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EL DESFILE DE LAS F.F. AA. EN SANTA CRUZ DE TENERIFE

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Cuanto más cerca está la caída de un país,

                              más locas son sus leyes (Cicerón)

  Cuando cumplí los 18 años ingresé como voluntario en el Ministerio del Ejército en Madrid cuya duración fue de tres años. Allí tuve el honor de desfilar el día de las Fuerzas Armadas de soldado, de cabo y de cabo primero, durante tres años consecutivos. Desde entonces no me he perdido un desfile, naturalmente a través de la televisión. 

     Cada vez que contemplo el desfile me invade una gran emoción y me entusiasma más, y ya he cumplido los 92. Son varios los motivos de esta emoción y entusiasmo. El primero es que evoco aún, sin  quererlo, aquellos años y renace en mi espíritu un nuevo ánimo y vuelvo a vivir aquellos de mi juventud, y eso es la mejor medicina para el rejuvenecimiento.

    Por otra parte, es el más digno y bello espectáculo que se puede contemplar viendo la variedad y vistosidad de uniformes de las distintas unidades, su ritmo, marcialidad con la que desfilan, cada unidad con su estandarte, pero todos unidos bajo una sola bandera: la de España.

   Cuando veo el desfile siempre me viene a la memoria ese gran poema patriótico, “LA marcha triunfal” que escribió el poeta hispanoamericano nacido en Nicaragua, Rubén Darío:

                  ¡Ya viene el cortejo!

                  ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los clarines.

                  La gloria solemne de los estandartes,

                  llevados por manos robustas de heroicos atletas.     

   Pero dejando a un lado la vistosidad deslumbrante del desfile, para mí lo más importantes es su simbolismo, es el saber que las Fuerzas Armadas son las garantes de la SEGURIDAD DE NUESTRA ESPAÑA. Como dice la Constitución en el Título Preliminar, Art. 8-1: Las FF.AA constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.

   Las FF.AA. la Guardia Civil y la Policía, hasta ahora son las únicas que el juramento prestado en la Jura de Bandera que representa a la nación, España, lo cumplen y están dispuestos a dar la vida para defenderla. Y así lo han venido haciendo desde hace siglos.

     Puede que resulte raro o aún peor, que piensen que son cosas de viejo el que aún recuerde con agrado, satisfacción y orgullo mi paso por el Servicio Militar Obligatorio, cuando son muchos que dicen lo contrario y le suelen llamar “la puta mili”, y alegan que era una pérdida de tiempo. Los que así se pronuncian pierden el tiempo estén donde estén, son personas negativas. Son más y yo con ellos que piensan lo contrario. No se puede negar que la estancia en la “mili” era dura por la disciplina a la que se estaba sometido y a los grandes esfuerzos que no podías eludir.

    Los que ya pasamos de 40 años hemos oído muchas veces a los padres, cuando los hijos le salían díscolos, vagos, que no obedecían a los padres y hacían lo que les daba la gana, estas palabras: “déjalo, ya lo enderezarán en el cuartel cuando haga la mili”. Y así ocurría, cuando volvía ya era otro, otro mucho mejor. Había aprendido.  No sólo a ser un buen soldado, sino también a ser un buen ciudadano, pues la disciplina, el esfuerzo, el compañerismo, el sentido del honor, de la honradez, de la responsabilidad, el amor a la Patria y otras muchas cosas cívicas como el comportamiento y respeto a los mayores se le habían inculcado en una buena ESCUELA que era el CUARTEL.

   Entre las misiones que asigna la Constitución a las FF.AA. está el “defender la integridad territorial”. Pues bien, era precisamente en la “mili” donde se aprendía a defender esa integridad, pues en ella se juntaba el andaluz con el catalán, con el vasco, con el gallego, con el extremeño…Todos bajo la misma disciplina y bajo la misma bandera (y no existía Ministerio de Igualdad) Tampoco había diferencias entre regiones, provincias ni pueblos. Y cuando llegaba el final, la licencia, teníamos amigos para toda la vida en cualquier lugar de España. Haber hecho la mili era considerado como un gran honor, y sin distinción de clases.

 Mala fecha fue aquella de diciembre del año 2001 en la que se suprimió el Servicio Militar Obligatorio. Fue uno de los mayores errores cometidos por la nueva política. Ahora la palabra PATRIA, e Himno Nacional, la Bandera, ya no tienen ningún significado para las generaciones de menos de 30 años.

 Termino con las palabras de Calderón de la Barca:

                   Aquí, en fin, la cortesía,

                  el buen trato, la verdad,

                  la firmeza, la lealtad,

                  el honor, la bizarría,

                  el crédito, la opinión,

                  la constancia, la paciencia,

                  la humildad y la obediencia,

                  fama, honor y vida son

                  caudal de pobres soldados

                  que en buena o en mala fortuna

                  la milicia no es más que una

                  religión de hombres honrados.

José Antonio Bustos

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