LA HIPERSEXUALIZACIÓN DE LA INFANCIA

Cuando hablamos de hipersexualización nos referimos a que el modelo de belleza está en función generar en el otro deseos sexuales. Cuando más elevado sea el deseo sexual, más se valorará a la persona. Bailey[1], en el 2001, definió por primera vez el concepto de hipersexualización infantil como: “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. En este informe se condenaba el uso y la sexualización de los niños, y en especial de las niñas, como medio para vender determinados productos.

El problema actual es que la hipersexualización se está dando en niños y niñas cada vez más pequeños. Postman, en su libro «La desaparición de la niñez»[2],ya señalaba, en el año 1988, indicadores de riesgo, cuando no se diferencia claramente la infancia de la etapa adulta. El borrado de la diferencia se da especialmente en las conductas sexuales que podemos observar en nuestros niños y niñas.

El acceso indiscriminado a las redes sociales por una población, cada día más joven, está generando una conducta hipersexualizada, especialmente del cuerpo femenino. Actualmente, cualquier niño y niña tiene libre acceso a la información por medio de la tecnología (TICs). Es un acceso indiscriminado, no se necesita ningún tipo de formación y es de fácil acceso. A pesar de las advertencias continuadas de los riesgos, tanto por parte de educadores, administraciones y medios de comunicación, se siguen subiendo a TikToK o Snapchat videos auto filmados por niños y niñas de alto contenido sexual. Estos videos están muy ligado a la popularidad de los influencers. Niñas cada vez más jóvenes suben fotos o videos de alto contenido sexual. No son realmente conscientes que es un contenido sexual, sino que la mayoría de las veces lo hacen para que les den «me gusta» o «ser populares». No son conscientes que estos videos o fotografías pueden ser usadas por webs de pederastas o pornográficas. Y esto es muy grave para un buen desarrollo psicosexual y las relaciones de pareja posteriores.

Pero no solo es el fenómeno de las TICs, porque no debemos olvidar los efectos de los medios de comunicación y la publicidad, en la trasmisión de modelos ideológicos y modelos sexuales. Lo que no se está transmitiendo es una clara diferencia entre las etapas sexuales evolutivas: infancia, adolescencia y adultez. Ni tampoco que en las relaciones sexuales se tiene que tener en cuenta la empatía y no usar al otro como mero objeto al servicio de nuestro placer.

La Asociación de Psicología Americana[3], en el 2007,  denunció la tendencia sexualizadora que domina a la sociedad. Concretamente, manifestó su preocupación por: «el hecho de que la ropa, los juguetes, los cosméticos, los videojuegos, las películas, los personajes de ficción, los dibujos animados y los medios de comunicación dirigidos a los más pequeños de la casa (en torno a los cuatro años) ya empiezan a hacer énfasis en los atributos eróticos, fundamentalmente de las niñas, y del rendimiento personal que se le puede sacar al atractivo sexual». El informe también señalaba los peligros que generaba esta tendencia de inculcar poses, actitudes y modos de comportarse propios de una mujer adulta a las niñas. Porque que en el fondo, y por muy insinuante que sea la frase que exhiba en su pequeña camiseta, no tiene la madurez suficiente para asumir este tipo de comportamiento. Esto lleva a generar la creencia en los niños y niñas que para tener éxito social tienen que ser sexualmente atractivos. 

Esta sexualización resulta, además de excesivamente precoz, no corresponde a la etapa evolutiva y va a generar graves problemas en su desarrollo. Va a dar lugar a que se desarrollen conductas dirigidas a tener un cuerpo perfecto según los cánones de la moda. En las niñas no estar delgadas o en los niños no estar musculosos, no es sexy, lo que puede llevarles a desarrollar anorexia o vigorexia, entre otros problemas ligados a la salud de su etapa evolutiva. También podemos  observar que han aumentado las peticiones de modificaciones estéticas en mujeres cada vez más jóvenes, o que niñas y niños pequeños se tatúe o se pongan peercings. Otro riesgo que no debemos olvidar es que estas conductas están incrementando los riesgos de violencia sexual.

Muchas veces estos modelos se copian de las conductas observadas en las familias. La sociedad tiene la responsabilidad de velar porque nuestros niños y niñas tengan una infancia feliz, pero no debemos olvidar que es la familia la que debe, en última instancia responsabilizarse de que sus hijos e hijas puedan vivir la niñez lo mejor posible, sin saltarse innecesariamente etapas evolutivas.

Dra. Carme Tello Casany

Psicología clínica

Presidenta de la Associació Catalana per la Infància Maltractada ACIM

Presidenta de la federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato

Infantil FAPMI


[1] https://www.gov.uk/government/news/bailey-review-of-the-commercialisation-and-sexualisation-of-childhood-final-report-published

[2] Neil Postman. La desaparición de la niñez (The Disappearance of Childhood, 1982). Barcelona: Círculo de Lectores, 1988; 206 pp.; trad. de Margarita Cavándoli; ISBN: 84–226–2695–0.

[3] https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=4503

2 thoughts on “

  1. La escuela tiene una función importanta, al respecto. Pero es sin duda en
    La familia y sus compartimientos donde se marcan les referentes.

    Muy interesante articulo para la reflexión.

    Muchas gracias y felicitaciones.

  2. Comparto esta preocupación que tanto daño hace a la infancia. Además, la curiosidad sexual la satisfacen con la pornografia que transmite modelos y actitudes de desigualdad entre los sexos, confundiendo sexualidad con violencia.

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