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EL MAR VA Y DESPUÉS VUELVE

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El mar va y después vuelve, carga carabela y vuelve navío. Se necesita niebla para permitir soñar despierto. Arrastra lo soñado y vuelve lo deseado. Un mensaje que une el pasado glorioso y el deseo de gloria en el futuro. Un rey que se perdió y un día regresará construyendo el Quinto Imperio. El movimiento de las olas parece apropiado, en cierto modo, para pensar en la dinámica del poeta Pessoa. El poder y la fama del pasado de Portugal llegan a través de los héroes históricos, que se alcanzó a través de la expansión en ultramar y luego se pierden entre la niebla que convirtió al país en su ocaso, según la visión del admirable Pessoa en la primera edición de Mensagem, publicada en 1934. Un libro que vincula, a través del misticismo, la historia de Portugal con el deseo del poeta de ver al país superar su decadencia. Es una obra que estuvo 21 años de la vida de este autor, según las notas del propio escritor, los 44 poemas de Mensagem fueron compuestos entre 1913 y 1934. Tratando de ser una obra nostálgica, pues encontramos al poeta nostálgico cuando los barcos expandieron el mundo conocido por los europeos y arrojaron a los portugueses en África, Asia y América.

            Del mismo modo, hay melancolía ante lo que quedaba de Portugal a principios del siglo XX. Esos dos horizontes, sin embargo, pasado radiante y presente decadente, se unen por la nostalgia  y no por el deseo del poeta de construir el futuro. Una parte central de la experiencia de Mensagem es la estructura misma a través de la cual Pessoa organiza sus poemas. En tres secciones se estructura la obra: Brasão, Mar Português y O Encoberto. Sus poemas tratan de personajes míticos e históricos del origen, fundación y constitución de Portugal. Aparecen las figuras mitológicas de Ulises, presente en la Ilíada y la Odisea y que habría fundado Lisboa, Viriato, líder de los lusitanos contra Roma en el siglo II a.C. y una selección de nobles y monarcas que articularon la conquista marítima. El conocimiento de la historia portuguesa y una edición de Mensagem acompañada de buenas notas explicativas son cruciales para seguir la evolución de nombres y hechos. Figuras como Henrique, que recibió el título de Conde de Portucale (futuro Portugal), Alfonso I, el primer rey de Portugal, Dinis, inmortalizado por sus canciones amigas y de amor, pero que también fue partidario de la agricultura, João I, que derrotó a los castellanos y durante cuyo reinado los portugueses alcanzaron las islas de Porto Santo, Madeira y Azores; el infante Henrique, figura central de la expansión exterior; y João II, que firmó el Tratado de Tordesillas.

            Los poemas de esta primera parte fueron escritos por Pessoa haciendo referencia al Escudo de Portugal y es a partir de esta figura que el poeta recrea la historia lusitana. Los dos poemas iniciales del libro representan los campos, los espacios en los que se ubican los castillos y las esquinas del escudo de armas. Además, los siete castillos del campo exterior están divididos en ocho poemas, recogiendo los orígenes míticos con Ulises hasta d.C., Filipa de Lencastre, madre de Duarte, y otros personajes responsables del desarrollo de la navegación. En esta generación nació Filipa, y João I aparece en cuatro de los cinco poemas que hacen referencia a los rincones del campo central, dedicados a la expansión marítima, siendo el quinto para Sebastião, rey que perdió en la batalla de Alcácer-Quibir contra los marroquíes, un hecho histórico en la decadencia del imperio portugués. Posteriormente, se atribuye al jefe militar Nunálvares Pereira un poema correspondiente a la corona y tres, dedicados a personajes centrales de las navegaciones, cierran la primera parte. En el Escudo, dividido en cinco secciones, tenemos la formación de Portugal, su defensa y las primeras dinastías.

            El escudo de armas es fundamental para la organización política y el origen de Portugal como nación. La segunda parte, el Mar Portugués, es el momento de los logros y la caída. Aborda la expansión marítima, el control del agua y el apogeo del imperio portugués. A diferencia de la primera parte, sus 12 poemas llegan sin divisiones, como olas que se expanden, recorriendo la cronología de las navegaciones y conquistas portuguesas. Aquí aparecen personajes históricos como los navegantes Diogo Cão, Bartolomeu Dias, Fernão de Magalhães y Vasco da Gama, este último digno de un poema que narra su ascensión a los cielos. La gloria de Portugal sigue creciendo hasta la Ascensión de Vasco da Gama, para encontrar su cima reflejada en el Mar de Portugal. Los dos poemas siguientes, que cierran la segunda parte, marcan el momento de la caída. El último, trata de la caída de Sebastião y la Oración es una oración pidiendo a Dios el soplo que despierte a Portugal a nuevas conquistas. El hecho de que no haya subdivisión, ni ruptura, simboliza precisamente la expansión marítima, que es de magnitud infinita.

            Pessoa ordena los personajes más importantes de esta expansión. Existe una relación entre la ausencia de subdivisión en el mar portugués y la extensión del mar conquistado, espacio a partir del cual los portugueses organizaron un nuevo mundo. Con O Encoberto, la tercera parte, Pessoa entra en el tiempo de la espera. Los mitos del sebastianismo y del Quinto Imperio dominan sus tres secciones: Los Símbolos, Las Advertencias y Los Tiempos. O Encoberto elabora el mito del regreso de Sebastião, un acontecimiento importante para la restauración del poder y el renombre portugués.

            Quería aprovechar estas palabras para enviar un mensaje de Navidad a todos mis amigos que desde hace años me acompañan en este viaje terrenal. Es momento de renovar tus sueños y creer en la vida. No hay logros sin sueños, pues soñar es esbozar la realidad. A medida que se acercan la Navidad y el Año Nuevo, los ánimos aumentan. Este es un período de reflexión, de evaluación de nuestros logros, un período en el que debemos reconciliarnos con los demás, pedir perdón por los errores cometidos sin querer, sentir el dolor de los demás, tratar de traer a nuestro corazón un poco de paz. Realizaciones, anhelos, sueños y sobre todo un ambiente de solidaridad que envuelve nuestros corazones. Es una oportunidad para renovar nuestras esperanzas en el hombre y en su fe para tiempos mejores. Les deseo una Feliz Navidad y un feliz Año Nuevo. Después de todo, ¿qué es la gratitud? Más que un amable agradecimiento, el agradecimiento genuino requiere una actitud de reconocimiento, de reflexión sobre un beneficio brindado. Implica un ejercicio de conciencia, que ve verdaderamente el valor del bien brindado por otra persona, por una circunstancia, por la naturaleza o una fuerza mayor. Ser agradecido, por tanto, significa tener la atención despierta. Cuando nos sentimos afortunados, nuestra resiliencia alcanza niveles más altos. La gratitud es la moneda luminosa con la que se rescatan los verdaderos valores de la vida. La gratitud desbloquea la abundancia de la vida. ¡Feliz Navidad y Feliz próspero Año Nuevo!

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UN DÍA SOÑÉ

Soñé que era pescadora sin río pero tenía mar,

pescadora de todo lo que se movía,

incluso sin darme cuenta

 que tenía el mar al este,

pero era sólo imaginario.

A veces sueño con haber sido pastora,

ni animales ni hierbas para pastar,

soñé con campos de flores,

piedras y caminos recorridos

 por este mundo tan grande.

Quién sabe, tal vez algún día, sueñe con libros

de medicina por sufrir tantas enfermedades,

O tal vez sueñe con ser médica.

Mis sueños destruyen mi memoria,

 ven demonio

mis sueños, te destruirán.

Yo no quiero ser un objeto,

que los ángeles brillantes me sigan,

soñar con lo que nunca llegué a ser,

aunque ni siquiera sé lo que soy hoy,

ni siquiera sé lo que un día acabaré siendo.

Y no importa lo fuerte que sueñe,

que siempre será mentira, mi cerebro está destruído.

Siempre seré semilla de un campo arado,

porque quiero ser un árbol

con flores que abracen el suelo.

 Tengo ideas pero no tengo un tiempo establecido,

oh, si pudiera ser flor de jazmín,

podría perfumar mis caminos

y quiero creer en el deseo de ser jardín.

Quería ser un reloj sin tener marca de tiempo,

sin pilas ni nada que marcar

solo yo marcando mi destino

y saber que nunca hice lo que quería,

esta vida pasa rápido

y nunca fui lo que quise.

Yo era un jardín, yo era una flor,

como el amor que, a veces,

surge de los sueños y la flor muere porque

nos olvidamos de regarla.

Francelina Robin

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