RUMOR DE LINDES

Oigo el rumor de las lindes:
la obstinada imprecación
de los ladrillos
se erige contra ti
en un muro solemne.
Entonces
la inclinación de tus ojos
hacia la tierra
es perfecta,
como aquel último beso a punto
de perpetuar sus puños
contra la roca.
Parece entonces que todo es ruido.
¿Qué más queda
al otro lado?
-Son sólo las uñas
arañando en la aspereza…
