OBITUARIO AL REVERENDO PADRE FULLANA

A primeros de agosto recibí la triste noticia de la muerte de D. Antonio Fullana Moragues, para sus amigos “el padre Fullana”.  Fue Canónigo de la Catedral de Palma. Hombre muy culto, educado, viajero y gran melómano. Le gustaba asistir a la ópera del teatro Principal, a los conciertos del Auditorium, en Palma y a los del palacio March.   También organizó numerosos viajes a Viena con la agencia que tenía su familia para asistir al concierto de Año Nuevo. Vivía la música, le gustaba la poesía y las artes en general.

Durante muchos años D. Antonio tuvimos el honor de contar con su presencia en las fiestas y veladas poético-musicales, presentaciones de libros…  en el Círculo de Bellas Artes, en el centro cultural Sa Nostra, en la finca de Son Ripoll, en son Marroig, en las fiestas de primavera, navidad y cumpleaños que organizaba María Gayá junto con sus dos hermanas Catalina y Margarita, a las que unía gran amistad desde su juventud con el Padre Fullana; sin olvidar las de Catalina Valls de Son Servera, las de la baronesa y condesa Inés Antich en son Vida,  Mercedes Guasp en “Mon Cau”, Concha Coll, etc. Todas ellas señoras amabilísimas y encantadoras que compartían su alegría con todos nosotros.   El Padre Fullana era uno más de la gran familia de poetas y escritores de aquellos años. Él celebró la misa en la Cripta de la iglesia de San Sebastián en el 90 cumpleaños de Catalina Valls, después ella nos obsequió con las típicas ensaimadas con chocolate en Can Joan de S’aigo. También hace años celebró la boda de una prima mía.

Recuerdo gratamente las anécdotas que nos contaba de sus viajes a Méjico cuando iba a visitar a su familia, y la gracia con que contaba los simpáticos chistes con acento mejicano. Ahora allí en el Cielo estará rezando por nosotros, por esta crisis de valores de todo tipo que estamos atravesando y para que acabe esta terrible pandemia que estamos sufriendo a nivel mundial.

AURORA FERNÁNDEZ