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FRUTAS RARAS ADMITIDAS EN EUROPA

Hubo un tiempo en el que Europa no autorizaba la entrada de frutas exóticas procedentes de los países asiáticos y que los franceses denominaban despectivamente como “frutas raras”. Entre los 26 tipos de fruto que no se permitían vender  en la Unión Europea, se encontraban los pepinos curvos, las patatas nudosas, las endives y otros frutos más corrientes si tenían malformaciones en su aspecto o formas raras.

Fue a partir del 1 de julio de 2009 cuando los comercios europeos fueron autorizados a vender frutas y hortalizas con tamaño o “forma rara”, siempre que el producto fuera puesto a la venta en cajas diferentes y etiquetado de modo que pudiera diferenciarse de aquellos que cumplían con la normativa.

En dicha fecha, los veintisiete países de la Unión Europea   aceptaron la propuesta de la Comisión Europea y revocaron una serie de normas comerciales que se venían aplicando y que en lo concerniente a frutas y hortalizas se podían destinar exclusivamente a su trasformación en zumos o mermeladas y en algunos casos para pastelería.

Pero el indulto fue relativo, porque desde la entrada en vigor  el Parlamento Europeo debería adoptar aún, la talla o tipo y forma de los 26 alimentos raros y que aunque no serían fijadas por ninguna normativa, debería ser el propio mercado quien lo hiciera… Entre dichas 26 especies indultadas figuraban sorprendentemente los espárragos, berenjenas, aguacates, ajos, albaricoques y guisantes entre otros muchos sobradamente conocidos y que se producían, vendían y consumían libremente y con normalidad en España. Pese a tal decisión, un grupo limitado de 10 productos se mantenían vigilados como “raros” y eran las lechugas, fresas, pimientos, kiwis, melocotones,  nectarinas, uvas, peras, tomates y coles de Bruselas entre otros alimentos.

Personalmente creo, que dichas medidas y prohibiciones podían tener algún fundamento para las que yo denomino “exóticas” (por lo desconocidas) y de las que ahora me ocupo en éstas Páginas Verdes, provenientes de Malasia, China o Filipinas, que además de raras, no tienen ningún atractivo gustativo y no encontrarían hueco en los mercados; pero quiero suponer, que tan duras medidas francesas tendrían un objetivo interesado, que sería evitar competencia para vender mejor sus producciones. Se trataba de las mismas leyes fitosanitarias que teníamos en España durante la dictadura, que no permitían las importaciones de frutas y verduras de ningún país del mundo, aduciendo como justificación que se trataba de evitar las plagas que tanto podrían perjudicar a nuestras plantaciones.
Todos los países productores han empleado argumentos inútiles para defenderse de la competencia de otros países y continentes y ello pudieron iniciarlo y lo practicaron magistralmente los doctores americanos,  para  todas las frutas y verduras del mundo, imponiendo infranqueables barreras fitopatológicas, alegando la existencia de “Ceratitis rosa” o plagas que ellos no tenían (en nuestro caso la  Ceratitis capitata o mosca del Mediterráneo), pero que con el tiempo han tenido que ceder a las realidad, autorizando la entrada de la mayoría de los países. Tal es el caso de los aguacates de California que tenían la exclusividad  de venta en todos los estados USA y prohibida la entrada  de todos  los países vecinos como Méjico, Perú,  Chile, Ecuador y Colombia, que se veían obligados a  enviar  sus exportaciones a Europa, ocasionando una terrible competencia a  nuestros aguacates andaluces  con precios mucho más  económicos.

                           LIMON MANO DE BUDA

FOTO mano_buda

Afortunadamente el consumidor ya no se sorprende de nada, asume todo lo que llega con sus distintas formas, colores y sabores y resulta curioso, que si bien, con las frutas exóticas tiene que descubrir aquellas que desconoce y probarlas, actualmente hasta el familiar tomate lo compra de inmediato, aunque tenga un color morado, negro, azulado, rosado, amarillo e incluso rojo como sólo teníamos antes…

Pero aquí trato de un limón que podemos situarlo entre los frutos “raros” que tanto asustaban a los franceses, pero cuyas propiedades nada tiene que envidiar al popularmente conocido limón “Eureka”, ni a otros tipos de la familia que se corresponden con los nombres de Limquat, Kumquat, Calamondin, Limón pera y Caviar cítrico. Todos ellos coinciden en tantas propiedades como contienen generalmente los cítricos, entre las que destacan la Vitamina C, y otras propiedades depurativas y antioxidantes defensoras de los radicales libres responsables del envejecimiento.

La Mano de Buda de la fotografía adjunta, es un extraño limón por su forma tan diferente a todos los demás cítricos. Tiene un tamaño grande en forma de manojo con diferentes dedos y de una característica curiosa que le aparta de sus congéneres y es la ausencia de gajos y por ello de jugo. Su aprovechamiento se concentra en la corteza, extraordinariamente aromática, de color amarillo intenso, cuya ralladura desprende los aceites esenciales que contienen sus numerosas vesículas, capaces de proporcionar a tartas y pasteles unos sabores especiales que resultan fundamentales también en la alta cocina como exquisito condimento.

Su origen lo tuvo en Asia, pero su cuna de nacimiento es muy discutida y  pudo tenerla en la India, China o Vietnam, cuya planta y fruto con forma de mano son  utilizados como ofrenda en los templos budistas; los monjes dicen que este limón  alcanza su climax cuando aparece  cerrado, porque puede representar al profeta rezando;  ellos cultivaban la planta en sus monasterios como símbolo de felicidad, riqueza y longevidad y colocaban los frutos abiertos por la mitad en los altares a modo de ofrenda,  para aprovechar sus propiedades aromáticas.

Diversas fuentes aseguran que la Mano de Buda pudo ser el primer cítrico que llegó a Europa por medio de Alejandro Magno, pero que la planta era cultivada en Asia o Japón desde la más remota antigüedad por sus propiedades medicinales y para la elaboración de cosméticos y perfumes. Pudieron ser los romanos los que explotaron el gran potencial del fruto en la cocina, a pesar de que su escasa pulpa es muy áspera y muy ácida, pero de su corteza pueden extraerse los néctares más sabrosos que se conocen. (Plinio el Viejo cita en su “Naturalis Historia” la Mano de Buda entre los cítricos).

Se produce en un árbol pequeño de hoja perenne y forma arbustiva que no supera los 4 metros, pero capaz de producir un gran número de ramas y hojas. Sus flores blancas y gruesas desprenden al igual que otros cítricos un fuerte olor a azahar.

Raramente se encuentra a la venta en España, pero en la costa mediterránea desde levante hasta Andalucía, prosperan pequeñas plantaciones a guisa de ensayo, cuyos frutos son disputados por los jefes de cocina de los numerosos hoteles y restaurantes del entorno.

Julián Díaz Robledo

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