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CURIOSIDADES DE LA HISTORIA: BECERRILLO

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Los perros se han utilizado como poderosas armas de guerra durante al menos los últimos 3.000 años.
Pero los conquistadores españoles emplearon perros de guerra a una escala que rara vez se había visto antes. En cada viaje a las Américas, llevaron cientos de perros y luego miles. La raza más popular era el mastín, que podía aplastar huesos con su enorme mandíbula.

Los primeros registros de Becerrillo (un mastín de piel roja), propiedad de Juan Ponce de León, datan de 1511, pero para entonces ya se le describía con cicatrices de batalla. Se le enseñó a distinguir entre los españoles y los nativos, a buscar y capturar fugitivos y a luchar en batalla.

Becerrillo fue uno de los más eficaces perros de combate que sirvieron en las filas del ejército español durante la conquista de las tierras americanas. Fue adiestrado en la isla de La Española, que por aquel entonces era un enclave geográfico bajo dominio español, donde los perros se entrenaban con fines militares. Esta raza fue escogida para el adiestramiento por dos motivos: la capacidad de guardia que poseían estos animales y la robustez y vigorosidad de su fisonomía, perfecta para dar caza a los indios prófugos.

En 1509, Becerrillo participó con Ponce de León en la conquista de Borinquén (Puerto Rico). Este animal era valorado entre los integrantes del ejército castellano por varios motivos. El principal era que daba caza a los fugitivos que intentaban huir. En un principio, el perro no utilizaba la violencia, sino que se limitaba a arrastrar al enemigo hasta la posición en la que se encontraba su amo. Sin embargo, si los capturados ofrecían resistencia, la tenacidad de Becerrillo no tenía límites. Además, el can era extremadamente fiel.

Por sus cualidades, recibía doble ración de comida y un sueldo por los servicios prestados a su patria.

Según numerosas crónicas de la época, Guilarte de Salazar, a quien Ponce de León había encomendado una misión de reconocimiento, quiso entretener con un dantesco espectáculo a sus exhaustos soldados tras una pequeña refriega con los indios locales.

Sancho de Aragón, que se encontraba entonces vigilando la hacienda de la cacica Luisa, esposa indígena del conquistador mulato Pedro Mexía, decidió que el animal se incorporara a las tareas de defensa.

Sancho de Aragón fue capturado de inmediato. Becerrillo acudió al auxilio de su amo, atacando a los indios y dando muerte a gran parte de ellos. Los atacantes se vieron entonces obligados a liberar a Aragón en la orilla del río por el que planeaban huir. Acto seguido, desde sus canoas, comenzaron a lanzar flechas envenenadas, y una de ellas se incrustó en la carne del perro, que falleció poco después.

Amador Torreblanca

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