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Ucrania y Europa ante el espejo: una guerra que redefine fronteras, conciencia y futuro

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El tema de la guerra de Ucrania por sus posibles catastróficas consecuencias, entre ellas alterar la paz y el bienestar mundial, merece diversos comentarios.

  En primer lugar que, las justificaciones argumentadas por Rusia para la invasión basadas en el apoyo a pro-rusos ucranianos, no ha convencido a nadie, solamente tendría justificación y legalidad mediante un referéndum, nunca por las armas contra países democráticos y mucho menos cuando queda manifiestamente demostrado que existen oscuros intereses económicos derivados de la explotación de valiosos minerales tecnológicos para Rusia, y ahora parece ser que también para Estados Unidos.

  La decisión tomada por Putin, quiero entender, que mal aconsejado, dada su trayectoria como político y legislador que durante años mereció el respeto y consideración del mundo entero, especialmente de los europeos y que propició una era magnífica de prosperidad para los intereses económicos rusos, con la venta de gas, petróleo, fertilizantes, etc., integrado en el mercado global y cuya pérdida del lucrativo negocio le ha supuesto un duro revés económico difícilmente superable para su economía y su bienestar social, si bien, el coste político lo supera con creces por la pérdida de credibilidad y confianza de la Unión Europea y resto del mundo. Esperemos que todas estas consideraciones se las llegue a replantear el Sr. Putin, y que con la paz, vuelva a ser todo como era, alejando de la humanidad el terror de una tercera y definitiva guerra mundial.

  Como segunda consideración de esta injustificable agresión a Ucrania, aparece de súbito en el panorama mundial la necesidad perentoria de reconsiderar seriamente por parte de la U.E., la ubicación de sus fronteras y sus medios para defenderlas. No cabe duda que desde sus principios la “Unión Económica Europea” como yo la denominaría, ha cumplido su fin “económico”, no así, como unión social, judicial y legislativa, como debiera ser, lo que ha permitido a personas con condenas en firme en su país de procedencia, pasear libres y con toda impunidad por otros países de la unión. Quizás ahora, viéndole las orejas al lobo, se reajuste de forma más real esa Unión Europea, para que sea realmente integradora en los social, legislativo y jurídico como hemos citado anteriormente y alcance por igual a todos los estados miembros, con leyes y responsabilidades afines.

  Como simple comentario, si la manera de afrontar colectivamente la U.E., el problema del COVID, fue un desastre absoluto en su gestión, esperemos que el problema de la guerra (si la hubiera) no se parezca en nada. Parece interesante destacar a este respecto, que según datos de la prensa, las dos terceras partes del material militar utilizado por la U.E., se compra en EE.UU., lo que de seguir con este criterio, el rearme a lo grande de Europa, sería el negocio del siglo para el Sr. Trump. Pero si la U.E., tiene que empezar a replantearse ser autosuficiente para defender sus fronteras, como parece ser por el notable incremento del gasto militar propuesto, la necesidad más apremiante es incrementar nuestra capacidad de producción y tecnología empezando por lo más disuasorio, el arsenal atómico, del que parece ser que solamente Francia dentro de la U.E., dispone de él, si así resulta ser, señores presidentes de gobierno de los países miembros restantes, pónganse las pilas y empiecen a hacer los deberes, y una buena cosa, cómo no, sería aprovechar al cien por cien, la capacidad industrial y tecnológica de Alemania para desarrollar la programación y producción de material bélico en toda la U.E., en pro y  para, garantizar la paz en el mundo.

  Por último y quizá el más arduo, terrible y doloroso tema de esta guerra, como en todas las guerras, es el que sufre el pueblo de Ucrania en pleno siglo XXI, que de súbito y sin desearlo ni merecerlo, se ha visto sumergido en el caos, la destrucción y la barbarie por causa de egoísmos ególatras e irracionales que no deberían tolerarse jamás. Muertes irreparables, sufrimientos sin sentido, destrucción sin tino, y un manifiesto y lamentable retroceso de los derechos y la dignidad humana. Roguemos a Dios, que todos los hombres de buena conciencia aporten su granito de solidaridad para lograr la paz en todo el mundo y que la sensatez y la cordialidad se impongan.

  Se hace imprescindible comentar dada la actualidad, que como daño colateral de esta guerra de Ucrania, ha surgido la interesada decisión arancelaría de Trump que jamás se hubiera atrevido a plantear, si Rusia y la Unión Europea hubieran seguido manteniendo sus cordiales relaciones políticas y comerciales dentro de un marco de paz y de confianza mutua. Pero ya lo dice el refrán: A río revuelto, ganancia de pescadores.         

Antonio Prima Manzano

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