ENTREVISTA A ELVIA ARDALANI

Elvia Ardalani
Nacida en H. Matamoros (México, 1963), reside en Estados Unidos donde es catedrática de Creación Literaria y Filología en el Departamento de Español de la Universidad de Texas-Río Grande Valley. Se doctoró en la Universidad Texas A&I en 1991. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Inciertas geografías (en proceso de publicación), Ese olvido que habita en la memoria (2017), El ser de los enseres/The Being of the Household Beings (2014), Callejón Kashaní (2012), Cuadernos para un huérfano (2011), Miércoles de Ceniza (2007), De cruz y media luna/From Cross and Crescent Moon, Y comerás del pan sentado junto al fuego (2002) y Por recuerdos viejos por esos recuerdos (1989).
En narrativa ha publicado El sótano del caracol (2018. Literarte editorial), Pelo de gato (Literarte editorial) y un libro de crónicas, Crónicas del ronroneo (2022. Miguel Ángel Porrúa)
Ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes como traductora y editora. Actualmente dirige la editorial Libros Medio Siglo. Su obra poética y narrativa ha sido objeto de múltiples estudios académicos.
Una mujer valiente, realista, con muchos proyectos cumplidos y otros por cumplir, que se van materizalizando poco a poco y que busca la palabra exacta en sus textos, tanto líricos como narrativos. Comenzó con la poesía y después dio el salto a la narrativa, con su primera novela El sótano del caracol (libro más vendido en la FIL de Guadalajara), posteriormente el libro Pelo de gato (una narrativa excelsa) y su última obra, de reciente hornada Crónicas del ronroneo.
¿Qué le llevó a la poesía?
Cuando era muy niña ya sentía cierta afinidad por la poesía. Me gustaban los libros con rimas infantiles. Además, en el colegio, en aquellos años, los maestros ponían mucho énfasis en la memorización de poemas y el arte de la declamación.
Ha editado varios libros de poesía y todos ellos los definiría como una poesía excelsa. ¿Cómo ve su evolución del primer libro al último en ese género?
Muchas gracias por sus palabras. Con el primer libro me ocurrió lo que suele ocurrir: hoy lo releo y siento pudor. Es un primer libro con muchos desaciertos, pero me ayudó a abrirme paso. Incluso lo nominaron para un premio en México. A partir de ahí creo que mi poesía maduró. Hoy en día, lo que noto, es que evolucioné hacia la brevedad. En líneas generales sigue siendo una poesía sensorial, pero con imágenes más destiladas.
Usted es profesora en la Universidad de Texas. ¿Qué ha aprendido de sus alumnos y qué consejo daría, si daría alguno, a los jóvenes que desean escribir?
El consejo siempre es el mismo: leer mucho y variado, volver a los clásicos en todos los géneros. El escritor Augusto Monterroso solía decirles a sus alumnos, cuando usaban el pretexto de que no leían porque los libros costaban mucho, que eso era porque buscaban las novedades en lugar de remitirse a los grandes maestros de la literatura. Hoy en día, por cierto, esos libros son gratuitos en la red.
Comenzó con la poesía y luego dio el salto a la narrativa. Su primera novela, fue El sótano del caracol (Literarte editorial): la novela más vendida en la FIL de Gualadajara y que conquistó a los lectores-as por la temática, el lenguaje y el modo de sorprender al lector. ¿Cómo se gestó esa novela?
Me tomó mucho escribir la novela porque no tenía las herramientas, no tenía las tablas pues yo venía de la poesía y quería escribir una novela donde la poesía, de alguna forma, pudiera cambiar la vida de alguien, en este caso de una niña. Yo sí creo que el arte puede llegar a tocar la vida de las personas positivamente y quería escribir sobre la vida de una niña solitaria que descubre en la poesía la esperanza. Me tardé muchos años, pero finalmente nació.
¿Qué debe tener una novela para que sea atractiva e invite a la lectura? (teniendo en cuenta que las modas afectan también a la Literatura).
No tengo una fórmula concreta porque hay muchas formas de escribir una novela, pero creo que lo fundamental es que la obra cumpla dos funciones: transportar al lector a ese mundo imaginario y hacerlo que deguste ese maravilloso artefacto que llamamos lenguaje literario. Respecto a las modas, no me gustan, especialmente si se siguen no por interés sino por conveniencia.
Como profesora: ¿de qué adolece, a su criterio, la docencia para que no se consiga que los alumnos se aficionen más por la lectura?
A veces adolece de profesores que no sienten verdadera vocación por su materia o bien de profesores cansados por la carga administrativa, cada vez más pesada y burocrática en líneas generales. ¿Cómo motivar si ellos mismos no están motivados? Por otra parte, los alumnos vienen condicionados por las redes sociales, los videojuegos y toda una tecnología que si bien puede ser útil en algunos casos, no invita a la reflexión ni al aprendizaje.

Por mi propia experiencia, los autores-as más grandes, que escriben en otras canchas, son los más humildes y a muchos escritores-as –en ciernes– les vence demasiado el ego y las prisas. ¿Está de acuerdo?
Absolutamente de acuerdo. Eso ha sido de toda la vida. La sencillez de algunos grandes es apabullante y una gran lección para todos. En cambio hay otros y otras…
Y lo de las prisas tiene que ver también con el mundo actual, donde el éxito debe ser rápido, tenga mérito o no. Todos quieren ser famosos. Es normal tener el gusanillo de publicar pronto y rápido, cuando lo mejor es dejar descansar la obra un tiempo, pero ahí es donde deben dejarse guiar por los editores o los profesores. “El que no escucha consejos no llega a viejo”, dice el refrán.
Usted es también editora: ¿De qué carecen, en la actualidad, las editoriales y de qué están sobrantes?
Las editoriales independientes tienen que competir con los grandes grupos editoriales y eso ya es una desventaja. Las editoriales muy fuertes, a veces, buscan solo lo comercial. Y están también las editoriales independientes que buscan solo la ganancia económica, sin pensar en nada más. Todo esto en un contexto social donde abundan los escritores y escasean los lectores. Es decir, el mundo de la edición es muy difícil y creo que debiera guiarse por cierto idealismo.
A su criterio: ¿cuál es el prejuicio, principal, al que debe de vencer un autor-a?
La autocensura. El miedo a qué pensará la gente cuando lea esto y no estoy hablando de criterios literarios sino personales.
Ahora vamos a esa novela que va camino de la segunda edición: Pelo de gato (Literarte editorial). Una novela que la crítica está siendo expléndida, al igual que la opinión de los lectores-as. ¿Cómo surgió la idea de escribirla?
De nuevo, gracias por sus generosas palabras. Surgió de la pasión que siento por los gatos y del interés que, siendo mujer, siempre he tenido por explorar las relaciones materno-filiales, muy complejas en general.
“A veces, se pierde todo de golpe: la niñez, una gato, nuestra casa” frase de la portada del libro. Con un vocabulario espectacular, bien trazada y lo que no ha dejado de sorprender a críticos y lectores –como digo– es su estructura. Una obra que podríamos decir que son dos novelas en una. Explíquenos, por favor, cómo fue capaz de trazarla de ese modo –algo que no es nada sencillo y que si tomáramos individualmente los fragmentos entrelazados, estos siguen teniendo todo su sentido.
La idea de manejar más de una línea narrativa no es nueva, a mí me gusta mucho porque refleja muy bien la vida. Si lo pensamos, la vida está compuesta no solo de la linealidad cronológica de nuestra propia existencia, sino también se compone de la vida de los otros. Esto sin contar que aunque cronológicamente nuestra vida sea lineal, interiormente no siempre habitamos un presente lineal. Por ejemplo, pensar en nuestro pasado o en el futuro, constituye una digresión. Yo creo que eso se puede también reflejar en la literatura. Y sí, son dos libros en uno, pero además los cuentos interpolados los escribió Romina, una de las protagonistas de la novela. Son la metadiégesis de la novela.
¿Cómo definiría el estilo de la novela? Ahora que están de modas “los híbridos” ¿tiene algo de lo mismo?
La novela y el ensayo han sido los géneros híbridos por excelencia, pues en ellos se pueden incrustar otros géneros. Pelo de gato es, definitivamente, una novela un tanto maximalista, lo que no me extraña porque, aplicado a otras artes, estéticamente me gusta mucho el maximalismo. Pero el maximalismo, como apuesta estética, no trata de llenar espacios porque sí, sin plan alguno, sino que intenta llenar los espacios con equilibrio. Sin embargo, cuando escribí la novela, no pensé en nada de esto. Se fue dando así, cobró vida propia, como suele ocurrir. Hoy, vista un poquito de lejos, creo que es un reflejo de mis gustos estéticos.
En Pelo de gato, sobra decir que toman protagonismo los gatos: consigue que el lector se encariñe con Bastis –la gatita callejera que se convierte en el sustitutivo de carencias emocionales que no tiene de la progenitora y en una compañera fiel–. Pero también con el resto que acompañan a los diferentes fragmentos. ¿Por qué el tema de los gatos, que además es recurrente en su novela posterior titulada Crónicas del ronroneo (Porrúa)?
Cuando terminé Pelo de gato me quedé con mucho por decir. Casi cuarenta años antes había escrito un cuento que ganó un concurso nacional en Estados Unidos. La protagonista era una mujer y su gata. El tema no volvió a surgir hasta que terminé la novela, sentía que tenía que seguir escribiendo. Toda esa energía creativa la utilicé para escribir las pequeñas biografías o crónicas de todos los gatitos que me han acompañado durante mi vida. Diecisiete gatos y un perro que me llevaron a entender que ellos también tienen una biografía. A veces más interesante que la nuestra.
La novela, tan bien desgrana la complejidad de las relaciones humanas y por ende, la de las hijas con las madres. En una sociedad donde se rinde tanto culto a la familia, a las madres, que por cultura judeo-cristiana casi es un sacrilegio decir: “¡Si llego a saber lo que es madre… no lo hubiera sido nunca!”. ¿Qué barreras, propias y ajenas, ha de derribar a la hora de mostrar un personaje como Minerva, una madre tan malísima, que raya la maldad absoluta?
Minerva es una mujer, en muchos sentidos, producto de su tiempo, pero es una mujer enferma, patológica, que rechaza a la hija mayor, Romina, porque no fue niño, porque siente celos, porque la culpa de todo. Y aunque uno pueda pensar que es una villana literaria, la gente se sorprendería si supiera que en la vida real hay casos peores, mucho peores. Los verdaderos narcisistas destrozan la vida de quienes los rodean y lo peor es que es muy difícil para quienes viven esta dinámica, entender qué sucede. Por eso se menciona que Romelia sentía que algo estaba mal, pero no sabía exactamente qué era. Sin embargo, sin remitirnos a estos extremos, hay muchos mitos también sobre las madres. Además hay que tener en cuenta que la mitología sobre la figura de la madre, se da dentro de un marco patriarcal.
¿Ha tenido algún temor de ser criticada por ello?
Sí. Siempre se corren riesgos. He tenido lectores que me dicen que les da mucha pena que yo haya tenido una niñez tan triste. Hay otros que culpan al padre de Minerva. Otros me dicen que no hay mujeres tan malas y hay algunas lectoras que se quedan calladas y asienten ligeramente con la cabeza. Esas lectoras saben y entienden mucho.
Y como toda novela que se precia, Pelo de gato tiene un transfondo político que genera unos daños colaterales. ¿Nos puede hablar del mismo para quienes no están familiarizados con la historia moderna de México?
En los años 60 y 70 se dieron en México, como en muchos países, movimientos subversivos rurales y urbanos. El gobierno terminó con esos movimientos de una manera contundente y brutal. A ese período se le denomina La Guerra Sucia, porque así se condujo.
¿Por qué dice en la nota de la autora que la novela es un homenaje “a todos aquellos que han sido desterrados de su propia memoria”?
Porque las mujeres, los gatos, los subversivos, y todos los grupos que han sido marginados en general, no tienen voz. Su memoria, su vida, es contada desde el poder, no es contada por ellos mismos.
Usted, además, dirige cada año el proyecto universitario FESTIBA EEUU que me consta que es muy laborioso, donde los plazos son importantes, acuciantes, pero que ha sido capaz de aunar a autoras diversas y de diferentes géneros. ¿Cómo ha sido la experiencia de todos estos años?
Ha sido conmovedora. Las escritoras, usted una de ellas, han donado generosamente su tiempo para que los alumnos las conozcan de una forma más personal. Me interesa que los alumnos vean de una forma más cercana a las escritoras y también a las críticas literarias, que se beneficien de esas charlas llenas de experiencia y humanidad. La literatura se hace entre todos. También me interesa que desmitifiquen un tanto a los escritores y críticos en general, que entiendan que son seres humanos antes que nada.
Y por último: ¿puede comentarnos en qué proyectos literarios más inmediatos está inmersa ahora?
Quisiera publicar una antología de mi poesía y estoy trabajando en otra novela, pero no sé si se dará.
Y quisiera agradecerle esta magnífica entrevista, ha sido un verdadero placer.
