MIRADA AL PASADO: Las Pandemias
El término pandemia; del griego reunión del pueblo, patología, enfermedad epidémica que se extiende a muchos países ó que ataca a casi todos los individuaos de una localidad o región. (Esto es lo que la RAE nos dice sobre esta palabra).
Anton Erkoreka; especialista en historia de las enfermedades y director del Museo Vasco de Historia de la Medicina de la UPV, nos recuerda. «Para comprender el presente y mirar al futuro hay que conocer el pasado». También dice que la mayoría de las epidemias de las que se tienen referencia han surgido en zonas muy masificadas de población, (esto conlleva por lo general una falta de asepsia y un empobrecimiento de la salubridad).
Las pandemias vienen originadas por el binomio bacterias o virus; dos agentes tan minúsculos y a la vez tan importantes, que sin ellos no habría sido posible la creación de la vida en la tierra.
El cólera fue un episodio bacteriano; su comportamiento muy largo en el tiempo, mientras que las pandemias ocasionadas por virus, tienen un desarrollo muy rápido pero sus efectos suelen ser más cortos, bajando de forma muy brusca si bien sigue teniendo presencia durante un tiempo ocasionando afectados, hasta el momento que surge una vacuna capaz de hacerle frente.
La mayoría de epidemiólogos; coinciden en las causas propiciatorias para la aparición de estas pandemias. La superpoblación; el caos ambiental, la desaparición de insectos ocasionadas por las fumigaciones masivas en cultivos, bosques y vertederos. Causantes de fuertes desequilibrios; que cualquier apicultor sin necesidad de grandes conocimientos es capaz de entender.
Estamos maltratando a la naturaleza; como si fuera algo ajeno a nosotros, ignorando que le debemos respeto, nuestra vida depende de ella y nunca, al contrario.
Una de las armas que tenemos para protegernos es la Sanidad Pública; hemos venido jugando con ella como si se tratara de un bien de consumo más, y no es así. En estos momentos un país referente para aquellos que apoyan que no debe existir la Sanidad Pública, como EEUU, se enfrenta a un caos tremendo, países tan minúsculos como la denostada Cuba, están ayudando a otros tan importantes como la mismísima Italia.
Antecedentes:
Las epidemias fueron una constante en la vida del ser humano; como por otro lado también lo son tanto en la fauna como en la flora. Pero desde el punto de vista de la humanidad; decir que se corresponden con acontecimientos cíclicos que se suceden en el tiempo, debido principalmente a lo que los expertos denominan mutaciones.
En la Edad Antigua se constituyeron cientos de civilizaciones; algunas de ellas muy importantes en los diferentes continentes, dichas civilizaciones fueron los peldaños que nos permitieron ascender hasta el grado de desarrollo actual.
Desde Sumeria, IV milenio a.c., el antiguo Egipto, India y las civilizaciones védicas, la antigua China, para desembocar en las culturas griega y romana, el Imperio aqueménide en Persia fue otro ejemplo importante.
En la América Antigua; surgieron dos grandes centros de civilización, la región andina situada cronológicamente sobre el IV milenio a.c., y Mesoamérica hacia el II milenio a.c., sobre la desaparición de estas culturas, existen varias teorías, coincidiendo todas ellas que la causa más plausible pudo ser la aparición de pandemias incontroladas.
Estas poblaciones alcanzaron un desarrollo urbano tan grande; que aportaron los ingredientes favorables a la aparición de dichas enfermedades, como hemos visto las aglomeraciones incontroladas son la causa y origen de la mayor parte de ellas. Tales aglomeraciones; son generadoras de deshechos, demandantes de grandes cantidades de agua que devuelven contaminada. Por otro lado, tiene la necesidad de alimentos que no siempre pueden cumplir los parámetros de salubridad. En tiempos de Roma se empezó a tomar conciencia sobre estos problemas y decidieron limitar el número de habitantes a la capacidad de los recursos disponibles, (sin embargo, hoy esto no es tenido en cuenta).
En el siglo XIX la mayor parte de las poblaciones de nuestra Andalucía se vieron afectadas por el cólera, algunas como es el caso de Jódar en la provincia de Jaén, su población se redujo a la mitad, un detalle revelador: su actual cementerio data de esta época y su patrón es San Sebastián, (abogado de las enfermedades infecciosas en el mundo católico).
Las guerras y los fenómenos climatológicos; fueron objeto de desplazamientos, pero en nuestra toponimia las que dejaron mayor huella fueron las pandemias. Todas aquellas poblaciones que encierran voces como; campo y nueva en su mayor parte son como consecuencia de un nuevo emplazamiento. En la antigüedad; lo normal era incendiar las poblaciones infectadas y refundar otra no muy lejos de la anterior.
Epidemias históricas;
Cuando hablamos de epidemias históricas; si hablamos con cierta precisión, no podemos remontarnos más allá de los siglos XIII-XIV, que es desde que tenemos datos que nos aportan cierta fiabilidad.
En 1348 una situación parecida a la actual; un periodo que se llamó la «Pequeña Edad de Hielo», Tras un enfriamiento repentino del clima, que aportó malas cosechas, una lluvia excesiva. Dentro de aquella situación; apareció la tristemente famosa «Peste Negra», cuyo origen se situaba en Asia. Los barcos venecianos la trasladaron a Constantinopla y al resto de la península itálica, pasando rápidamente a los reinos peninsulares de Aragón, Castilla y la propia Francia. Esta epidemia, al estar producida por una bacteria; su expansión fue relativamente lenta, en el año 1349 llegó al Reino Unido y en 1350 a Países Bajos y Suecia. En ese momento Europa contaba; con una población de 75 millones de Habitantes, muriendo casi la mitad de la población, algunas cifras hablan de entre 25 y 33 millones, pero tenida en cuenta la dificultad censal del momento el cálculo tenemos que tomarlo como orientativo y muy a la baja.
El Reino de Navarra fue uno de los más afectados; los investigadores utilizando como patrón de campo la contribución de impuestos, no dudan en concluir que, comparando con años anteriores, más de la mitad de la población murió.
Estas epidemias de peste; se fueron repitiendo con cierta periodicidad durante los siglos XV y XVI, su aparición fue intermitente. En 1720 la peste desaparece de Europa; sin que se sepa la razón, a juicio de los expertos eso es normal, de momento desaparecen sin dejar testimonio del por qué, pero según ellos mismos lo que es seguro que a una epidemia, tarde o temprano le sucede otra.
Así fue que en el siglo XVIII nos llegó la viruela; una epidemia con altas tasas de mortalidad, se calcula unos 150 fallecidos por cada 1.000 habitantes, sobre todo niños. En este mismo siglo hubo otra epidemia que motivó, por razones sanitarias, la prohibición de enterramientos en iglesias, (surgiendo desde entonces la figura de los campos santos).
Coincidiendo con las guerras napoleónicas; a partir de la Revolución Francesa las guerras continuadas durante las décadas del siglo XVIII y principios del XIX, teniendo continuidad con la I Guerra Carlista. Las tropas eran agentes de propagación; trasladando unos microorganismos que transmitían los piojos, (una vez más higiene y salud se encuentran relacionadas). Esta enfermedad fue conocida como «fiebres pútridas»; cuando los soldados entraban en contacto con la población civil les contagiaban propagando así la enfermedad.
Coincidiendo con la I Guerra Carlista; llegó una nueva enfermedad endémica en India, el cólera, procedente de Rusia y provocando una terrible devastación poblacional, en las décadas de los 40, 50 y 70. Pero todo el siglo XIX estuvo marcado por el Cólera. Esta situación fue la que obligó a las diversas administraciones a reinventar todo el sistema urbano de las ciudades, dotándoles de saneamiento, tomas de agua potable, pero los más importante de todo fue el nacimiento de la «Sanidad Pública» como especialidad dentro de la medicina.
El 1889 aparece otra epidemia; que fue conocida como la «gripe rusa», se cree que su origen también como la actual estuvo en China, pasando a Rusia por tren y desde allí se extendió por toda Europa, el índice de mortalidad de esta pandemia se sabe que rondo el 2 por cada 1.000 habitantes.
La conocida como «gripe española»; por cierto, que de española solo tenía el nombre, nombre que se debió a una circunstancia bélica. En 1918 la mayor parte de los países importantes estaban enfrascados en la I Guerra Mundial; por lo tanto, bajo una férrea censura. España, al ser un país neutral, era el único capaz de publicar en libertad y de ahí el fatídico título. De cómo surgió; entre los meses de marzo y abril del citado 1918, en plena guerra, aparecieron contagiados tres soldados que estaban en campos militares americanos y europeos, como decíamos la censura de estos países impidió dar cifras reales de afectados, solo se decía que los soldados habían muerto de gripe. Pero en mayo de ese mismo año; aparece en Madrid, ciudad que en aquel momento contaba con un censo de 600.000 habitantes. Los primeros brotes se dieron en los cuarteles, extendiéndose rápidamente entre la población civil. Hasta el 20 de mayo la mortandad en la capital se cifraba en 40 personas, las causas comprendían todo tipo de enfermedades. Sin embargo, a partir del 21; comienza a dispararse esa cifra y en cuestión de tan solo 15 días alcanzó un pico de 120, veinte días más tarde bajó hasta 50-60 fallecidos por causa de la epidemia. Según todos los expertos; aquella epidemia guarda mucha similitud con la que estamos padeciendo en estos momentos. El problema fue que se produjo una mutación; un virus de primavera que no se explica la razón porque alcanzó tal grado de virulencia, el H1N1, a partir de septiembre afectó a todo el mundo de una manera brutal, matando a 40 millones de personas en tan solo dos meses, su aparición fue al unísono, en Asia, América y Europa, esto es lo que verdaderamente llama la atención de los expertos, porque entonces no existían los niveles de comunicaciones aéreas actuales.
En España y más concretamente en Madrid; como ya se había pasado la mayoría de la población desarrolló defensas, de esta forma cuando llegó la segunda oleada, en España fueron escasos los fallecimientos.
En 1957 fue la gripe asiática; la que afectó a un millón de personas en todo el mundo, pero no olvidemos que la gripe estacional normal ocasiona entre 300.000 y 500.000 fallecidos todos los años.
En los últimos veinte años; hemos padecido otras también de origen vírico, que dejaron nefasto recuerdo por su agresividad, como la gripe aviar en 1997, en 2002, 2003 el SARS, hermano gemelo del coronavirus. Este también surgió en China afectando a 8.000 personas de las que unas 700 fallecieron.
El MERS, también surgió en Oriente Medio, comportándose de forma parecida en 2015, fueron pocos los afectados, pero con una mortalidad más alta. A estos le sucedió el zika, la gripe A y el ébola. Como se puede ver; esto es una constante en la historia de la humanidad a la que desgraciadamente no se le presta la atención que se debería.
En estos acontecimientos; los únicos con criterio deben ser los expertos y según ellos señalan dos posibilidades; la mutación del virus generando una nueva enfermedad, o la desaparición sin más como tantas otras veces a venido ocurriendo. Pero incluso dentro de esta hipótesis; no se debería bajar la guardia ya que como hemos visto, esto es una sucesión cíclica.
Los falsos culpables:
Afortunadamente hoy el grado de formación de la población hace más difícil la estigmatización de algún grupo étnico, como si ellos fueran los culpables de estas enfermedades. En la Edad Media era todo diferente; podían ser objeto de acusación de estos males, judíos, moriscos, gitanos etc. Sin embargo, se suelen dar casos aislados en nuestro siglo XXI, que si no fueran por la gravedad que encierran, serian propios de cualquier sainete del siglo pasado.
Las puertas de entrada:
Repasando la historia; vemos que las principales puertas de entrada de las epidemias, siempre fueron los puntos de interrelación. Antiguamente fueron los puertos marítimos; en la actualidad son los aeropuertos, su capacidad de interconectar continentes en breve espacio de tiempo, hacen que los principales puntos de propagación, hayan sido en cada país aquellos aeropuertos con mayor número de vuelos intercontinentales. (Ciudades como Milán, Madrid, Barcelona, París o New York, así lo confirman).
Esta situación actual nos debería hacer un replanteamiento serio; países nada sospechosos de ser anticapitalistas como Reino Unido, está cuestionando los vuelos turísticos por el alto índice de contaminación y riesgos para la salud.
No es razonable la profusión de vuelos transatlánticos; para pasar fines de semana confinados en un hotel «con todo incluido», cuando esa oferta se puede dar aquí sin necesidad de semejante coste ecológico.
Es necesario un mayor grado de conocimiento; sobre las decisiones de viajar a países en los cuales existen patologías de carácter endémico, y que muchos de los viajeros ignoran sobre todo por razones economicistas de los entramados turísticos, que en la mayoría de las ocasiones no revierten sus ganancias en los territorios en los que operan.
Conclusiones:
De todos los problemas; deberíamos sacar conclusiones que nos ayuden a enfrentarnos a otras futuras situaciones.
Una cosa es cierta, que la enfermedad no ataca a todos los países por igual; aquellos que gozan de un mejor sistema de salud, afrontan con mejores resultados la lucha contra esta pandemia. A España este episodio le ha llegado en un mal momento; después de un periodo de recortes a los que la sanidad no escapó, limitando su músculo de respuesta ante cualquier contratiempo como el actual.
Entre estas principales reflexiones; se debería concluir y exigir por parte de la población:
1º) Una sanidad pública fuerte y prioritaria
2º) Entender la sanidad como un derecho y no como un negocio
3º) Consolidar un órgano de investigación permanente, con un presupuesto que no esté condicionado por vaivenes políticos.
La sanidad debe estar controlada por los gobiernos; en la mayoría de los países europeos y en el que les escribo en particular, con libertad de escoger, el Gobierno regula precios y minutas, (la sanidad no debe ser un negocio, debe primar el derecho a la salud por encima de cualquier otro interés).
Teniendo en cuenta que las epidemias obedecen a episodios cíclicos; la investigación debe ser una constante preocupación en los Presupuestos Generales del Estado, para que nuestros científicos puedan devolver a la sociedad lo que esta les aportó durante el periodo de formación académica.
No quisiera finalizar; sin expresar mi más sentido pésame a las familias que perdieron algún ser querido, así como mi apoyo a todo el personal sanitario que está respondiendo de forma ejemplar a esta lucha.
Comparto las expresiones de cariño; que desde los balcones se les están transmitiendo al personal sanitario, pero no quiero pasar por alto que cuando las mareas de las batas blancas salieron a la calle, denunciando los recortes, deberían haber estado más apoyadas…
José María Escribano
Hendaya-Francia