lo hacían a la cabeza. Es un crimen para el que no encuentro perdón salvo que la sociedad entera restituya la dignidad a Delmira Agustini ¡A todas las Delmiras asesinadas por quienes no toleran su inteligencia y su arte!
Homenaje del II Certamen de Poesía Erótica-amorosa Por los Buenos Tratos 2025
Ya el pasado año, al celebrar la poesía erótica con un Certamen, incluimos un Homenaje a Carmen Natalia, una poeta cuyo erotismo además de bello estaba entre líneas. Una gran poeta dominicana que nos pareció muy cercana a la época actual. Este año proclamamos el homenaje a Delmira la poeta uruguaya del arte lírico erótico. No olviden enviar a accionenred@accionenred.org sus 3 poemas, con toda libertad poética y tema erótico-amoroso. Antes del 1 de Febrero 2025. La lectura de los poemas se hará el 14 de febrero (Día del Amor) en nuestro local de Madrid (más informes en accionenred@accionenred.org )


Excelente,muy bueno
Un gran abrazo
Muchas gracias. Para mi Delmira Agustín, ha sido un gran descubrimiento. Triste por su final, grandioso por su inaudita poesia
Bien dices Maria Teresa si hubiese evolucionado mas su poesia ,creo no la entenderiamos…Me encanta la seccion del «C.rimen Pasional»
Parece increíble que cualquier persona no sea capaz de engrandecerse a si mismo con la grandeza de una compañera como Delmira.
Aplaudo la idea de éste homenaje