KIWANO

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Por su curiosidad botánica, reproduzco en estas Páginas Verdes el artículo que inserté en mi último libro titulado “Tropicales raros, raros, raros” (desconocidos), por tratarse de un fruto extraño que merece descubrirse: Su nombre científico es Cucumis metuliferus (E.May/Ex Knaud), pertenece a la familia de las Cucurbitáceas y es nativo de África; en su zona de crecimiento se conocía por pepino cornudo africano o simplemente como fruto cornudo.
En fechas no muy lejanas, pude leer en una revista gastronómica –con gran perplejidad, por cierto- las bondades gustativas del kiwano cuando es consumido como fruta fresca. Nada que oponer y debemos considerar que “hay gustos para todo”; el problema es que lo decía una revista francesa asegurando que su pulpa era “savoureuse á souhait” (sabrosa y deseada…) pero justificaba mi sorpresa el hecho de que no llevaba firma…
Según mi apreciación y pretendiendo ser generoso en mi calificación, el binomio compuesto por los dos frutos tropicales más intrascendentes y menos interesantes bajo mi apreciación gustativa, lo conforman el kiwano y el babaco. Y debo confesar que para manifestarme implacable con ambas especies he tenido que dejar a un lado mi reconocida pasión por los frutos exóticos, porque si no lo hiciera llegaría a encontrar incluso algún remoto sabor que los hiciera menos despreciables. (Tal vez no me resista en esta ocasión con el kiwano y llegue a indultarlo antes de finalizar el presente texto…)
Buscando apoyos a mi negativa tesis recurro al mercado, porque éste no se equivoca y pone a cada producto en su sitio aplicando inexorable la inapelable sentencia de la oferta y la demanda…
Aunque los neozelandeses iniciaron su cultivo hace más de sesenta años, fue en 1988 cuando irrumpieron con el fruto en todos los mercados europeos con unas fastuosas campañas de publicidad y grandes promociones en las que tuve que participar de manera activa, aunque –todo hay que decirlo- sin fe como cabe suponer. Para empezar, los neozelandeses bautizaron el fruto con el nombre de “kiwano” intentando aprovecharse de su paternidad, al igual que con tanto éxito hicieron con el kiwi, consiguiendo que pareciera que su origen lo hubiera tenido en aquellas tierras antípodas. (Debo aclarar que el kiwi es chino y su nombre original es “yang tao” y el kiwano es natural de África austral y allí se conoce por “pepino cornudo africano”).
Su belleza como fruto no tiene discusión: se asemeja a una pequeña calabacita recubierta de protuberantes cuernos carnosos, no agresivos, cuya corteza una vez madura toma un bonito color dorado o rojizo que le permite ocupar un preponderante lugar en la composición de bodegones al ser mezclado con flores, frutas y calabazas para decorar las mesas más principales. Su curioso aspecto erizado y su extremado aguante, le permite mantenerse como elemento decorativo durante tres o cuatro meses sin sufrir deterioro alguno.
Una vez abierto el fruto en dos mitades, ofrece también una llamativa presencia presentando unas pepitas amarillentas exageradamente marcadas que parecen flotar sobre una carne de color verde intenso. Como Cucurbitácea que es y con diferente color, la pulpa tiene en su estructura cierto parecido a la del pepino y el aroma que desprende cuando es cortado tiene gran semejanza con aquel.
En Europa no ha tenido éxito como fruto y aunque suele estar presente en el mercado ocasionalmente cada año, su demanda se limita a las floristerías y tiendas dedicadas a la decoración, dejando la parte alimentaria para la industria heladera, que, una vez vaciado y desechada la pulpa, utilizan la corteza a modo de recipiente para rellenarla de cualquier tipo de helado. Durante el verano, convertida su pulpa en jugo y servida muy fría puede resultar una bebida refrescante y ligeramente agradable que recuerda el sabor del melón (aunque de melón “pepino” para no desvirtuar mi anterior apreciación). El kiwano pertenece a la Cucumis Metulíferous y prospera perfectamente en climas templados existiendo algunas modestas plantaciones como curiosidad, en Israel, Canarias, Italia, Grecia y algún otro país mediterráneo.
Se trata de una planta anual, trepadora o rastrera con grandes hojas de hasta un metro de longitud, que los africanos suelen comer como verdura.
El comportamiento de la planta y sus requerimientos climáticos son muy parecidos a los del pepino y melón, aunque exige un clima algo más cálido que aquellos, encontrando en los microclimas subtropicales su hábitat ideal.
Sus valores nutricionales son los siguientes, en 100 g de pulpa comestible:
Fructosa 2,9 g; Ácido cítrico 5 g; Glucosa 5,5 g; Vitamina C 6,4 ppm; Calcio 16 mg; Fósforo 50 mg; Potasio 302 mgt; Sodio 2,3 mg; Magnesio 20 mg.
Apunte publicado en mis Páginas Verdes de 2012 a 2018, y decía lo siguiente:
¿Sabías que…EL KIWANO es una curiosa
cucurbitácea de origen africano, de aspecto
exterior e interior muy atractivo, pero sin
sabor alguno y con cierto olor a pepino?
