Entrevista a Val Marchante Leganés: adherencias del alma y versos de luz
Entrevista a Val Marchante Leganés: poeta, ilustradora y gestora cultural. Desde Alcalá de Henares, Val aborda infancia, sanación, “Adherencias”, activismo poético y proyectos solidarios por la paz. Una conversación íntima sobre arte, palabra y resiliencia.

Val Marchante Leganés es una creadora que ha hecho del arte un refugio y de la palabra un instrumento de sanación. Nacida en Alcalá de Henares, ciudad cervantina por excelencia, ha cultivado la pintura, la ilustración y la poesía con una sensibilidad que nace del silencio interior y de la experiencia vivida. Su obra, atravesada por la memoria, la superación y la búsqueda de sentido, refleja el poder curativo de la escritura. Desde su labor en la Universidad de Alcalá hasta su compromiso con la Asociación de Escritores de Madrid y el proyecto cultural Granada Costa, Marchante ha convertido cada verso en una declaración de vida: escribir para sanar, crear para seguir viviendo.
Naciste en Alcalá de Henares, una ciudad muy vinculada a la literatura. ¿De qué manera influyó este entorno en tu vocación artística y literaria?
De niña, me gustaba dibujar y pintar. Sobre todo, lo hacía en época de vacaciones, que es cuando disponía de más tiempo. Según fui creciendo, la escritura también formó parte de mi camino. Escribía cuentos que nunca llegué a publicar, pero que sigo guardando. Participé en varios concursos de carteles de Ferias de Alcalá de Henares, realicé exposiciones de cuadros y abanicos pintados al óleo y de esculturas modeladas en barro.
Todo ello unido a que Alcalá de Henares es una ciudad en la que se hace entrega del Premio Cervantes todos los años y en la que se realizan eventos culturales, ha influido en que las artes y las letras hayan formado parte de mi vida.
Estudiaste Diseño e Ilustración en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid. ¿Cómo dialogan las artes plásticas con tu poesía?
Desde bien pequeña tenía claro que quería estudiar algo relacionado con el arte, que permitiera expresar sentimientos. Me presenté al examen de ingreso de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid. Fui admitida y allí aprendí varias artes: dibujo, pintura, escultura y varias técnicas. La duración de los estudios era de 5 años, siendo los dos últimos dedicados a la especialidad elegida, que en mi caso fue Ilustración y Diseño Gráfico. Al terminar hice prácticas en un estudio de Madrid que tenía la exclusiva en las imágenes de Walt Disney utilizando la técnica del gouache.
Me siento cómoda pintando con acuarela. Algunos de mis libros los he ilustrado yo.
Creo que cualquier expresión de arte es poesía en bruto, porque transmite un sentimiento. Luego hay que transformarlo en palabras que lleguen al corazón del lector, y ahí llega el momento de convertir el arte en poesía.
Actualmente trabajas en la Universidad de Alcalá. ¿Qué aporta el ámbito académico a tu faceta creativa?
Soy administrativa. Me aporta una mejor destreza para escribir y un lenguaje más amplio. Estoy en contacto con profesores y alumnos. Esto enriquece puesto que son formas de hablar distintas, que es importante a la hora de escribir narrativa. En el paraninfo de la Universidad se entrega todos los años el Premio Cervantes y en el Teatro Salón Cervantes, el Premio Cervantes Chico. Estoy rodeada de letras.
En tu trayectoria literaria se percibe una fuerte búsqueda interior. ¿Qué papel juega la infancia en tu escritura?
La infancia es una etapa que a veces me llega confusa. Etapa llena de complejos, miedos e inseguridades, quizá por no saber cómo afrontar determinadas situaciones o por no ser capaz de trasmitir todo lo que pasaba por mi cabeza. Era una etapa oculta que se mantenía pendiente de plasmar en letras. Con el último poemario llegó la oportunidad.
En tu obra hablas de complejos y heridas del pasado. ¿Escribir es para ti una forma de sanar?
Pienso y afirmo que la escritura es sanadora. Vuelco los sentimientos en un papel, salen del interior en plan ebullición y se esparcen en las hojas. De ese modo suelto peso y tensión. Es algo que deberíamos hacer todos, da igual que se publique o no, pero es importante soltar y no guardar. Si se acumula, se enquista y se convierte en un dolor permanente.
En todos mis libros expreso sentimientos internos, en algunos más que en otros. El primer libro publicado: Elijo vivir. La terapia de la sonrisa, cuyo nombre en la primera edición autoeditada fue: El cáncer de mama pasó por mi vida. Elijo Vivir, es todo sentimiento, es testimonio de lo que sufrí y lo que viví en ese año en que mi vida fue atacada por un cáncer. Es el resultado de volcar el peso que me aplastaba, transformarlo y convertirlo en libro que muestra lo vivido en ese período.
Dices que no es lícito rendirse. ¿Cómo aplicas esa filosofía en tu vida diaria y en tu proceso creativo?
En ser persistente con los proyectos que deseo conseguir para llegar a hacerlos realidad. Pero no sirve solo desearlos, hay que moverse hacia ellos. A veces debo salir del modo confort en que me encuentro y arriesgar, aunque no sea fácil.
¿Qué te impulsó a compartir tu viaje personal en versos tan íntimos?
Hay etapas de mi vida que he mantenido apartadas y de las que no he podido escribir en un tiempo. Se hallaban enquistadas. No encontraba la ocasión de ponerme a escribir sobre ello, a pesar de que deseaba hacerlo. Y de pronto llegó un día en que comenzó a agitarse en mi cabeza la posibilidad de ser sincera conmigo. He necesitado silencio para llegar a ellas y transformar las situaciones vividas en versos. Es cierto que me daba vértigo escribir la parte íntima. Ya lo hice con mi primer libro y tuve la misma sensación. Pero como escritora debo serme fiel y valiente, y como he dicho antes, hacer realidad los proyectos que bullen en la cabeza, aunque eso suponga pasar por un tiempo de fragilidad.
Has publicado poemarios y relatos. ¿Qué género sientes que mejor refleja tu esencia?
Mi primer inicio fue con la narrativa sin pensar que un día sería la poesía la que me permitiría transmitir grandes emociones. Comencé a formarme con profesores para aprender la técnica y descubrir mi estilo propio para crear personajes auténticos. Más tarde me encontré con el mundo de la poesía y me llenó. También me preparé acudiendo a clases con profesores destacados. Comprobé que iba progresando. Mis primeros poemas no tienen nada que ver con los que aparecen en el poemario Adherencias, publicado recientemente por Granada Club Costa, Granada Costa.
Sigo formándome para continuar mi progresión. Nunca se termina de aprender.
Actualmente me encuentro más cómoda escribiendo poemas. Me permite ser más libre y expresar mejor aquello que llevo dentro.
“Adherencias”, tu poemario, aborda la sanación del cuerpo herido. ¿Qué mensaje esperas transmitir con él a tus lectores?
Adherencias es un viaje interno y profundo, en el que según voy escribiendo poemas que reflejan las distintas situaciones, voy sanando el alma herida.
Los años que caminamos por la vida llevan consigo experiencias buenas y otras no tanto, decisiones acertadas y otras menos acertadas, pero todo forma parte de nuestro camino, de la creación de la persona que somos, lo importante es vivirlo valorándonos como personas. No debemos culparnos por lo que consideramos que deberíamos haber hecho o dicho. Aprender de todo ello y seguir mirando al futuro pisando en el presente.
Este poemario es un encuentro conmigo misma en el que doy salida a las etapas de mi vida. Me sincero conmigo y decido exponerme a distintas situaciones, para poner orden en mi cabeza.
En “Elijo vivir. La terapia de la sonrisa” cuentas un testimonio de superación. ¿Qué enseñanzas personales te dejó esa experiencia?
Lo más importante es la valoración de la salud. Es cierto que todos queremos estar sanos, pero a veces parece que se nos olvida y nos cargamos de mucho peso, actividades y responsabilidades que nos provocan estrés y tensiones en distintas partes del cuerpo, confiando en que es capaz de aguantar. La actividad es buena, pero cuando todo esto que hacemos nos provoca ansiedad u otros síntomas, debemos escuchar las señales que nos envía el cuerpo y parar el ritmo.
También ocurre que a diario nos quejamos por nimiedades, sentimos envidia por viajes que realizan otras personas, nos gustaría comprar esto o lo otro y así cantidad de cosas.
Cuando yo sentí peligrar la vida, lo único que deseaba era vivir. Esa era mi única ambición, vivir. Y al superar todo el proceso, dedicarme a lo que de verdad me llenaba y me gustaba, cuidando mi cuerpo y la mente. Decir no a lo que no es bueno para mí, aunque suponga cambios fuertes y perseguir aquello que deseo.
Formas parte de la Asociación de Escritores de Madrid como vocal. ¿Cómo vives esa responsabilidad dentro del colectivo?
Soy Vocal de Organización de Eventos. Me gusta diseñarlos, darles una estructura adecuada y un guion acorde al tema y al tiempo de que disponemos. Es una gran responsabilidad para que todo salga bien, por eso me implico hasta el fondo y dedico todo el esfuerzo necesario que requieren para tener la casi completa seguridad de que todo saldrá bien. Digo casi completa, porque puede surgir algún imprevisto y hay que estar preparada para solucionarlo.
Eres también miembro de la Asociación Española de Amigos de la Poesía. ¿Qué aporta pertenecer a estas redes literarias?
Es enriquecedor pues así conozco a otras personas del ámbito de la poesía, su forma de escribir y su crítica hacia mi obra, que considero que es algo indispensable para crecer. Al acudir a eventos que organizan, se hacen amistades y se descubren estilos de escribir.
Tu participación en la Unión Nacional de Escritores de España amplía tu proyección cultural. ¿Cómo ha enriquecido tu carrera?
Se han abierto más posibilidades de contactar con escritores de otros lugares, conocer a algunos personalmente y de que conozcan mi obra.
Colaboras mensualmente con Granada Costa en la sección “Rincón Poético”. ¿Qué significa para ti esta conexión con un proyecto cultural nacional?
Es una oportunidad para darme a conocer como poeta y difundir mis versos. También es una forma de conocer la obra de otros escritores que participan en su revista. El proyecto cultural Granada Costa me aporta la experiencia y el conocimiento de otros autores. Al acudir a sus eventos, puedo conocer personalmente a algunos de los escritores, sus obras y también participar en actos.
Eres componente del grupo Poético Musical Poesía de Ensueño. ¿Cómo es la experiencia de fusionar poesía con música?
Del grupo formamos parte tres poetas, un guitarrista y una bailarina. Recitamos acompañados de la música de guitarra y algunos de los poemas se complementan con baile. Con este espectáculo mostramos la poesía de una forma amena al público. Algunos de los poemas que recitamos son de poetas famosos y otros son de nuestra creación y así nos damos a conocer.

Coordinar el Grupo Cultural Poetas del Mundo por la Paz es una gran responsabilidad. ¿Qué objetivos persigue este movimiento?
Responsabilidad y trabajo para coordinar el proceso de la convocatoria, recepción de poemas, corrección, enviarlo a editar y dar difusión. Algo muy importante, pues el objetivo es benéfico, el dinero obtenido en la venta de las Antologías va donado a una ONG. Llevamos publicadas dos Antologías y seguiremos haciéndolo. En ellas, cada poeta escribe un poema con el tema de la Paz, aporta la cantidad correspondiente al libro que se le va a entregar (según la editorial que nos publique) el resto del dinero de la venta de los libros se dona a la ONG. En la primera Antología fue donado a Save the Children y en la segunda a Médicos sin Fronteras. El promotor de las Antologías es José Pérez González y los coordinadores somos Ramón Pulido Rodríguez y yo. Realizamos presentaciones de las Antologías a través de eventos poético-musicales, donde los artistas colaboran gratuitamente con nosotros para contribuir a su difusión y conseguir fondos para la donación.
Como queremos dar continuidad al Grupo Cultural Poetas del Mundo por La Paz, hemos decidido crear la Asociación Cultural Poetas del Mundo por La Paz. Ya hemos hecho los trámites legales y estamos a la espera de la confirmación.
Has sido premiada con el Primer Premio del X Certamen Nacional “Gritos en Verso 2024”. ¿Qué supuso este reconocimiento para ti?
Me presento a pocos certámenes pues dispongo de pongo tiempo. Recibir este premio es un reconocimiento a mi trabajo. Significa que la proyección que llevo va por buen camino y supone un empujón para seguir aprendiendo y escribiendo.
Fuiste finalista en varios certámenes, como Declamación Primavera-Albox o Mariví Collado. ¿Qué valor le das a estas distinciones?
Representan reconocimientos a un trabajo realizado con esfuerzo y empeño. Para mí, como he dicho antes, supone un empujón para seguir escribiendo y llevando mis versos y narrativa al público.
El Certamen nacional de declamación Primavera-Albox, supuso un gran esfuerzo, me he presentado en varias ocasiones y en la edición del año 2021 quedé finalista. Fue una experiencia maravillosa declamar ante el público y conocer a compañeros de otras partes de España. El Certamen consiste en grabar un vídeo declamando dos poemas de memoria, acompañados de música, siendo la duración de cada poema entre 4 y 6 minutos y enviarlo. Eligen a 7 finalistas que deben acudir a Albox (Almería) y declamar los poemas del vídeo presentado en una gala con público que se celebra en el Teatro de Albox. De esos finalistas eligen al ganador.
En el caso del I Certamen de relato corto Marivi Collado, cuyo tema era el cáncer, quedar finalista significa que con la escritura he sido capaz de mostrar una situación que ha llegado a otras personas. Al ser publicado en una Antología junto con el ganador y los otros finalistas, supone la difusión y dar a conocer lo que escribo.
¿Qué diferencias encuentras entre escribir para un poemario y hacerlo para un relato corto?
Para construir un relato hay que tener en la cabeza una historia que mostrar en poco tiempo con su inicio, su núcleo y su desenlace. Crear personajes que parezcan reales o mostrar a los personajes reales en su entorno. Buscar las palabras precisas que describan al personaje según su forma de actuar y hablar.
Escribir un poemario, lo concibo con un tema común que ligue los poemas. Yo escribo con verso libre y el verso libre tiene también sus normas y estructura que cumplir para que tenga ritmo. El inicio y el cierre del poema deben tener un vínculo necesario.
Tus poemas transmiten una gran intensidad emocional. ¿Cómo manejas la vulnerabilidad de exponer tus sentimientos?
Escribo los sentimientos tal y como salen del interior. Luego leo el poema y lo reconstruyo con intención de transmitir el sentimiento desde fuera de mí con las palabras adecuadas para mostrar lo que quiero trasladar y finalmente llega la corrección.
En tu opinión, ¿cuál es el poder transformador de la poesía en la sociedad actual?
Creo que la palabra de por sí, tiene mucha fuerza. De hecho, creo que según el modo en que se les hable a los niños desde pequeños, influye de una manera u otra a la hora de construir su personalidad, de tal forma que se puede hacer mucho daño o mucho bien.
La poesía en la actualidad está muy difundida, hay quien escribe con rima, o en verso libre. Hay poesía buena y mediocre. Los que se creen que lo hacen perfectamente y no admiten crítica y los que dedican su tiempo y empeño en perfeccionarse.
Hay convocatorias de recitales en distintos lugares de España, movimientos poéticos, y encuentros. También está muy difundido el movimiento Poetry Slam.
En todo caso, considero que la poesía es sanadora tanto para los escritores como para los lectores.
A mí me ha ocurrido que he escrito poemas y después de unos días, al leerlos me doy cuenta de lo que llevaba adherido en mi interior. Me paro y reflexiono sobre ello.
Cuando una persona lee un poema se refleja en él, lo hace suyo, se puede reconocer y se da cuenta que no está solo en su problema o en su situación.
¿Qué referentes literarios han marcado tu estilo poético?
La parte de formación va unida a la lectura. Es necesario rodearse de libros de narrativa y de poesía para encontrar un estilo propio. Forman parte de la narrativa, escritores como Paul Auster, Paul Pen, Antón Chejov, Andrés Neuman, Han kang, Marta Orriols, Fernando Aranburu, entre otros.
En poesía, a parte de los clásicos, han pasado por mis manos: Blas Otero, Gabriel Celaya, José Hierro, Gabriela Mistral, Gioconda Belli, Carilda Oliver, Mario Benedetti, Fernando Aramburu entre otros.
La identidad y la superación son ejes en tu obra. ¿Crees que la poesía puede ser una guía vital para otros?
Sí, puesto que al escribir los versos se ordena la cabeza, se reflexiona. Se hace un silencio interno que ayuda a analizar lo sucedido y verlo desde otra perspectiva.

Has colaborado en numerosas antologías. ¿Qué valor encuentras en participar en proyectos colectivos?
Algunas antologías llevan un tema común a la hora de escribir los poemas, esto contribuye a estudiar ese tema en concreto, sacar la opinión o la experiencia sobre ello y plasmarlo en verso. A veces me sorprendo del resultado.
En todo caso, se conoce la identidad de cada escritor plasmada en papel y se hace amistad.
Como mujer poeta, ¿has encontrado dificultades o retos específicos en el mundo literario?
Como mujer no he encontrado ningún obstáculo. Creo que en la actualidad y en el país en que vivimos estamos bastantes igualados hombres y mujeres en el ámbito literario y el reconocimiento es el mismo.
¿Cuál consideras que es tu mayor logro hasta ahora en tu trayectoria artística?
Yo diría que varios: Pero, sobre todo, y en primer lugar escribir y publicar una novela autobiográfica con mi testimonio, en la que muestro lo que sucedió en el período de un año, desde que me detectaron un cáncer, pasando por operación y tratamientos y la forma de adaptarme a esa nueva situación para seguir viviendo dentro de las posibilidades que permitían los efectos secundarios de los tratamientos. Nunca, hasta ese momento, me había planteado escribir un libro y fue a causa de tener que superar el cáncer cuando me armé de valor para hacer algo que no hubiese imaginado, escribir un libro con mi testimonio que sirviera de ayuda a otras personas, desnudando mi vida ante el lector. Hubo dudas y vergüenza, pero al final se publicó y sigue en la calle en su quinta edición.
Hay otros logros, como subirme a un escenario a declamar de memoria poemas de escritores importantes. Escribir mis propios poemas. Representar monólogos en obras de teatro.
¿Qué papel juegan las cicatrices —literales o simbólicas— en tu proceso creativo?
Las cicatrices son marcas del pasado que construyen la persona que soy ahora. Convivo con ellas, las acepto y las mantengo al margen para seguir creciendo. Pero no siempre ha sido así, hubo un tiempo en que no las aceptaba y quedaron enquistadas, hasta que conseguí darles salida con la escritura.
¿Tienes en marcha algún nuevo proyecto literario que puedas adelantar?
Tengo varios proyectos que ya están en marcha:
- Un poemario y una novela junto a mi pareja, José Pérez González.
- Un poemario junto con mi hijo Daniel Collado Marchante. Él aporta las fotografías suyas y yo un poema a cada una de ellas.
Hay otro proyecto que todavía se está gestando y tengo que darle forma.
¿Qué consejo darías a quienes atraviesan un “laberinto personal” como el que mencionas en tu obra?
La escritura es sanadora. Aconsejo escribir sin tener en cuenta ningún orden, solo escribir lo que sale de dentro, aunque solo sea para uno mismo y se quede en un cajón. Al cabo de un tiempo, volver a leer lo escrito y la sensación ya no es la misma.
Para terminar, ¿qué sueña Val Marchante Leganés cuando piensa en el futuro de su carrera literaria y personal?
Publicar los proyectos que tengo y los que surjan y seguir escribiendo. Para ello, no parar de formarme, porque nunca se aprende lo suficiente, es todo un camino.

