UN NUEVO ORDEN MUNDIAL

Gran ventaja lleva el tonto al hombre
de talento; siempre está contento de sí mismo
(Napoleón)
Todos los días doy gracias al cielo por haberme permitido llegar a nonagenario, aunque no exento de achaques y mucha limitaciones físicas y psíquicas, intelectuales y algunas más que no vienen al caso. No obstante, a pesar de ser “novio de la muerte”, desde hace años sigo conservando la vida y ese sentido de la realidad que nos envuelve. Lo que no nos abandona nunca, aunque tengamos una edad avanzada son los miedos. La mayoría son miedos infundados que sólo existen en nuestra imaginación, pero no por eso dejan de ser dolorosos.
Los que seguimos el camino y el ritmo de lo que acontece no sólo en España sino en el mundo entero, pues no es para ser optimista. Hasta hace poco los 9,33 millones de jubilados, entre otras muchas cosas no desagradables, sino malas en todos los sentidos, era el que no pudiéramos cobrar la pensión. Y éste no era miedo producto de nuestra imaginación, sino que era real puesto que así lo afirmaban los análisis de los expertos políticos, económicos, sociales… Incluso la misma Comunidad Europea, ante el enorme déficit público que venía arrastrando desde hace varios años España. Todos estos males comenzaron con el todavía desaprensivo e inútil expresidente Zapatero que continua en activo, no en favor de España o de esa palabra que en su boca es blasfemia: democracia.
A esta lumbrera le sucedió otra peor que continuó por el mismo camino, pero destruyendo y empobreciendo España, aumentando el déficit, los parados, destruyendo las empresas, el campo y todo lo que sea necesario para “mandar” no para gobernar. A todo esto, hay que sumarle la extensa corrupción que le rodea: su esposa, su hermano, el Fiscal General del Estado, sus ministros… Sin embargo, él y su gobierno siguen encumbrados en la autocomplacencia: “la economía en España va como una moto”, pero no dijo en qué condiciones estaba la moto. Después, al poco tiempo, mientras la deuda aumentaba dijo que “la economía en España iba como un cohete”.
No recuerdo dónde he leído que el Primer Ministro británico Harold Macmillán, manifestó que a lo largo de los años que siguieron a la posguerra, tanto él como su gobierno, seguramente habían cometido muchos errores, pero justificables por la rapidez con que se sucedían las circunstancias en la política de aquellos años y el cambio de los factores que condicionaban el éxito o el fracaso. Y abundó más, “porque la mente humana está sujeta a equivocaciones”. Qué contraste la humildad de este gran político con la autocomplacencia del Sr. Sánchez.
Hace ya muchos años en la clausura de una universidad de E.E.U.U. el rector dijo estas palabras que sorprendieron a todos: “Tengamos la hombría de defender el riesgo de caer en el error; la posibilidad de tomar una decisión desacertada; el haber iniciado un camino inadecuado; el cometer cualquier desatino, convencidos probablemente de que teníamos razón. Ese derecho a equivocarse, es al mismo tiempo, gesto de humildad y antídoto de mayores daños, pues nada es comparable en número de yerros al insistente afán del que cometió el primero y trata de justificarse, en vez de reconocerlo o rectificarlo”.
El Dr. Sánchez va ya por 7 años cometiendo error tras error, pero como no los admite ni reconoce pues seguirá cometiéndolos cada vez más y más porque sigue subido en su alto pedestal con la coraza de la autocomplacencia, y ésta se acrecienta cuando no existen caminos para la crítica o bien la discrepancia, porque todos los medios de información están comprados. Los grandes e inteligentes y responsables políticos que han sido, con humildad y sencillez han admitido y así lo han manifestado públicamente: “No hay materia en que quepan tantos y tan singulares errores como en las de administración y gobierno”. Pero el Sr. Presidente del Gobierno de España no comete errores. Y es que la autocomplacencia “define, aprueba, dogmatiza, y, por supuesto, no se equivoca nunca”.
Benito Mussoline desde el pedestal triunfalista viendo desfilar a sus partidarios y toda clase de actos y asambleas, en su soberbia, en su autocomplacencia pontificaba: “El jefe no yerra jamás”. Pero luego se vio que los jefes, precisamente son los que más errores cometen. Y tantos y tan grandes cometió que le costó la derrota y también la vida. Y otros muchos que no es necesario nombrar porque están en la mente de todos.
Respecto a la autocomplacencia, Goethe, el escritor alemán del siglo XIX, fuente inagotable de sabiduría, afirmaba que todos los hombres yerran, pero los espíritus selectos se reconocían por las enseñanzas y rectificaciones de sus errores. ¿Es nuestro presidente, el Sr. Sánchez uno de estos espíritus selectos? Con todo lo que ahora tiene encima, debajo, a los lados, dentro y fuera, lo veremos.
Nadie sabe de dónde ha surgido la noticia, pero he oído de unos y de unas que el Sr. presidente del Gobierno nos va a dar una gran sorpresa. Unos piensan que abrumado por los escándalos que le rodean dejará la Presidencia y se largará a algún país hispanoamericano a vivir disfrutando de su gran fortuna y del amor de su esposa Begoña. Pero otros dicen lo contrario, que se va a enclaustrar en un convento de cartujos, o bien en uno de los frailes mendicantes, dominicos o franciscanos. ¿Motivo de esta decisión? El peso siniestro que angustia su conciencia y una voz que oye cunado duerme que le aconseja la enclaustración por sus pecados?
