¡Y LLEGÓ LA NAVIDAD!
AUTORA: Ana María López Expósito
Hay pocos hechos sociales tan apremiantes como la Navidad. Está ahí fuera año tras año, cada vez más extendida en el tiempo. ¿Cabe la magia en una sociedad racionalizada, presa de la jaula de hierro del consumo y atenta contra las identidades construidas? Las encuestas dicen que gran parte de la población detesta la Navidad, la obligación de las comidas familiares y de empresa, la coacción de regalar y por ende de consumir. La Navidad es insoslayable: está en la iluminación de las calles, en la radio, en la publicidad y hasta en el cine.

Lo verídico es que, con la llegada de diciembre, incluso unos días antes, el “espíritu navideño” empieza a adueñarse de nuestras calles: las ciudades inauguran su alumbrado navideño, los comercios, restaurantes y bares se decoran con luces y todo tipo de adornos, los escaparates de las tiendas se llenan de juguetes y regalos, y en las emisoras de radio empiezan a colarse tímidamente los primeros villancicos. Son días llenos de magia, ilusión, alegría y, por qué no decirlo, de cierta nostalgia en los que todos sacamos al niño o niña que llevamos dentro y que, de alguna manera sigue viviendo en nosotros.
Es un tiempo para renovar la fe en Dios, amar a los demás, y poner en alto el amor y paz. Para ello es fundamental compartir con la familia y los hijos los valores y enseñarles que la felicidad no solo está en los obsequios y en los regalos materiales. Transmitir la importancia de dar y recibir amor, de ser solidarios, de alimentar el espíritu y de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, se convierten en el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos. Lo primordial es disfrutar con alegría y espiritualidad. Así que aproveche para rescatar, con sus hijos, tradiciones como cantar villancicos, hacer recetas e intercambiarlas con los vecinos, contar historias de Navidad, hacer manualidades o jugar aguinaldos.
La palabra Navidad viene del latín Nativitas que significa nacimiento. Desde el siglo IV d.C. los cristianos celebran el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre; éste ya era un día señalado en el Imperio Romano pues en estas fechas se celebraban las Saturnales, fiestas dedicadas al dios Saturno, en las que tenían lugar los banquetes y se intercambiaban regalos; además coincidían con los días del solsticio de invierno.
Según la portentosa y salvadora Wikipedia existen diversas teorías sobre el origen del 25 de diciembre como día de la Navidad. William J. Thige, ya en el siglo iii defiende que se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, aun antes de que los romanos celebraran la fiesta del Sol invencible (Sol Invictus).
Según otros autores, la celebración de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a la antigua celebración del nacimiento anual del dios-Sol en el solsticio de invierno (natalis invicti Solis), adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C. para permitir la conversión de los pueblos paganos.
En el Imperio romano, las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre. Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha y finalmente el papa Liberio decreta este día como el nacimiento de Jesús de Nazaret en 354.
En un principio la Navidad no era considerada una fiesta cristiana, ya que no estaba situada en la lista de celebraciones que los cristianos debían celebrar. No es hasta el 200 d.C. en la ciudad de Alejandría que comienzan aparecer textos sobre la importancia de la existencia de esta festividad. Fue en esta época cuando aparecen los primeros estudios sobre la posible fecha de nacimiento de Jesús, y es el momento que comienzan las primeras celebraciones del 25 de diciembre de Navidad. Ya en el siglo IV, y tras varias reuniones cristianas, se había fijado el 25 de diciembre como fiesta de Navidad en el calendario festivo de diferentes iglesias cristianas.
En la actualidad la fiesta de la Navidad ha sobrepasado la religión y son muchos los no creyentes que celebran estas fiestas, estando cada día más centradas en las reuniones familiares donde se intercambian regalos, se bebe y se comen grandes cantidades de comida.

Muchos españoles aprovechan el puente entre el día de la Constitución y el de la Inmaculada Concepción (6 y 8 de diciembre, festivos en España) para decorar sus casas con los adornos típicos de la Navidad. Además de las guirnaldas, el espumillón, las estrellas, las bolas de colores y el árbol de Navidad, en la mayoría de los hogares se sigue montando el tradicional portal de Belén, que representa el nacimiento del niño Jesús.
Uno de los elementos más característicos del mundo católico es el Belén, también llamado “Nacimiento”, “Pesebre” o “Portal”. Consiste en una representación a escala del nacimiento de Jesucristo. La tradición de los belenes comenzó en el siglo XIII con San Francisco de Asís. Este monje italiano instaló un pesebre viviente con animales en una cueva y desde entonces, la tradición se popularizó. En el belén puede ir desde una sencilla réplica del momento con las figuritas del buey, la mula, San José, la Virgen María y el niño Jesús en el pesebre (misterio) hasta verdaderas obras de arte que no sólo representan la escena principal del nacimiento de Jesús sino también toda la ciudad de Belén con sus puentes, ríos, palmeras, el castillo de Herodes, los pastores, los animales, los Reyes Magos, etc… Son típicas de algunas zonas de España otras figuras como el famoso caganer en Cataluña, que representa a un campesino haciendo sus necesidades cerca del portal de Belén. También en muchas ciudades se organizan exposiciones de belenes, algunos de gran valor artístico, y los llamados nacimientos vivientes en los que los propios habitantes del pueblo o ciudad representan el nacimiento de Jesús.
La Navidad en España no sería lo mismo sin los belenes o pesebres.
En el siglo XIII San Francisco de Asís puso el primer belén en Greccio (Italia), no sabemos si lo hizo con figuras, o fue un belén viviente, es decir con personas reales disfrazadas.
En el siglo XVIII Carlos III , que había sido rey en Nápoles, se trajo de allí la idea de montar un pesebre en el Palacio Real, tal y como hacían los napolitanos. Pronto se puso de modaentre la aristocracia el montaje de belenes en las casas elegantes o palacios, la costumbre se extendió después entre las clases populares.
La tradición de adornar un árbol en Navidad viene del mundo germánico y se atribuye al Papa Bonifacio (siglo VIII), que lo denominó “árbol de Jesús”. Se popularizó en el siglo XVI, cuando, además de los adornos, se incluyeron las luces, que simbolizaban las almas de los muertos.
En España el primer árbol de Navidad se puso en el Palacio del Marqués de Alcañices, en Madrid (donde ahora está el Banco de España) por iniciativa de la Duquesa de Sesto, Sofía Troubetzkoy, una mujer interesantísima con una vida apasionante. Ella decoró la entrada a su palacio con un enorme árbol a finales del siglo XIX; como siempre, otros nobles la imitaron y después el resto de los españoles.
El día 24 se festeja la Nochebuena, una celebración generalmente familiar. Normalmente, todos los miembros de una misma familia se reúnen esa noche alrededor de una cena copiosa, llena de carnes, vinos y de alimentos que no se comen durante el resto del año y con gran cantidad de dulces para el postre. Para los más creyentes, esa noche no acaba con la cena, sino con la Misa del Gallo que se celebra tras la cena. Es el momento en el que se celebra el nacimiento del Hijo de Dios cantando los famosos y tradicionales villancicos con zambombas, panderetas y guitarras.
En muchas casas, especialmente en las que hay niños, esta noche tiene algo todavía más interesante. Es la noche en la que Papá Noel les lleva regalos a todos los que se han portado bien. En el País Vasco es el Olentzero el que deja los juguetes y en Cataluña y en Aragón es el Tió de Nadal. Como era de esperar, la Navidad solo acaba de empezar. El día 25 de diciembre es el verdadero día de Navidad.
El 28 de diciembre es el día que ponemos a prueba nuestro ingenio y sentido del humor gastando bromas de todo tipo (inocentadas), desde las más inofensivas como cambiar el azúcar por sal, regalar chicles o caramelos picantes etc. Mucho antes de ponerse de moda las actuales fake news, los periódicos aprovechaban este día para gastar bromas a sus lectores publicando noticias falsas y divertidas, que muchos se creían a pies juntillas. Esta tradición tiene su origen en el pasaje del evangelio de San Mateo en el que el rey Herodes ordena asesinar a todos los niños menores de dos años (inocentes) en Belén por temor a que el recién nacido niño Dios le arrebatara el trono. El rey acabó con la vida de muchos inocentes, pero no consiguió quitársela al niño Jesús.
A muy pocos días de la Nochebuena que tiene lugar el 24 de diciembre se celebra otra gran cena: la de Nochevieja. Es la noche en la que se celebra el último día del año y se da la bienvenida al nuevo año. Es un gran evento no religioso, que se suele celebrar con los amigos, a diferencia de la cena de Nochebuena que se celebra con la familia.
En España, al igual que en otros países, la celebración de la noche de Fin de Año tiene un carácter alegre y festivo. La cena de Nochevieja, la última del año, el 31 por la noche, se celebra también con amigos o familiares. Estas celebraciones también han generado diversas costumbres propias de nuestro país. El ejemplo más claro son las doce uvas de la Nochevieja, cuyo origen se encuentra en Madrid, aunque haya distintas teorías. Una la señala como una burla realizada por las clases populares castizas a la costumbre de la nobleza capitalina de cenar este alimento en Nochevieja; otra apunta aun excedente de producción en 1909 al que se dio salida de esa peculiar manera. Después de la cena a las doce de la noche las campanadas del Reloj de la Puerta del Sol son retransmitidas por las televisiones a todos los españoles que se reúnen para comer las doce uvas de la suerte, una por cada campanada. Es imprescindible no despistarse y que la última uva coincida con la última campanada si queremos tener un año en el que la suerte nos sea favorable. Tras la ingesta de las uvas, no puede faltar los brindis con cava para desearnos un feliz Año Nuevo. Después, la gente, vestida por fuera con sus mejores galas y por dentro, con ropa interior de color rojo, acude a las numerosísimas fiestas (cotillones) que se celebran hasta el amanecer y que suelen acabar con un chocolate caliente con churros para recuperar fuerzas después de toda una noche de diversión. Los fuegos artificiales no faltan en esta noche en la que las fiestas duran hasta la madrugada.
En la mayoría de los hogares españoles existe la tradición de comer pavo, al parecer esta costumbre se remonta a mucho antes del nacimiento de Cristo, ya que es una tradición grecorromana: las ocas, por ejemplo, eran un animal relacionado con el anuncio de la primavera debido a sus migraciones. A lo largo de los siglos, el animal predilecto en estos banquetes fue cambiando, desde el capón del siglo VI hasta el gallo que consumía la nobleza durante el siglo XIII.
Los europeos nos hemos agarrado a cualquier excusa para ampliar los límites de nuestra repostería. La primera referencia que existe del turrón se encuentra en una carta del año 1453 de María de Trastámaraa las monjas del Convento de Santa Clara barcelonés, pero como recuerda Gallar, ya hay una referencia a un dulce semejante en ‘Las mil y una noches’. Probablemente el mazapán sea de origen árabe y llegase a nosotros a través del comercio naval, pero hay otra hipótesis que sugiere que pudo originarse en San Clemente el Real, en Toledo, durante un asedio que provocó que la imaginación alumbrase este alimento para aprovechar la gran cantidad de almendras almacenadas.
Muy española es también la Lotería, cuyo origen se remonta a comienzos del siglo XIX, como una manera de recaudar dinero para el erario público –sacudido por la Guerra de Independencia– sin perjudicar a la sociedad en su conjunto: el primer sorteo de Navidad tuvo lugar el 18 de diciembre de 1812. Nuestro país también ha realizado una gran aportación a los villancicos, que obtienen su nombre de los villanos –pueblo llano– que los cantaban durante los siglos XVI y XVI. Góngora o Lope de Vega realizaron su contribución a este género, como muestra este ejemplo del dramaturgo.
El 5 de enero, según la tradición cristiana, guiados por una estrella llegan los Reyes Magos hasta el lugar donde estaba el niño Jesús, y le hacen entrega de tres regalos: mirra, incienso y oro. Con este motivo en gran parte del mundo hispánico, se reparten regalos a los niños. Se dice que, si han sido buenos, recibirán lo que han pedido en la carta que escribieron a los Reyes Magos, y, por el contrario, si han sido malos, recibirán solo carbón, azucarado. Pero lo cierto es que todos los niños reciben regalos y esperan con mucha emoción este día. En algunas ciudades se organizan cabalgatas. Un gran desfile donde los Reyes Magos, colectivos de la ciudad y muchos personajes infantiles famosos, saludan y tiran caramelos y regalos a los asistentes. Ese día se suele comer lo que acá en España conocemos como “El roscón” o rosca de Reyes Magos.
El día de Reyes (6 de enero) pone el punto final a la Navidad en España. Este día lleno de magia e ilusión es el más esperado por los niños durante todo el año, ya que pueden hacerse realidad y recibir los juguetes que han pedido en la carta a Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar. La celebración comienza la tarde anterior con las cabalgatas que se organizan en todas las ciudades españolas. De regreso a casa, justo antes de irse a dormir, los niños dejan sus zapatos junto con algunos alimentos y agua para los reyes y los camellos en un lugar visible donde Sus Majestades depositarán los regalos.
A continuación, les muestro unas frases de autores conocidos relacionados con estas fiestas:
“No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño.” Erma Bombeck
“¡Feliz, feliz, Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!” Charles Dickens
“Las únicas personas realmente ciegas en la época de Navidad son las que no tienen la Navidad en su corazón.” HELEN ADAMS KELLER
La Navidad es una estación de nieve para sembrar paz, generosidad, solidaridad y humildad en el universo. Es una senda que conecta corazón y mente y nos conduce hasta el niño que llevamos dentro. Ana María López Expósito
A continuación les muestro un breve relato relacionado con las Fiestas de Navidad.
IMPROVISACIÓN
Aquella mañana Melchor se despertó tosiendo sin parar. Guadalupe le palpó la frente y decidió ponerle el termómetro. Treintainueve grados marcaba el delicado objeto de mercurio que retiró de la axila izquierda con sutileza. Aquel atardecer su marido debía presentarse en las galerías del Corte Inglés. Le contrataban cada año para hacer de Rey Mago. Sintió pena, por otro lado, el trabajo estaba muy bien pagado y estaban pasando una mala racha. ´La empresa de materiales de construcción para la que trabajaba Melchor había tenido que cerrar. Le tenía el traje rojo planchado y las botas lustrosas y el saco cargado de regalos en el dormitorio contiguo. Le dio un vaso de leche y un paracetamol de 1gramo. Le prometió volver en un par de horas con una mentira piadosa: «Tengo que ir a felicitarle las fiestas a mi hermana», le dijo. Cuando se quedó dormido con parsimonia se puso el traje rojo, tomó el relevo y se marchó para el Corte Inglés, nadie se daría cuenta. Ahora era ella la Reina Melchora.