Portada » DIOS EN NUESTRAS VIDAS XVI

DIOS EN NUESTRAS VIDAS XVI

dios12

La racionalidad del hombre fluye de modo inconsciente en nosotros y de tal manera, que pretende alumbrar todas las áreas de nuestro ser y de nuestro entender.

      Ella nos recomienda unos comportamientos humanos que hace que los atípicos se tomen como extravagancias o genialidades, según cómo y quién las realiza. Lo racional sería a nuestro buen entender, una forma de actuación determinada, dentro del orden de las leyes naturales, morales y espirituales, pero vemos que de ordinario, este o el otro individuo no actúa así.

      En nuestra fe, sentimiento y razón van a la par, el primero siente y el segundo consiente. Por el sentimiento llega hasta nosotros el flujo del amor de Dios. Por nuestra razón, asumimos el misterio de la creación, nuestra insignificancia, la grandiosidad del equilibrio que rige el cosmos; y ello nos lleva a asumir y a valorar la omnipotencia del ser superior que lo rige.

      Esto bastaría, en su esencia más pura y elemental, para el conocimiento de Dios Creador, a través de la razón. Pero la fe en Dios (entendiendo la fe en su más elemental definición), está impresa a través de la ley natural en el corazón del hombre, desde todos los tiempos.

      Algunos detractores, tú mismo, proclamáis: “Que si Dios no existiera, el mismo hombre lo hubiera inventado”.

      Y esto en sí mismo no deja de corroborar una realidad: Que la impronta de Dios está tan patente en el alma humana, que ésta busca ansiosa la “parte” que la ha de hacer completa; la unión con Dios, fuente de la fuerza vital espiritual, que trasciende al alma.

      Y es esa misma necesidad patente en el hombre quien le hace percibir la voz amorosa de Dios, siempre presto a establecer diálogo con todos los hombres. La fe como el alma, es el reflejo de la sabiduría y grandeza de Dios en el cuerpo humano y el mejor regalo que recibimos de Él, los seres mortales porque es lo único en nosotros que trasciende desde su creación el tiempo y el espacio.

Antonio Prima Manzano

Deja un comentario