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Francisco Martínez Martínez: El honor de servir y enseñar

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Es de mi agrado tener por muy justa y necesaria empresa dar noticia de la vida y hechos de un varón prudente, de ánimo fuerte y noble corazón, nacido en la villa de Abrucena, en la provincia de Almería, cuyo nombre es Don Francisco Martínez Martínez, aunque entre sus vecinos, amigos y gentes agradecidas es llamado con amor y honra “Paco el de la Radio”.

Este buen caballero, no de los de lanza en astillero ni adarga antigua, sino de libro en mano y sartén al fuego, vio la luz del mundo hace ya sesenta y cinco años, y aunque morador de la noble ciudad de Almería, jamás olvidó de Abrucena los riscos, aguas y campos donde viera su niñez entre padres agricultores, sembrando no solo la tierra, sino los sueños humildes de quien aspira a más.

Forzado por el rigor de los tiempos a tomar senda temprana, halló en la cocina el primer peldaño de su ascenso. Y así, como quien entra sin saber en la gruta de Aladino, descubrió el arte del fogón y los secretos del gusto, graduándose con honores de Maestro de Cocina en la ilustre Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid. Tal fue su destreza, que las cocinas de la Costa Brava le ovacionaron como digno chef, y su imagen lucía en los anuncios del hospedaje que albergó su arte. Pero he aquí que el fuego que ardía en su alma no era el de la hornilla, sino el del saber.

Renunció, pues, a los laureles de la fama culinaria y, como Quijote moderno, emprendió aventura mayor: la Universidad. Con ardor estudió Derecho en Granada, donde fue profesor suyo el socio de Granada Costa y miembro del Tribunal Constitucional, D. Andrés ollero Tasara. Y no contento con ello, añadió Criminología, el arte de ser Detective y otras ciencias del alma humana en las universidades de Madrid, Alicante, San Sebastián y Almería. Doce años de estudio que le dieron no solo saber, sino hondura de juicio y temple de espíritu.

Movido por vocación, vistió el hábito gris del funcionario del Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias, y durante treinta y ocho años, con el yelmo del deber calado y el escudo de la dignidad bien alto, sirvió en centros como el de Foncalent y, finalmente, en El Acebuche de su tierra, donde fue jefe de servicios, vigía de esperanzas, custodio de penas y sembrador de redención.

Mas no quedó ahí su gloria, pues en sus horas libres, dedicóse a formar a cientos —casi mil— de nuevos caballeros y damas del sistema penitenciario, siendo para ellos no solo guía, sino faro. De su magisterio quedan testimonios en Almería, Murcia, Madrid, y en su propio pueblo, que le honró con el Escudo de Oro, como quien premia al hijo que enaltece la estirpe.

Conferenciante, ponente, docente en universidades y academias, fue galardonado con la Medalla de Bronce al Mérito Penitenciario, pero él siempre dijo —y dice— que su mayor medalla es el cariño de los suyos y la fe de quienes, gracias a él, hallaron plaza, pan y propósito.

Y ahora que la edad le llama a la merecida calma, no piensa este hidalgo del deber en reposar sin honra, sino en vivir con plenitud, seguir aprendiendo y, Dios mediante, escribir con los días nuevos capítulos de nobleza y cultura.

Por todas estas razones, con gran gozo y admiración, el Proyecto Global de Cultura Granada Costa le abre sus puertas y le rinde tributo, pues ha entrado a formar parte de sus filas no solo como ilustre jubilado, sino como ejemplo vivo de que el esfuerzo ennoblece, el estudio eleva, y la vocación redime.

Sea, pues, bienvenido Don Francisco Martínez Martínez a esta orden de caballeros de la cultura, donde las armas son las letras y la batalla, la belleza del pensamiento.

PRIMER ARTÍCULO DE FRANCISCO MARTÍNEZ MARTÍNEZ PUBLICADO EN EL PERIÓDICO GRANADA COSTA:

Carlos Álvaro Segura Venegas

1 thought on “Francisco Martínez Martínez: El honor de servir y enseñar

  1. Quiero dar las gracias de una manera muy especial, a Álvaro Segura, por esta brillante, elegante y excelsa presentación biográfica que hace de mi persona, como bienvenida al Proyecto Granada Costa, con ese estilo cervantino y quijotesco, que me hace sentir realmente un Caballero de la época. Muchas gracias Álvaro, porque tu presentación solo necesita el mejor marco y el mejor lugar de mi casa para exponerla. Un abrazo y enhorabuena por tu precioso y grandilocuente estilo literario.

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