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A la Alhambra, poema de Ana Ortega Romanillos

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A LA ALHAMBRA

Alhambra enigmática
color y silencio
arrullo de luna,
Alhambra embrujada.
cuando se oculta el Sol
y esconde su llama
por lo alto de las murallas
alumbra la luna
en las noches calladas.
Amalgama de luces,
campanas al alba.
Por el Albaicín se escuchan
acordes de una guitarra.


Alhambra que en ecos
y luces del mundo
anuncias universos
en una amalgama
de vida y nostalgia.
Maravilla soñada,
rumores de fuentes
sentimiento y memoria.
Armonía en los jardines
de la Alhambra.


Luminoso cénit a los ojos
de todas las almas.
Desafío y misterio,
perfume callado.
Nocturno de ancestros,
canciones de cuna
en todas las albas.
Es la Alhambra estación de jardines,
música al cielo que mueve sus alas.
Realidad de sus ecos,
un rastro, un ancestro
un edén en el devenir de los tiempos.

Ana Ortega

Ana Ortega Romanillos

El poema A la Alhambra de Ana Ortega Romanillos es un hermoso canto a la majestuosidad y el misticismo del icónico palacio granadino. La autora emplea una imaginería evocadora para captar la esencia mágica de la Alhambra, fusionando luces, sonidos y emociones en una atmósfera casi etérea.

Destaca el uso de contrastes como «color y silencio», «vida y nostalgia», «desafío y misterio», que refuerzan la dualidad entre lo tangible y lo onírico, entre la historia y la eternidad. La musicalidad del poema es otro de sus aciertos, con referencias a «acordes de una guitarra» y «campanas al alba», que refuerzan la sinfonía que parece envolver a la Alhambra tanto en su pasado como en su presente.

El último verso, «un edén en el devenir de los tiempos», sintetiza la idea de la Alhambra como un lugar atemporal, un refugio de belleza que trasciende generaciones. En conjunto, el poema es una declaración de admiración y amor por este monumento universal, capturando su esencia con una sensibilidad profunda y evocadora.

Comentario de Carlos Álvaro Segura

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