¿CÓMO LE SENTARÁ AL SR. PRESIDENTE DEL GOBIERNO EL CAPELO CARDENALICIO?
Ofensa hace a los buenos
el que a los malos perdona
(Séneca)
Me encontraba la tarde del día 4 de junio sentado en un banco en el parque García Lorca de Granada bajo la sombra de un frondoso tilo, ya en flor, esparciendo ese singular aroma, cuando aparecieron tres mujeres con edades aproximadas a los 70, que se sentaron en otro banco cercano al mío. Sólo nos separaba un espeso seto de aligustre. Dos de ellas estaban enzarzadas en el tema político, el día se prestaba a eso, pues aquella mañana habían visto y oído las declaraciones de la llamada “fontanera”, Leire Díez. Una de ellas enumeraba de forma repetitiva las fechorías de este gobierno: corrupciones que presuntamente afectan al hermano y esposa del Presidente, de sus ministros, al Fiscal General del Estado, el haber formado gobierno con separatistas, proetarras, comunistas y otros “istas, el haber amnistiado a los condenados por haber dado un” golpe de Estado”, en la mala gestión realizada cuando nos afectó la pandemia de la COVID, que causó 130.000 muertos, y recientemente, la DANA en Valencia, con 300 muertos y destrozos y ruina enormes, ¿Recuerdan estas palabras?: “si necesitan ayuda que la pidan”, “Yo estoy bien”.
La poca o ninguna atención a la agricultura, el desmantelamiento de la industria, la carga de impuestos, el “apagón” de la electricidad y sin explicaciones y con una presidenta, Beatriz Corredor que le pagan al año 540.000 euros al año más todos los privilegios que conlleva el cargo, ¿Tanto vale? Para qué seguir…
La otra persona interrumpía continuamente con “bulos, fango”. La tercera persona no decía nada, sólo escuchaba. Y como ya las dos discutidoras estaban hartas de su silencio, con cierta aspereza le dijeron: ¿Pero es que tú vives en Babia, no tienes nada qué decir, que no te enteras de nada? Entonces la interpelada contestó: yo no entiendo de política.
Antes esta lacónica y rotunda contestación las tres permanecieron en silencio unos minutos, pero su pensamiento se hacía visible a través de los gestos de la cara y especialmente, de la mirada. Entonces, ésta que no sabía de nada de política comenzó a hablar. He sido profesora de Historia durante 30 años, y os voy a contestar con los hechos ocurridos en el siglo XVII durante el reinado de Felipe III, del que su padre, el gran Felipe II dijo de él: “Dios que me ha dado tantos reinos, me ha negado un hijo capaz de regirlos. Temo que me lo gobiernen”. Y así ocurrió, Felipe III dejó el gobierno en manos de un valido llamado Francisco de Sandoval, marqués de Denia y después Duque de Lerma cuando tomó el poder. Este valido equivalente a Presidente de Gobierno tuvo un poder omnímodo, y la inmoralidad en los asuntos públicos llegó a escandalosos extremos.
Nada más tomar el mando se apresuró a colocar a sus parientes y amigos en los más altos cargos, aunque no tuvieran el más mínimo conocimiento ni preparación, ni inteligencia ni moralidad. El principal interés del Duque y de todos sus colaboradores era enriquecerse y mantenerse en el poder. Y lo cierto es que lo consiguió, pues su mandato duró 20 años y se enriqueció hasta términos irritantes e insospechados. ¿Hay algún parecido con el Gobierno de hoy?
Dice el historiador inglés J. H. ELLIOTT, que la elección de consejeros y cargos por el duque de Lerma fue siempre desastrosa. “Fácilmente engañado por granujas plausibles, elevó a cargos de gran importancia a los personajes menos recomendables. en particular su elección recayó en dos aventureros que consiguieron ganarse su confianza: D. Pedro Franqueza y D. Rodrigo Calderón. El primero fue encargado de reformar las finanzas de Estado y consiguió el título de CONDE de VILLALONGA, y por supuesto una enorme fortuna a base de comisiones, y toda clase de chanchullos. Pero fue descubierto a tiempo, juzgado, condenado y encarcelado, y por supuesto, requisados todos sus bienes.
La carrera de Calderón fue igual que la de su compañero, se enriqueció acumulando una cuantiosa fortuna. Actuaba como un ministro de cultura, pero ésta consistía en organizar fiestas para distraer al pueblo y otras a un alto nivel donde acudía toda la corte, sin escatimar gastos, porque todo iba a cargo del tesoro público. Estos festejos y juergas eran escandalosos, donde se producía toda clase de excesos, vergonzosos, auténticas bacanales. ¿Algún parecido con ministros y las “señoritas” de catálogo o consejeros de Andalucía en los puticlubs?
Volviendo a J: H. ELLIOTT dice: “Con el duque de Lerma en el poder se inauguraba el periodo de los cohechos, de los abusos, de los grandes fraudes y todas las sinvergonzonerías, donde todo se vendía al mejor postor. El pueblo estaba agobiado por los impuestos y el tesoro público vacío por la corrupción y el mal gobierno. Entonces Lerma tomó una decisión más cómoda: la venta de cargos y jurisdicciones. Vivían siempre mediante artificios, y especialmente en la mentira”.
El retrato que se hace del duque de Lerma era éste: “Fatuo, altanero, ostentoso, maquinador y sin escrúpulos, dispuesto a mantenerse en el poder, aunque tuviera que traicionar al compañero, al amigo y a España, comprar a los jueces, a los fiscales y corromper las instituciones. Pero con todo el poder en sus manos era a la vez manejado por otros. El escritor humanista alemán Felipe Melanchton dijo de él: “era un hombre atormentado e inquieto, impetuoso más bien que fuerte, estaba poseído de la cólera de Aquiles y de los furores de Hércules”. El duque era tan impopular y odiado por el pueblo que no podía ir a ningún lugar sin que le acompañara una gran escolta de protección, pero al pasar por la calle en su carroza no se libraba de abucheos, palabrotas y alguna que otra pedrada.
¿Alguna semejanza con el gobierno actual que tenemos en España?
El duque era ambicioso y en su persona y en su alma se asentaban todos los vicios, pero no estaba falto de inteligencia, ni de astucia, y sabía muy bien que cuando perdiera el favor o muriera el rey él sería procesado y encarcelado. Por tal motivo solicitó al Papa Pablo V que le nombrase Cardenal, y el Papa así lo hizo, pues los cardenales no podían ser procesados porque tenía inmunidad. En aquella época no era necesario ser sacerdote Entonces, por toda España se cantaba aquella coplilla que compuso Quevedo:
.
Para no morir ahorcado
el mayor ladrón de España
se vistió de colorado.
A Franco cuando estaba en el poder le ofrecieron nombrarle Cardenal, bien por la defensa que había hecho por la Iglesia Católica o por los aduladores de turno. Franco envió una carta dando las gracias y rehusaba el nombramiento con estas pocas palabras: “No me sentaría bien el traje talar”.
Si al Sr. Sánchez le hicieran esta propuesta de nombrarle Cardenal, ¿La aceptaría? Sin duda que no rehusaría. Esta es mi contestación a vuestras preguntas dijo, la profesora de Historia.
Genial artículo y muy buena comparativa,.se está repitiendo la Historia, lamentablemente, en su peor parte.
Me ha encantado conocer un poquito más nuestra Historia, da pena ver que desde siempre ha habido corruptos y gente sin escrúpulos, pero que ahora,.en democracia y con los medios de comunicación y tantas televisiones, es inaceptable que se quiera mantener en el poder como lo que es, una garrapata.
Gracias por ilustrarnos