MIRADA AL PASADO La Esclavitud en la Granada del siglo XVI

Es una obviedad que las guerras solo traen calamidades a la población, sin embargo, para aquellos que las provocan, siempre son una oportunidad de negocio. Los pobres como vemos en todos los conflictos bélicos, son los eternos paganos. En el artículo de hoy trataremos una de estas guerras civiles sufridas en nuestra península, se trata de “La Guerra de Granada 1568-1570”, una guerra como tantas otras que supuso la destrucción física y humana de lo que antes había sido un esplendoroso reino, como el nazarí de Granada.

Entre las consecuencias físicas que ocasiono, tenemos la destrucción de poblaciones enteras, en el ámbito social supuso la separación de familias enteras obligadas a una separación y destierro sin pertenencia alguna, condenándolos a la más absoluta pobreza. Pero sin duda los que más sufrieron esta situación fueron los niños, condenados a una terrible orfandad en unos casos por la pérdida de sus padres, muertos en la guerra o por la huida a la sierra con el fin de salvar sus vidas, pero lo cierto es que como se demostró no fueron las únicas víctimas, pero si las más castigadas. Con la derrota comienza la venganza del vencedor, lo primero fue el desplazamiento obligado a tierras desconocidas, en las cuales lo más grave no fue la diseminación, lo corriente fue el rechazo y la desconfianza por parte de los nuevos vecinos, en las poblaciones de destierro obligado.

Desde el punto de vista oficial, se dictaban leyes tendentes a proteger a los moriscos, leyes que, por su ambigüedad y falta de control, era solo un lavado de imagen o quizá de conciencia. En estas leyes se obligaba a los que acogían, a darles de comer y vestirlos a cambio del trabajo, esto es igual a esclavitud, pero además era muy común el intercambio de cautivos, ventas implícitas de personas, esta página que la historia oficial nunca se atrevió a contar. Los amos, conocidos como cristianos viejos, personas de amplia reputación, eran tenidos como personas respetadas incumpliendo reiteradamente, lo que les dictaba su religión.

Escena de niños callejeros

Escena de niños callejeros

Antecedentes:

En la Navidad de 1568, los moriscos de las Alpujarras se levantaron y pusieron dirección a Granada, ante los incumplimientos de las firmadas Capitulaciones, y con la intención del regreso a la capital de su reino. No imaginaban las consecuencias, lo que siguió a este intento fue una operación armada de dos años, en el cual el Reino de Granada fue totalmente arrasado, por una guerra que desgraciadamente esta borrada en la memoria histórica de los andaluces. Los enfrentamientos entre moriscos y las tropas de Felipe II, castigó duramente un territorio, que vio reducido a escombros sus pueblos, los campos agrícolas devastados, los bosques talados, un expolio de todo lo que suponía riqueza y que era útil para la metrópoli, con la excusa de financiar la guerra.

El panorama era desolador, los muertos se contaban por miles en los dos bandos, fue una auténtica guerra civil, moriscos granadinos en un bando y enfrente milicias cristianas, procedentes de los concejos del Valle del Guadalquivir. Una vez finalizado el conflicto, comenzaron las medidas de venganza, la primera fue la deportación de los moriscos a tierras del interior de la península, calculando una cifra de 80.000 individuos sacados de su patria, dentro de este panorama la dispersión fue otro de los objetivos, no permitiendo el asentamiento de más de una familia en cada población, con la intención de anular el contacto entre moriscos, (teniendo en cuenta que entre ellos había familias enteras, esto fue otro problema añadido).Durante el tiempo que duró la deportación, se produjeron abusos sobre todo a mujeres por parte de la soldadesca. Entre noviembre y diciembre de 1570, el gobierno se proponía hacer la deportación general, con el fin de vaciar el Reino de Granada de moriscos. Los especialistas calculan aquella primera saca en 50.000 personas, entre los datos que manejan calculan que entre un 20% y el 30% de ellos murieron debido a los rigores climatológicos, unidos a la falta de ropa adecuada para hacer frente al frío y la escasa alimentación. El traslado no se puede calificar de protegido, a los abusos de los soldados se sumaba el de los vecinos por las poblaciones por las que pasaban, la epidemia de tifus fue otro factor, en un momento en el cual lo más adecuado hubiese sido el confinamiento.

Los niños mendigos(Murillo)

Los niños mendigos (Murillo)

Los malos gobiernos:

Para definir la situación del momento, quiero traer las palabras de un sabio andaluz: Francisco Márquez Villanueva, Catedrático que fue de la Cátedra de Investigación Arthur Kingsley Porter de la Universidad de Harvard, este andaluz como tantos que no fue debidamente considerado en su tierra, a pesar de haber sido reconocido por la Junta de Andalucía en el 2004 como “Hijo predilecto de la Andalucía cultivada”. En una de sus varias entrevistas concedidas, hablando del periodo de convivencia en al-Ándalus, entre cristianos, judíos, moriscos, incluso personas laicas a las que se les permitía su opinión aséptica ante las creencias de los demás. Francisco decía sobre la derrota de aquella sociedad, “Con los Reyes Católicos, que creyeron que eran lo suficientemente fuertes para romperla. Y lo hicieron por la vía de la violencia: rompiendo pactos, expulsando a los judíos, obligando a la conversión forzosa…”

El problema morisco fue real, pero como cualquier problema político pudo ser factible de soluciones políticas, sin necesidad de recurrir a la fuerza, por el contrario, se decidió por procedimientos inhumanos incluso propios de las posteriores actuaciones hitlerianas.

En el entorno del gobierno se tienen noticias, que se presentaron alternativas para resolver el problema, desde el ámbito del más puro humanismo cristiano. Por cierto, que todo este tipo de debates, fueron silenciados por los historiadores contemporáneos.

Afortunadamente contamos con una buena saga de arabistas españoles, a los cuales debemos de agradecer el trabajo de investigación, que están realizando con el fin de dar a conocer unas de las páginas más brillantes de nuestro pasado. Curiosamente uno de los primeros arabistas, fue Miguel de Cervantes Saavedra, que en sus obras supo tratar con su fina ironía unas veces y otra de forma directa, las incongruencias políticas tomadas contra los moriscos.

Esta actitud le ocasionó algún disgusto que otro, en lo personal le llevó a sufrir infundios sobre su persona, incluso acusándolo de tener sangre morisca, afortunadamente el tiempo el más justo de los jueces, es el único que a todos pone en su sitio.

Niño Morisco (Murillo)

Niño Morisco (Murillo)

El drama humano:

Como decíamos en un principio, toda guerra es una máquina generadora de horror y sufrimiento a la ciudadanía, y muy particularmente a aquellos más desfavorecidos. Al sufrimiento y horror de todo acontecimiento bélico, hay que añadir la estigmatización de los derrotados, los cuales tienen que cargar con una culpa de la que no tienen responsabilidad alguna. (Los que provocan las guerras siempre salen ganadores).

Los niveles de sufrimiento después de todo acontecimiento bélico, se extiende entre los diferentes niveles de la población, lógicamente los más vulnerables son los que más sufren, y dentro de este grupo mujeres y niños, junto con las personas mayores, pero en una escala de desprotección. Sin duda en esta escala estarían los niños y dentro de este grupo, aquellos que se quedaron sin la protección de sus tutores, por haber muerto, ser encarcelados, o haber tenido que huir por estar perseguidos. Estos niños, como está demostrado, son las principales víctimas por su debilidad, en toda situación crítica como puede ser la posterior a una guerra.

La mujer tiene un doble mérito en etas situaciones, por el hecho de tener que tomar las riendas de la familia en muchas ocasiones, con el fin de organizar la propia supervivencia, pero esto es un problema añadido propiciando una constante de diversos abusos, sobre todo en una situación pos bélica y perteneciente al grupo de los derrotados, teniendo que pasar por un sinfín de renuncias, por salvar la vida de los miembros de su familia, suele ser lo normal y más en una sociedad tan cerrada como aquella.

Al drama que todo conflicto ocasiona, hay que sumar en este caso la dispersión forzada por ley, una decisión propia de los regímenes más terribles entre los conocidos. Imaginar si al desarraigo con el destierro forzado, se le suma la separación de grupos familiares, el traslado desde sus pueblos de origen a pie, haciendo unos recorridos cargados con niños y padres ancianos, con la climatología más dura del invierno, la cual hizo una selección dejando en el camino a todos aquellos más débiles. A todo esto hay que sumarle las agresiones en primer lugar por parte de los soldados encargados de su custodia, pero también los abusos y vejaciones de los ciudadanos de las poblaciones por las que transitaban, teniendo que llevar a cabo estos tránsitos con nocturnidad, con el fin de evitar los apedreamientos y vejaciones continuadas, esto tuvo que ser sin duda un calvario que ralentizó la operación de dispersión por la península de estas gentes obligadas a un injusto destierro.

 

Murillo, Bartolomé Estéban (1618-1682) Trauben- Melonenesser. 1645/1646. Lwd., 146 x 104 cm. München, Alte Pinakothek.

Niños Moriscos (Óleo de Murillo)

Los niños esclavos:

La muerte o el destierro no fueron los únicos problemas que tuvieron que soportar los moriscos vencidos, según datos de algunos especialistas entre los que cabe destacar a Bernard Vicent y Aranda Doncel que aportan datos como los que siguen”. Entre 25.000 y 30.000, fueron los individuos esclavizados en los años que duraron las hostilidades y en los meses siguientes entre los que se encontraban huidos en las sierras”.

Durante este periodo se produjo una auténtica cacería humana, hasta el punto que no había población que no contara entre sus miembros con algún cautivo. Esclavos procedentes principalmente de las poblaciones, que se habían mostrado abiertamente en contra del rey Felipe II, así en las Alpujarras, el marquesado de Cenete, la Sierra de Bentomiz, el centro de la provincia de Almería, y en especial localidades como Serón, Tíjola o Purchena, pero también en la zona malagueña el pueblo Istán o el almeriense Inox, ya desaparecido. Durante este tiempo se emprende una cacería del ser humano, los más vulnerables sin duda fueron los niños huérfanos, los cuales a pesar de estar bautizados y la ley no permitía esclavizar a conversos, lo cierto es que se miraba para otro lado, quedando estos niños desvalidos desamparados desde el punto de vista legal. Finalmente, el rey en un intento de resolver el problema, en 1569 decreta la libertad de los niños menores de nueve años y medio. A pesar de esta ley, los menores moriscos continuaron siendo esclavizados sin aparente cambio, entre otras cosas porque la población entre los libres, era común llamar “amo” al que le proporcionaba trabajo. Es cierto que hubo iniciativas a nivel local, un ejemplo fue el del Regidor de Málaga, que dicto un pregón el 3 de septiembre de 1569 que decía, “todos los que tuviesen en su poder niños moriscos los presentasen en el plazo de seis días”. Esto produjo un registro de 184 niños y niñas dentro de las edades contempladas por la ley, en su mayoría oriundos de la sierra de Bentomiz hechos prisioneros durante el asalto a Frigiliana. Pero al tratarse de huérfanos, se optó por dejarlos en poder de sus “amos”, a cambio de su servicio doméstico deberían vestirlos y alimentarlos, sin pagarles nada. Esto era reconocer de facto el esclavismo infantil, estos niños moriscos esclavizados, se ubicaron por toda la geografía andaluza, en Almería, Vélez-Blanco, Granada, Córdoba, Sevilla, Antequera, estas fueron las que contaron con mayor número. Escenas de esta situación, sirvió de temática para pintores como Murillo y Francisco Domingo Marqués entre otros.

Conversión de los moriscos (Oleo de F.Domingo Marqués)

Conversión de los moriscos (Óleo de F.Domingo Marqués)

Conclusiones:

Es lamentable como todo esto se hizo en nombre de un Dios, pero seguro que, si hubiesen seguido las normas de su religión, no habrían contravenido las normas de la misma, por cierto, a la que decían pertenecer. Es curioso que una operación basada en la cristianización de un reino, la iglesia principal avalista no ejerciera de control, con el fin de evitar los abusos. La actitud de los vencedores en el conflicto bélico, fue de pura venganza desposeyendo a la población de las zonas de conflicto, de todo lo necesario para sobrevivir, esto que de por sí es muy lamentable, tratándose de niños adquiere cotas de una gran crueldad. Dentro del conocimiento histórico, tenemos una gran laguna en nuestro pasado árabe, tenemos asumido que la historia oficial era la de los vencedores, pero como comprenderán esta actitud carece de rigor científico. Cuando se trata de acontecimientos recientes, es normal que el relato esté condicionado, pero cuando han pasado varios siglos como en el caso que nos ocupa es imperdonable. Afortunadamente tenemos un buen nivel, entre los arabistas investigadores de nuestro pasado andalusí, que están contribuyendo en dar a conocer la historia como fue dejando de lado el partidismo ideológico. Si los acuerdos se hubiesen respetado, lo plasmado en Las Capitulaciones es seguro que no habría desembocado en una Guerra Civil, pero la práctica de conquista con el resto de reinos medievales, no podía presagiar nada diferente, es como un mal que nos acompaña desde los orígenes, esperemos que a través del conocimiento podamos entendernos mejor, creando una sociedad normalizada basada en la armonía y la convivencia fraterna.

Jose maria escribano rotativo José María Escribano Muñoz

Deja un comentario