UNA MODA ACTUAL: HABLAR DEL AGUACATE

(PUBLICADO EN G.C. EN ENERO DE 2019 QUE CONSIDERO RECORDAR)
“Hace unos días me remitieron por Wasap un artículo publicado en El Confidencial titulado “Las amenazas del boyante aguacate español: nuevas plagas, endogamia y colapso hídrico”, firmado por Antonio Villareal. El continente impecablemente escrito, pero el contenido con algún error que me permito aclarar por este medio.
En primer lugar, cabe suponer que el autor no ha leído mis libros escritos y publicados sobre dicha laurácea, y de ningún modo el que publiqué en 1997 titulado Historia del aguacate español, refiriéndome a la etapa de 1955 a 1966 en que se inició la industria aguacatera en Andalucía.
Dice el artículo “que plantar aguacates en España era un milagro, hasta que en 1966 el alemán Dieter Wienberg se empeñó en hacerlo realidad y así nació La Mayora, finca experimental de CSIC, que fue el epicentro de la revolución del “oro verde”, que medio siglo después está dando sus frutos”.
Debo comentar que mi admirado amigo el Dr. Wienberg, fue el que organizó una agricultura de huerta en distintas parcelas de la Estación Experimental y colaboró con los agricultores de la Axarquía para mejorar los cultivos de primor, que al aire libre se venían desarrollando por la zona con gran éxito por su tempranez, comparativamente con los pepinos, alcachofas, tomates, patatas, etc. que en el resto de las regiones peninsulares se iniciaban un mes y medio más tarde.
Pero el Dr. Wienberg con motivo de un viaje a California, se trajo variedades tempranas de fresón que allí producían, y cuyos nombres aún recuerdo porque mi empresa las comercializaba (tioga, fresno y solana) que causaron sensación en toda la zona, y los campos de hortalizas tempranas del paisaje axárquico, cambiaron del color verde al color rojo vivo del fresón americano, que en este microclima se producía tres meses antes que en Valencia o cualquier otra zona temprana, y que en los mercados europeos sin competencia alguna en esas fechas, obtenían unos precios sorprendentes y cuyos importadores exigían mayores cantidades de las que podía producir La Mayora por sí sola…El cultivo de fresón supuso un gran desarrollo económico y social, y se extendió desde Nerja hasta Almayate y Rincón de la Victoria, por iniciativa y supervisión personal del equipo que dirigía el Dr. Dieter Wienberg.
Alrededor del año 1970 aquella floreciente etapa que tanto prestigio dio a la Axarquía, fueron los campos de nuestra vecina Huelva quienes heredaron el éxito que todavía permanece, y con las mismas variedades de La Mayora llenaron sus tierras y con unos suelos arenosos ideales para el cultivo, cercenaron en poco tiempo las plantaciones malagueñas. Consolidado el fresón en otra zona andaluza, con su intervención, el Dr. Wienberg se decidió por el aguacate.
En la finca Rancho California de Almuñecar (Granada) es donde se inició la industria aguacatera, el “oro verde” que actualmente está dando sus frutos. Es decir, que La Mayora se inició en el cultivo diez años después, retomando la experiencia de Almuñécar y con las diferentes variedades que por allí se producían, introdujo la especie en las tierras malagueñas. El magnífico equipo que conformó Wienberg en La Mayora, con el Dr. Farré y Josemaría Hermoso a la cabeza, se ocuparon de introducir nuevas técnicas y mejoras en el cultivo de aguacate, con numerosos ensayos y proyectos de investigación que transmitían puntualmente a todos los agricultores de la zona.
El escrito de El Confidencial, refiriéndose al aumento de consumo de aguacate en España, y tomando unos datos de la WAO (word avocado organization), añade “que se ciernen varias nubes negras que dan cuenta de la fragilidad de esta naciente industria del oro verde”.
Esta “naciente industria” que señala el autor está a punto de cumplir 60 años, y las únicas palabras que teme el cultivador desde que se inició en el cultivo es “la sequía”. La Rosellinia Necatris, es un inconveniente importante, como tantos otros que pueden tener las especies arbóreas, pero los investigadores que se ocupan de ello desde hace muchos años (Dr. Carlos López) vienen ofreciendo fórmulas para controlarlo (solarización por ejemplo) y el agricultor ha venido conviviendo con ello, aislando el sistema radicular del árbol afectado para que no contagie al vecino y mientras tanto, las producciones han respondido anualmente con los tonelajes previstos con su normal alternancia.
El autor Villareal señala como problema, “que la variedad Hass supone el 70% del aguacate que se produce en nuestro país” y ello nunca será un problema, porque se trata de dar al consumidor el producto que prefiere y paga, ya que dicha calidad es indiscutiblemente superior a las de piel lisa, que también cumplen una función acorde con el 30%, como es su diferente grupo floral que ayuda a la polinización (bacon, zutano, fuerte) y por su estructura arbórea ejercen de cortavientos, protegiendo las parcelas de Hass para que no caigan sus frutos.
Pero la mayor producción de Hass no es un capricho del cultivador español, ya que en todos los países productores del mundo han apostado por dicha variedad: por la calidad que ofrece, porque el consumidor lo prefiere y por los mejores precios internacionales que obtiene…
Tiene razón el autor, cuando se refiere al posible colapso hídrico que IFAPA viene anunciando para poder seguir cultivando aguacates en la región, las medidas estratégicas a adoptar, y poder garantizar la sostenibilidad de los cultivos andaluces. Todo ello se contemplaba en el Plan Guaro (Proyecto 1984) que limitaba a la cota 140 dichos cultivos, (salvo concesiones históricas de ciertas fincas y pozos) contando con la gran reserva del pantano de la Viñuela. Y adjudicaba entonces una cantidad de 7.000 m/3 por hectárea y año considerando que era el riego necesario para atender un cultivo de aguacate. Lamentablemente, la administración que se viene ocupando del agua, en el pasado mes de diciembre limitó a 4.000 m/3 la hectárea para dichos cultivos autorizados dentro de cota, y esa dotación no es suficiente para cubrir las necesidades de los cultivos que representan alrededor de 5.000 hectáreas. El problema se hace grave, si, además, en los alrededores del perímetro establecido viven otras 7.000 hectáreas en producción y crecimiento, según un estudio reciente, que precisan ser regadas con un agua que no hay. Tampoco tenemos conocimiento de los problemas que pueden ocasionar las aguas recicladas o regeneradas para los tropicales, que aconsejan algunas autoridades y mucho menos para los cultivos ecológicos… Entonces, ¿que se podría hacer? La única opción segura y necesarias, que la administración estudie los trasvases e interconexiones y así recuperar el agua que de otras cuencas se vierte en el mar. Entonces habría agua para todos.
