ENTRE TONTOS ANDA EL JUEGO

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 En España, de cada diez cabezas,

                                                                una piensa y nueve embisten.

                                                                             (Antonio Machado)   

        Cuando hice la “mili”, allá en los años 60 en Madrid, fui destinado a la oficina de un coronel de Estado Mayor en el Gobierno Militar. Este coronel pasaba si no por algo loco sí que era al menos un poco extraño. Más tarde comprobaría que era de una inteligencia superior y nada de locura ni comportamientos extraños, era muy cuerdo, con gran sentido común, y, para aquella época, abierto, muy accesible para todas las graduaciones, incluso para el simple soldado. Ese aparente toque de locura que algunos vislumbraban no era otra cosa que un resplandor de superioridad intelectual y de su inteligencia por encima de la normal. Así lo aseguraba Aristóteles cuando dijo que no había alma excelente que estuviera exenta de alguna mezcla de locura. Y el escritor latino Horacio en su oda IV dice: “une a tu prudencia un grano de locura”.  Así era este coronel.

   A los cuatro meses de mi estancia en aquel destino se produjo el relevo del General en Jefe. Un amigo del coronel allí en la oficina donde yo estaba le preguntó por el nuevo general que iba a tomar el mando y le dijo que no lo conocía. Pero le hizo este comentario: “Mira, si el nuevo general es inteligente y trabajador, todo funcionará bien; si no es inteligente y tampoco trabajador, del mismo modo todo funcionará bien; pero si no es inteligente y es trabajador todo funcionará mal”.

    Aquellas palabras estuvieron revoloteando en mi cabeza varios días sin que llegara a penetrar en su significado, hasta que decidí preguntárselo al que las había dicho, al coronel. Cuando lo hice, al pronto, mostró un poco de sorpresa y a continuación con un gesto sonriente me aclaró: “si el General es inteligente y trabajador cualquier decisión que tome será acertada, mantendrá contento al personal y todo funcionará bien; si no es inteligente y tampoco trabajador, pues no se meterá en nada, dejará las cosas correr  y todo seguirá funcionando; pero si es tonto, quiero decir poco inteligente y además trabajador, pues querrá tomar decisiones sin consultar y sin saber si se puede o no se puede hacer esto o aquello, lo pondrá todo patas arriba, cabreará a todos… Entonces las cosas no funcionarán, pues todo lo que haga siempre será por demostrar que él es el jefe, y otras veces  simplemente, por deseos de notoriedad. ¿Aclarado? Y a continuación apuntó: “Ten siempre presente que todos los generales son inteligentes”.

   Este patrón del Ejército es transportable a cualquier empresa, institución, incluso al entorno familiar. Trasladándonos a la política, podemos decir que el Presidente del Gobierno, los ministros, senadores, parlamentarios y altos cargos que nos están administrando y mandando ¿son inteligentes? Pues a la vista de los hechos y los dichos existen muchas dudas y en algunos casos se podría decir que son rematadamente tontos. Hoy nos ocuparemos de los dichos, los hechos son demasiado gordos y con destructiva trascendencia. Sobre los políticos que mandan, algún ingenuo o tonto dirá que son inteligentes, pues de lo contrario no tendrían ni cargo ni mando ni poder, pues han sido propuestos por los partidos y elegidos por el pueblo.

    Erasmo de Rotterdam allá por el siglo XVI escribió lo siguiente: “nada más necio que un candidato que halaga al pueblo para obtener sus votos, comprar con prodigalidades sus favores, andar a la caza de los aplausos de los tontos, complacerse con las aclamaciones y ser llevado en triunfo como una bandera…” Vamos con los dichos. Si un presidente de gobierno dice de forma engolada: “La tierra no es de nadie salvo del viento”, “Otegi es hombre de paz”; otro ante la infernal destrucción de un volcán: “El cambio climático mata”, una ministra: “El dinero público no es de nadie”, otra, “los hijos no son de los padres”; un ministro: “Hemos proponido una Ley…”; alguna otra lumbrera: “mueren más mujeres de cáncer de útero que hombres”.

Estos pocos ejemplos definen e ilustran la excelsa clase política que tenemos afiliados a un determinado partido con aspiraciones de poder y que en absoluto son seleccionados por su formación en alguna materia o por alguna virtud o capacidad. Ahora que el lector clasifique por sus dichos o sus autores si son inteligentes o tontos. Y suman un agravante que es la forma en que lo dicen, como si pontificaran o dijeran una máxima para la posteridad, es decir, con pompa.

El ensayista francés, Montaigne dijo esto: “Nadie está exento de decir necedades; el mal consiste en decirlas con pompa”. El ex presidente, sr.  Rajoy acuñó una clase de tonto que se la dijo al sr. Zapatero: “tonto solemne”. De estos los hay a montones. Algunos otros políticos están catalogados como “tontos que se hacen el tonto”. Quevedo catalogó el tonto azafranado, de perfil, el aventajado, el necio de pendón y caldera, el de tres capas, etc. Son legión el número de tontos. Lo dice muy claro la Biblia, en el Eclesiastés se puede leer: “infinito es el número de los necios”.

Por otra parte, serían interesante saber si son conscientes de su necedad o de su mermada inteligencia y de sus meteduras de pata, pero pienso que no lo son, pues si lo fueran dimitirían, se retirarían en soledad al campo o se colgarían de un árbol. Erasmo dijo esto: “Mis adeptos, los necios, les importa un bledo porque el deshonor apenas les alcanza, o si les alcanza, no necesitan mucho trabajo para despreciarlos. Que les caiga una piedra sobre la cabeza, eso sí que es una desgracia, pero como la vergüenza, la infamia, la deshonra y las injurias en tanto ofenden en cuanto se tiene conciencia de ellas, claro es que cuando falta esa conciencia no se estiman como males. ¿Qué importa a vosotros de que todo el mundo os silbe, con tal que  vosotros mismos os aplaudáis? Pues bien, solamente la NECEDAD permite hacer estas cosas”. Más actual imposible.

       Aunque el número de tontos sea infinito como dice la Biblia, en política es peligrosísimo porque nos afecta a todos, pueden destruir al país material y espiritualmente. Por ese camino vamos. Tal vez por eso, el ensayista Montaigne dijo: “me es imposible tratar de buena fe con un tonto, porque en tal caso no sólo se corrompe mi juicio sino mi conciencia”.

Moraleja: si a estos políticos los ha nombrado el pueblo, ¿Quiénes son los más tontos?

ROGELIO BUSTOS ( 22-5-2023)

1 thought on “ENTRE TONTOS ANDA EL JUEGO

  1. Excelente artículo y magníficamente documentado.
    En clave de humor elegante. Me lo he pasado muy bien con su lectura.
    Le animo a que nos siga deleitando con sus artículos.

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