Como decía el gran Miguel de Cervantes:
“La pluma es la lengua del alma.”
Por lo que “Escribir” no es solo contar historias, es empezar a entender la tuya, porque:
“ No necesitas ser escritor para escribir…
Solo necesitas ser tú.”
No necesitas publicar un libro, ni dominar la gramática perfecta. Solo necesitas algo que ya tienes: una voz interna que quiere ser escuchada. Porque escribir, de verdad, puede cambiarte la vida.
Vivimos con la cabeza llena: tareas, dudas, emociones que no sabemos cómo ordenar. A veces nos sentimos abrumadas, y lo único que necesitamos es un lugar seguro para soltar. Ese lugar puede ser una hoja en blanco.
La escritura puede ser tu refugio diario. Un espacio solo tuyo. Y cuando juntas tres formas simples de escribir —la creativa, la terapéutica y la automática— descubres algo increíble: que no solo te expresas, sino que te liberas, te entiendes y te fortaleces.
La escritura creativa es jugar. Es imaginar otra vida, otro final, otra versión de ti. Puedes inventar personajes, cuentos, diálogos… y en ellos aparecerás tú, aunque no te des cuenta. Es una forma de descubrir lo que sueñas y lo que te inspira.
La escritura terapéutica es un abrazo. Te ayuda a soltar lo que duele, lo que pesa, lo que no has dicho en voz alta. Puedes escribir una carta que no enviarás, desahogarte en tu diario o simplemente anotar lo que sientes. No hay juicio. Solo alivio.
Y la escritura automática es como respirar hondo. Tomas un cuaderno, pones un temporizador y escribes sin parar, sin pensar, sin corregir. Lo que sale es puro, auténtico. A veces, incluso sorprendente. Es tu verdad sin filtros.
Con solo cinco o diez minutos al día, puedes empezar. No necesitas nada más que un bolígrafo y tu intención de estar contigo.
En esta sección te acompañaré con ejercicios, ideas y ejemplos reales para que integres la escritura en tu vida diaria, como una aliada amorosa que siempre está ahí, esperándote.
Porque no se trata de escribir bonito. Se trata de escribirte. Y al hacerlo, poco a poco, empezarás a escucharte con más compasión, a entenderte mejor, y a vivir más en paz.
¿Te animas a descubrir el poder de tus propias palabras?