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A don C

En Corazón roto, el poeta mallorquín Diego Sabiote Navarro nos ofrece una poderosa reflexión sobre la Iglesia y el compromiso inquebrantable de quienes han entregado su vida al servicio de la fe. Dedicado al cardenal D. Carlos Osoro Sierra, este poema es un testimonio de fidelidad y sacrificio, una defensa de la Iglesia como refugio de almas imperfectas, pero también como cuna de santos que, lejos de abandonarla en tiempos difíciles, han cargado con sus heridas y su misión con humildad y amor.
A través de una voz firme y profunda, el poeta contrapone la visión crítica de los «puristas desertores» con la entrega de figuras como San Agustín, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila y Óscar Romero, entre otros. Con imágenes de dolor y redención, Diego Sabiote Navarro nos recuerda que la santidad no radica en huir de la fragilidad humana, sino en abrazarla y transformarla a través del amor y el sacrificio.
Este poema es, en definitiva, un homenaje a aquellos que, como el Cardenal Osoro, permanecen firmes en su vocación, asumiendo el peso de la humanidad con un corazón roto, pero siempre fiel.

A Don Carlos Osoro

Para los puristas desertores
de todos los tiempos, la Iglesia
es una institución insana,
pecadora, que acoge en su seno
toda clase de impiedad,
una cueva de ladrones…
Agustín, Francisco de Asís,
Ignacio, Teresa de Ávila,
Juan de la Cruz, Teresa de Calcuta,
Óscar Romero y todos aquellos
en quienes brilló la gloria del cielo,
con el dolor de sus almas
y el corazón roto, ellos se quedaron
en esa Iglesia impura y arrugada,
cargando sobre sus espaldas
con el peso de las miserias
y los pecados de todos sus hermanos.
Un santo nunca abandona el tajo.

Diego Sabiote

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