LO QUIEREN TODO
Hemos vivido una época larga y dura de nuestra historia y muy difícil los que somos ya ancianos, de la década de los años 30 del pasado siglo, irrepetible, ¡eso espero! Que nos ha aportado una rica agresividad laboral, triste y fructífera experiencia, bagaje que nos ha sido muy útil en el devenir de nuestra vida.
Primero en la temprana infancia, de tiempos convulsos y agitados con conocidos y repetidos cambios políticos, perennes gobiernos y poco progreso, los niños, como los mayores, eran los que sufrían carencias esenciales para su supervivencia y desarrollo físico e intelectual.
La guerra se desató cuando nosotros no teníamos edad, ni razón suficiente para entenderla, pero sí sufrirla.
En aquel trágico ambiente, nos fuimos desarrollando en precario y los hábitos de vida austeros, casi míseros y peligrosos. Sobrevivir ya era una hazaña no baladí.
En este ambiente de precariedad e imposición disciplinaria e ideológica, nos fuimos desarrollando sin libertades cívicas y sin las vituallas más necesarias y con muy pocos medios y mucho ingenio.
Nuestra generación, ha vivido tres épocas que han marcado un estilo, una situación y descubrimiento tardío de innumerables adelantos, mejoras, tecnicismos, libertades y sobre abundancia, a veces mal aprovechada, sin precedentes.
Y así hemos llegado en un periodo de tiempo relativamente corto a una situación de adelanto y progreso inimaginable, no hace mucho tiempo. Y nuestra vieja generación está disfrutando con las lógicas limitaciones que nuestras facultades imponen. Nos resignamos y vamos acoplando a nuestro limitado y mermado conocimiento, las nuevas tecnologías co n bastante provecho.
Las nuevas generaciones de hijos y singularmente de nietos mayores, nos han ido postergando y limitando, inconscientemente nuestro terreno de conocimiento y libertad de movimientos, con «obligaciones» familiares de cumplimiento «obligatorio», en labores de «abuelos», no siempre gratas.
Pero esta situación es un tanto agradable y soportable y los abuelos se someten a ella, en muchos casos con agrado.
Sin embargo, estas nuevas generaciones son de las ¡LO QUIERO TODO, LO MEJOR!
Y exigen su estricto cumplimiento o bien a sus padres, abuelos y en algunos casos a otros familiares.
Los mejores teléfonos, tabletas, ordenadores, prendas de vestir, patinetes, bicicletas y otros utensilios, muy prescindibles, en la mayoría de los casos, a los que ellos les atribuyen una utilidad a veces indefinida claramente.
Es la generación que impulsa da por la publicidad y un márketing muy penetrante, conocen a fondo todas las propiedades y ventajas que según ellos necesita n.
Yo también fui joven y ambicioso y carente de casi todo lo que no fuera imprescindible. El aprecio, cuidado e ilusión que representaba alcanzar algún medio desea do, no se puede describir, ¡la primera bicicleta de segunda mano! Marcó un hito en mi vida y una transformación en mis hábitos, costumbres y posibilidades.
¡LO QUIER EN TODO! Esa es la filosofía reinante en una mayoría de jóvenes de nuestra sociedad. Lo quieren todo y de la mejor marca y con las mayores prestaciones.
Si no se consiguen, están los grafitis reivindicativos que emborronan (con excepciones) todo nuestro entorno. Pero eso merece un artículo posterior, pues como ciudadano me apena el lamentable estado de nuestras ciudades y ¡hasta el campo! A donde ha llegado esta lacra.
José María Gutiérrez Gómez