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tello carmen

 

 

Durante este largo periodo de pandemia hemos observado muchos factores de estrés que han afectado a todos los miembros de las familias. Familias que hasta este momento habían tenido unas relaciones sin conflicto, se han visto inmersas en situaciones que les han puesto nerviosos. Situaciones aparentemente no importantes devenían fuentes de conflicto. Y qué decir de las familias donde ya previamente existían conflictos. En estos casos, la violencia latente, ha rendido en aflorar con el agravante del incremento de la violencia invisible derivada del confinamiento. Y esto ha sido más grave en los casos de la violencia hacia menores. Hay que tener en cuenta que los maltratos , la negligencia y el abuso sexual contra menores se da en más de un 90% en el medio familiar o por conocidos. Algunas de estas situaciones generadoras de estrés han sido: derivados de la organización del espacio en casa, problemas por perdida de trabajo, migrantes que han visto agravada su situación de ilegalidad, las vivencias de los adolescentes y dificultad en poder elaborar los duelos y las pérdidas, entre otros.

Virginia Woolf hablaba de la necesidad de tener una habitación propia. Tener un espacio propio es fundamental para podernos desarrollar como personas y mejora la calidad de relación con los otros. En la pandemia ha estado prácticamente imposible debido a la obligatoriedad de convivir todos en el mismo espacio reducido de las casas, más o menos grandes, pero siempre con invasión de espacios comunes. Esta invasión del espacio común ha generado mucho estrés, compartir: teletrabajo de los padres, trabajos escolares de los hijos también por internet, espacio de juego de los hijos, y otro muy fundamental es que los padres pudieran tener un espacio y un tiempo para ellos solos, sin los hijos para poder relacionarse como pareja. Para la escuela esta situación ha generado un importante esfuerzo para los docentes que de un día por otro han tenido que formarse y poder en marcha otras formas de comunicación pedagógica. Esto ha generado estrés en los maestros y bajas por problemas de salud mental (depresión y ansiedad principalmente) o somáticos derivados de estas situaciones de estrés mencionadas.

La pandemia ha provocado el cierre de muchísimas empresas. algunos trabajadores han podido tenido ertes, pero otros, especialmente negocios familiares, se han arruinado y no podrán volver a abrir, Otros que tenían trabajos no legales, especialmente todo los relacionados con el servicio domestico de cuidado a nuestros ancianos, se han tenido que quedar en casa pero no han tenido ni la opción de los ertes. Los migrantes sin papeles y con trabajos muy precarios han sido muy perjudicados y con graves problemas para sobrevivir. Esto ha provocado el incremento de pedir ayudas a los servicios sociales de los ayuntamientos, caritas y otras ONGs dedicadas a la ayuda a la población sin recursos.

Los adolescentes han tenido un corte importante en las relaciones interpersonales. Si tenemos en cuenta que la etapa adolescente es una etapa de cambios y descubrimientos, esta pandemia con su confinamiento ha genera muchos problemas. El adolescente tiene cambios muy importantes en esta etapa que va de la niñez a la preparación para la etapa adulta. hay cambios en el pensamiento (pasa del pensamiento operativo al hipotético deductivo), en el concepto espacio (cada vez es más ilimitado), y el concepto tiempo (cada vez es más limitado), en la relación con sus padres (de los padres idealizado de la niñez a la critica por no responder a esos idéales infantiles), a nivel hormonal, biológico y físico, etc.… El adolescente necesita su “tribu” de pertenencia. Si bien usan mucho los medios de las redes sociales, necesitan también el contacto físico que les da la real sensación de pertenencia a su “tribu”, y eso no lo han tenido. En relación al tema de poder estudiar no es lo mismo que hacerlo en la soledad de casa que poder compartir en los campus de la universidad o en los patios de los institutos. Este contacto interpersonal facilita el desarrollo de la inteligencia emocional porque ayuda al desarrollo psicoafectivo y no solamente adquirir conocimientos. Todos estas circunstantes han generado un incremento de problemas de salud mental, especialmente en trastornos de ansiedad, depresión, intentos de suicidios y problemas de la conducta alimentaria, tano restrictiva (anorexia) como por exceso de ingesta (bulimia u obesidades).

La dificultad de poder elaborar duelos y perdidas, no poder ver familiares, abrazarles, estar con ellos. Despedirse de un familiar que ingresaba en la UVI y no se sabía si podríamos volver a verle vivo generó mucha ansiedad. Y cuando la muerte se producía, no se podía hacer el duelo correspondiente. Pero también duelo porque una forma de vivir cambió radicalmente. No poder comunicarnos como lo hacíamos hasta eses momento y especialmente no poder tocarnos, abrazarnos físicamente y no virtualmente.

Frente a esto la repuesta de la parentalidad positiva es pensar en los aspectos positivos, que aunque no lo parezca existen, que nos ha dado esta pandemia. Especialmente nos ha hecho valorar las cosas que realmente son esenciales: la familia, los amigos; y las que no lo son: las cosas materiales.

Nos atrevemos a hacer unas pequeñas consideraciones que pensamos que pueden ser ilustrativas de que hablamos cuando hablamos de parentalidad positiva.

La importancia de hablar en positivo cuando damos orientaciones a nuestros hijos, evitando entrar en contradicciones entre lo que decimos y lo que hacemos, dado que el lenguaje no verbal es lo que realmente entienden nuestros hijos e hijas. No perder de vista que los hijos e hijas aprenden la conducta que observan.

No tener miedo a verbalizar y explicar a los hijos los problemas que como familia tenemos, de las dificultades derivadas de: problemas de trabajo, la distribución del espacio de la casa o de poder estar con ellos porque deben de trabajar, o que están nerviosos por la situación de la pandemia, etc.… Es muy importante que se pueda hablar, porque los hijos e hijas observan malestar y al no tener palabras que pongan luz a esas conductas pueden pensar que ellos son culpables de lo que pasa. No hay que tener miedo a hablar, porque las palabras bajan los niveles de estrés y tranquilizan, No resuelve el problema, pero si permite poder verlo desde una prospectiva de tranquilidad que puede ayudar a resolverlo.

No olvidar que lo padres  y madres no son ni los amigos ni los maestros de sus hijos e hijas, sino que tienen importantísima  función y el rol paterno y materno que es muy importante, porque son el “pal de paller” (el palo que sostiene la estructura de la familia). Es importante que no tengan miedo en poder poner en práctica la educación en positivo, dando normas coherentes, diferenciando autoridad de autoritarismo y no olvidando que él no dar normas claras en una forma de maltrato. Al nacer lo hijos e hijas no llevan bajo el brazo un libro de instrucciones y tampoco existen padre y madres perfectos, pero el camino es el amor incondicional hacia los hijos e hijas, respetándoles como personas diferentes a nosotros con sus deseos y vivencias propios.

Dra. Carme Tello Casany

Presidenta de la Associació Catalana per la Infància Maltractada ACIM

Presidenta de la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil FAPMI

 

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