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SYLVIA BEACH, GEORGE WITMAN Y LA COMUNA “BEAT”

Hace años se habló mucho de la “GENERACIÓN  PERDIDA”, en referencia a un grupo de escritores estadounidenses  que se  exiliaron en la década de los años 20 a la capital francesa. Salieron de EE.UU huyendo de la censura y del derrumbe económico que vendría  en 1929, pero también buscaban libertad, y un ambiente cultural y social nuevo, distinto, pues en aquellos años París era la capital de la cultura europea.

         SYLVIA BEACH fue otra americana exiliada en París desde muy joven  pues hasta aquí habían enviado a su padre que era Pastor  Anglicano. Ella al principio  trabajó de enfermera en la Cruz Roja. Pasados unos años,  en 1917, Sylvia abrió una librería, la “SHAKERPEARE & COMPANY” en el Barrio  Latino parisino, pues era  una joven con inquietudes culturales, amante de las letras, las artes  y la Literatura, carrera que había estudiado en la Sorbona.

La librería además de cumplir su función, propiamente dicha, era un lugar donde se daban cita muchos jóvenes escritores, poetas, pintores y artistas del momento. Había un salón de lectura, biblioteca, editorial, oficina de correos e incluso pensión improvisada.  Sylvia les escuchaba, les prestaba libros y muchas veces hasta   dinero; organizaba y asistía a reuniones y  tertulias donde  se ejercía la crítica literaria, la cual ejercieron  Hemingway, Maurois, Joyce, entre otros.

         Por allí pasaron Eznra Pound, T. S. Elliot, André Gide, Paul Valéry, Jhon  Steinbeck,  S. Anderson, J. Dos Passos, Cadwell, Faulkner, George Witman, Tamara de Lempicka y Gertrude Stein la cual  también  tenía un salón en su casa para tertulia literarias; y Jame Joyce al  que Sylvia admiraba hasta el punto que se convirtió en su gran amigo, tanto fue así que  quiso ayudarlo  cuando un tribunal estadounidense vetó su novela “ULISES”, ella lo publicó y lo distribuyó disfrazando sus cubiertas y sobrecubiertas con el título de otros libros como por ejemplo: “Las obras completas de Shakespeare”

         En aquella época  “París era una fiesta”, como tituló Ernest Hemingway  una de sus novelas. Era la época de máximo esplendor cuando el Barrio Latino estaba lleno de tiendas con escaparates abarrotados de libros viejos, grabados y  objetos curiosos.

 La librería de Sylvia adquirió tanto prestigio y fama en la vida cultural  que era una atracción para los turistas, y además supuso una revolución artística que contribuyó a cambiar la literatura  del siglo XX. Sylvia supo rodearse de los mejores poetas e intelectuales de aquella época, del momento. Pero  este ramillete de escritores y poetas, ¿hubieran sido lo que fueron  si no hubieran vivido en la SHAKESPEARE & COMPANY  y conocido a Sylvia Beach?   Ella fue  una librera y mecenas excepcional.

Sylvia_Beach_at_Shakespeare_&_Co_Paris_1920

FINAL DE LA LIBRERÍA

La librería estuvo funcionando durante más de dos décadas, hasta que llegó la Primera Guerra Mundial, se cerró en 1941, y con un final agridulce que Sylvia contó en sus memorias. Dice que un oficial alemán entró en la librería a comprar un ejemplar de “Finnegans Wake” de Joyce que había visto en el escaparate y ella le dijo que no estaba a la venta; el nazi le amenazó con volver  a por el ejemplar firmado, si no le confiscaría todos los libros. Y efectivamente, al cabo de unos días volvió pero Sylvia ya había escondido todos los libros en un apartamento de un amigo, un carpintero había desmontado todas las estanterías, y un pintor había borrado todos los nombres, rótulos y cualquier resto de las paredes y fachada. Todo había desaparecido. Al cabo de unas semanas a ella la arrestaron y cumplió seis meses de prisión.

LA  SEGUNDA  ÉPOCA DE LA SHAKESPEARE & CO

 

GEORGE WITMAN: Poeta y aventurero, otro expatriado norteamericano en París, hijo de un autor de libros de texto llamado Walt por lo que  muchos le creían nieto del gran poeta Walt Witman,  ¿Sí? ¿no? Todo una incógnita. Pero sí que fue un personaje algo excéntrico.  George era apasionado de los libros, gran lector de Dostoyesky, viajero y frustrado escritor – dice-  Y además estuvo casado con una rusa.

A orillas del Sena y frente a la catedral de Nôtre Dame estaba su librería “Mistral”, una cueva de los tesoros, según algunos, que funcionaba como una comuna, tapizada de miles de libros en inglés principalmente. Pues “su objetivo era servir de apoyo a los muchísimos aspirantes a literatos”, los cuales leen libros en la biblioteca, escriben junto  a una ventana frente al Sena o mirando a Nôtre Dame y duermen en la librería en literas llenas de polvo y olor a papel viejo y humedad. “Unos se quedaban más que otros, pero como mínimo le exigíamos una semana. El precio: ayudar” – comenta su hija que se acaba de incorporar a la gestión de la librería-

         George  se sentía heredero espiritual de Sylvia Beach y al cerrar su librería él le cambió el nombre de Mistral por el de SHAKESPEARE AND COMPANY. En esta segunda época pasaron por la Shakespeare decenas de escritores que hicieron amistad con George hasta su muerte, a los 98 años.

         Tenía fotos con Lauren Durrell, retratos con H. Miller, con su gran amiga Anaïs Nin… y otros como Allen Ginsberg, Jack Kerovac (pionero de la generación beat) y Hunter S. Thompsom, el creador del periodismo “gonzo” que pasaron por allí  muy jóvenes.  William Burroughs se documentó  en la biblioteca para escribir “El almuerzo desnudo”, y seguramente fueron muchos más los que pasaron por allí y no dejaron su nombre.  “Ahora les pido que dejen escrita  una página autobiográfica- dice la hija de Witman- pues aún hay miles de papeles sin revisar”.

         A George se le consideró el primer bohemio de la “generación Beat”

“NO SEAS INHÓSPITO CON LOS EXTRAÑOS, YA QUE PODRÍAN SER ÁNGELES DISFRAZADOS”.

 Este es uno de los letreros que se podía  leer sobre un dintel  de una de las puertas de su librería.

George Witman se ganó el sobre nombre de “EL D. QUIJOTE DEL BARRIO LATINO. Su librería Shakespeare fue una de las más  importantes frente a Nôtre Dame  y  de las más carismáticas; según el diario londinense, THE GUARDIÁN, fue  una de las más famosas   del mundo.

         En definitiva, este personaje que acabamos de  describir fue llamado con mucha razón D. QUIJOTE por  su generosidad, su altruismo y protección a los más débiles.

                   AURORA FERNÁNDEZ

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