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EL ESPÍRITU DE SAN JUAN DE DIOS SIGUE VIVO EN SU OBRA: HOSPITAL SAN RAFAEL

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El escritor, historiador y militar D. José Almirante, allá por el siglo XIX dijo esto: “Cuando el nivel baja en un país, baja en horizontal, como el agua en un recipiente”. Esto es lo que está ocurriendo hoy en España. Y no es necesario enumerar lo que está en baja porque es bien sabido, todo está en baja, en crisis. todo, a pesar de que los voceros oficiales y culpables de esta situación digan que todo va muy bien. Unas veces “como una moto” y otras “como un cohete”.

 No obstante, a pesar de todas las miserias que nos afectan son más o menos soportables si tienes salud. Pero cuando ésta falta te sientes amenazado no sólo en la propia vida física, sino también en la espiritual, pues todo dolor, todo trastorno físico altera la visión del mundo y también la del prójimo, y a la vez, limita o anula la libre disponibilidad de nuestras fuerzas.

   Y entre todas estas miserias que nos afectan en España la que está en el nivel más bajo es precisamente la sanidad, la atención al enfermo, al que sufre en su cuerpo y en su alma, y no sólo sufre él sino “su familia” y todo su entorno. Lo sé muy bien porque durante 30 años he estado en íntimo contacto con el dolor de otras personas por mi profesión de fisioterapeuta, que he venido desempeñando en hospitales, en servicios de mutuas de accidentes de trabajo, y finalmente en clínicas privadas, donde los tratamientos para el dolor como la cinesiterapia, electroterapia y otras variadas técnicas son muy eficaces y sin contraindicaciones.  Pero claro, no en tres o cinco minutos sin que toda sesión duraba no menos de una hora, y eso no resulta rentable ni para el médico ni para la institución sanitaria, sea oficial o particular. es la ganancia lo que importa, lo dijo muy claro allá por el año 1969 un médico francés: “… son los visitadores médicos y no los médicos quienes, a través de estos, prescriben los medicamentos”. Los que estamos en este campo lo sabemos bien. Lo que importa es el incentivo de la ganancia. 

    Durante estos años en contacto diario con el dolor aprendí lo importante que era la formación, la comprensión y la compasión del que sufre, y crear un ambiente de cariño, de calidez humana, ese conjunto de maneras, de modales y decires crean un ambiente adecuado para que florezca la salud. Viene muy claro en el Juramento Hipocrático: “Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y, que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosos que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico”.

     Como nadie está libre de los males en esta vida en la tierra, en junio de 2024 me tocó a mí, al parecer una simple lumbalgia, según el médico que me vio, y sin más, me despachó en tres minutos con varios medicamentos. Como la medicación apenas hacía efecto, finalmente, un neurocirujano me mandó una resonancia de la columna lumbar y apareció una hernia discal L4 L5. Me dijo que no tenía operación y me mandó otros cuantos medicamentos, pero el dolor continuaba, y así estuve sufriendo durante casi un año. Entonces comprendí a aquellos que ante el sufrimiento piden la muerte.

      Hace ya muchos años que estudié Fisioterapia en el hospital de San Rafael en Madrid y tuve ocasión de conocer la excelente formación y calidad humana de los médicos, enfermeros y de todo el personal que allí trabajaba. Así que llamé por teléfono al Dr. D. Antonio Bendala Ayuso, neurocirujano y le conté mi historia clínica. Le envié la resonancia para estudiarla. Al día siguiente, me llama y me dice que sí tiene operación. Le pedí hora y día. Ingreso en el hospital de San Rafael en Madrid el día trece de mayo a las cuatro de la tarde. Esa misma tarde me visita el Dr. Bendala que me hace la exploración pertinente, y pocos minutos más tarde me hacen un análisis de sangre, a continuación, un electrocardiograma, radiografía de tórax y las pruebas de anestesia. Al día siguiente, catorce por la mañana soy intervenido con éxito y estoy de nuevo en la habitación, y como todo va bien, el día dieciséis me da de alta para continuar el tratamiento en casa. Eso es eficacia, organización, formación médica, vocación y ética.

    No puedo omitir que cuando entré el día trece en la habitación del hospital, no tuve en absoluto la sensación de que entraba en un hospital para una intervención difícil, sino que lo hacía en la suite de un hotel por el espacio dividido en dormitorio con una gran terraza a la calle, salita de estar y otro espacio con los aseos y los armarios. La diferencia con la suite de un hotel era simplemente su austeridad y sencillez. En la pared sólo colgaba el emblema de San Juan de Dios con la frase “en ti confío”, es decir, en Cristo.

Dr D. Antonio Bendala Ayuso Neurocirujano Hospital San Rafael Madrid

    En cuanto al personal de enfermería, auxiliares y de limpieza, su comportamiento fue exquisito, atentos, serviciales, educados y humanitarios, que nos hicieron la estancia agradable, un ambiente cálido que espantaron los fantasmas del miedo y del dolor. Me gustaría poner sus nombres, pero como fueron muchos los que nos atendieron en esos tres días, sólo recuerdo el de Nacho y el de la enfermera Marta, pero el recuerdo de todos siempre ocuparán un lugar en nuestro corazón.

Tan impresionado y agradecido quedé que le dije a mi mujer que me acompañaba: No cabe duda que el espíritu de San Juan de Dios sigue vivo aquí en su obra.

     ¿Y qué podemos decir del Dr. Bendala? como no me siento capaz de encontrar las palabras adecuadas, las escogeré en jardín ajeno, del Dr. Marañón que en el año 1946 decía: “El médico ha de acercarse al enfermo con el espíritu sacerdotal; pero a la vez con el espíritu del naturalista. y también, con entusiasmo y persistencia, vocación e instrucción porque la vocación es encanto y encantamiento que hace luz de la oscuridad ligereza del esfuerzo”.

El Dr Bendala en quirófano

     Estas palabras del DR. Marañón describen a la perfección al Dr. Antonio Bendala, un profesional que deja tras sí una conducta luminosa y ejemplar. Se puede saber mucho, pero, sin embargo, tener el alma rígida y antihumana, pues lo que tiene de noble  el arte y ciencia médica es lo que tiene de socorro al dolor humano. Y por supuesto, una gran vocación. Y no es solamente mi opinión, pues en el hospital de San Rafael todos le quieren, le respetan y le admiran. Y esas tres bondades o cualidades son difíciles de encontrarlas.

     Quizá sea cierto lo que dijo aquel escritor y teólogo del siglo XIII, ECKHART, cuando escribió: “Por más que la obra y el tiempo hayan pasado, el espíritu que alentó la realización de la obra, sigue viviendo”. Este espíritu, sin duda, es el de San Juan de Dios que fue su fundador, del que se cuenta, que tuvo una visita de la Virgen acompañada del Arcángel San Rafael. La Virgen le dijo que pronto estaría en el cielo y Juan exclamó: “¡madre mía, qué será del hospital y de los enfermos…!  La Virgen lo apaciguó con estas palabras: “San Rafael será desde ahora el guarda del hospital. Nada faltará”.

    Pues a la vista de los hechos yo así lo creo.

Rogelio Bustos Almendros

11 thoughts on “EL ESPÍRITU DE SAN JUAN DE DIOS SIGUE VIVO EN SU OBRA: HOSPITAL SAN RAFAEL

  1. Realmente es toda una lección de verdad y bondad; de gratitud y gratuidad donante, al ser el corazón el que habla. Nos alegra que todo vaya bien y que tu palabra siga viva. Te necesitamos, pues tu existencia es una catedra viviente, que nos hace más humanos. Dios te bendiga y fortalezca

  2. Me alegro mucho que la operación haya sido un éxito y que te hayan quitado el dolor tan horroroso que has padecido este último año.
    Es de bien nacidos ser agradecidos y has hecho un agradecimiento muy bonito a todos el personal que te ha atendido.

    Aprovecho para ampliar el agradecimiento a todos los médicos, enfermeros y personal sanitario que nos atienden en la sanidad pública, tenemos lod mejores profesionales del mundo, pero tenemos los peores gobernantes que no se preocupan de poner los medios económicos ni humanos para poder cubrir todas las necesidades
    Si en vez de despilfarrar los dineros en sueldos escandalosos, sobresueldos y mordidas, además de asesores, contrastaciones a amigos, familiares, amantes y demás, y gastar dinero en tonterías y darle tanto dinero a otros países, como ahora que acaba de dar un dineral a un hospital de Marruecos, entre otras muchas cosas, lo invirtieran en pagar mejores sueldos, poner más personal con contratos dignos, mejorar las maquinarias, los tratamientos, cubrir las bajas, aumentar el personal en los sitios donde se triplica la población en verano, cubrir los pueblos pequeños y facilitar los médicos necesarios y los cuidados paliativos de los enfermos
    España iría mejor.
    Gracias a todo el personal sanitario por sus desvelos y buen hacer a pesar de todo.
    Gracias

  3. Excelente exposición de don Rogelio Bustos de la situación actual de nuestro país y de cómo está la sanidad. Aún así, él refleja, con maestría, que en los sanitarios, en particular, la vocación, la comprensión o empatía, el cariño, la humanidad son cualidades fundamentales. Está en lo cierto en cuanto dice. El espíritu de San Juan de Dios sigue imperando y haciéndose presente, gracias a Dios. Así se refleja en la manos y calidad humana y vocacional de cuantos han hecho posible que Rogelio se haya recuperado y todo haya ido fenomenal. El Dr. Bendala es un gran ejemplo de bondad, sabiduría y generosidad. Me alegro infinitamente que nuestro gran amigo Rogelio se haya recuperado.

  4. Estoy se acuerdo en que San Juan de Dios sigue vivo en los hospitales que fundo. Que siga su mejoria y que su pluma siga escribiendo verdades como la expresada. Un saludo F. NOVO

  5. Como bien dice Rogelio Bustos no cabe duda «que el espíritu de San Juan de Dios sigue vivo aquí en su obra». Y quizás ahora más que nunca el emblema «en Ti confío», refiriéndose a Cristo, que le dejó a los Juaninos, juandedianos o hermanos hospitalarios, o cualquier otro nombre que alrededor del mundo se aplique, tiene mayor sentido. Gracias, muchas gracias a todos los que hacen posible que continúe la labor de San Juan de Dios alrededor del mundo.

  6. He oído a un amigo que fue atendido en el hospital San Rafael de Madrid y es cierto lo que cuenta en este artículo Rogelio Bustos:»El espíritu de San Juan de Dios está allí»; y empleó estas palabras de Séneca «Dios se halla cerca de tí, está contigo, está dentro de tí».

  7. Es muy significante lo dicho por el historiador y militar D. José Almirante que «cuando el nivel baja en un país, baja en horizontal como el agua en un recipiente». Ciertamente es de fácil aplicación a la política actual.
    El autor del artículo, Rogelio Bustos, lo relaciona de una manera muy acertada con la sanidad de nuestro país y la influencia que los intereses económicos influyen sobre ella.
    Nuestro país es formador de excelentes profesionales sanitarios y muy valorados por los países de nuestro entorno.
    Esta valoración y la necesidad de personal da lugar a que nuestros sanitarios emigren a otros países.
    También es cierto que en España habiendo necesidades de asistencia y personal en paro dejen de contratarse.
    Quiero romper una lanza en favor de las órdenes religiosas, que gracias a su entrega y en muchos de los casos sin remuneración, hacen que funcionen de forma excelente. Un ejemplo claro lo tenemos en el patrón de los enfermeros SAN JUAN DE DIOS.

  8. No sé si es el espíritu de San Juan de Dios quien habita en su obra, pero si se que en sus hospitales se siente un algo especial, el buen trato y sobre todo, esperanza para nuestros males

  9. Sí, amigo Rogelio, tu artículo , con gran emoción afectiva y agradecimiento a la samaritana labor de la orden de San Juan de Dios, me lleva a varias reflexiones.
    En primer lugar, me traslado a un espacio material-espiritual para valorar la caritativa y trascendente labor de la orden de San Juan de Dios, por el hospitalario amor que practican, defienden y consuelan a todos los enfermos, que como tú, necesitaron ser rescatados y salvados de sus males.
    En segundo lugar, quiero destacar, que ellos, además de armonizar el amor de Dios, saben que tras una enfermedad hay una persona. Por ello, en la metamorfosis de nuestra existencia, donde lo fugaz y lo eterno coincide, siempre ofrecen una beatífica luz, que se abre paso entre arácnidos laberintos de dolor. Su desinteresada ayuda vibra como una esperanza, irguiendo su latido como un revelador milagro que amanece.
    Yo, con el espiritual pan de su juramento hipocrático, comulgaba.
    Alfonso Monteagudo

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