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Todo lo que se oculta sobre la reforma de las pensiones y jubilación

Me temo que no sabemos lo que se oculta hasta cuando salga a la luz el endurecimiento de la jubilación anticipada; pero lo que está claro es que barrunta tormenta. La reforma de la Seguridad Social, con los agentes sociales  que nos representan puede ser motivo de desconfianza, si los coeficientes y ajustes sobre la cuantía y sostenibilidad marcan la ruta que se plantea el gobierno con sus actuales y futuros trabajadores, porque para ser justos y por la experiencia que están demostrando unos y otros, habría que recortar en otros gastos de despilfarros y no en lo esencial como jubilaciones anticipadas o forzosas a los afectados por la crisis y obligados a retirarse si queremos recuperar el mercado laboral. Con la nueva normativa será más costosa para quienes abandonen la vida laboral prematuramente pues se penalizará, cuando habría que regular otro tipo de condiciones e incentivaciones que garantizasen una jubilación digna, independientemente de números para que se beneficie y no se perjudique. Además me temo que las lecturas de rentabilidad no se ajusten a criterios de honestidad, para que se mantenga el poder adquisitivo a lo largo de los años, con un fondo público de pensiones, con especial atención a funcionarios, pymes, autónomos, y en general a toda clase de trabajadores. Por tanto lo que no hay derecho es a seguir perdiendo o desconfiando en nuestro futuro, porque si no hay dinero para pagar las pensiones ni las prestaciones por desempleo, ¿cómo se exige a algún joven que no ha trabajado y que con 30 años no tenga trabajo aún o a un adulto que lo ha perdido, haber cotizado un número de años cuando sean mayores de 60, 65, o 67, o penalizar si no han tenido un contrato en condiciones, o no han podido acceder forzosamente? ¿Cómo se castiga a quien involuntariamente le vaya a pasar? Otra cosa es que rechacen ofertas y se nieguen a trabajar; del mismo modo que es injusto no proteger como es debido a nuestros mayores. En cambio, los jóvenes son los que tienen que trabajar para mantener el futuro, y ayudar a los adultos que ahora no pueden por la pandemia. Curiosamente, ahora debería ser una época de verdadera reflexión y autocrítica hacia donde queremos caminar; sin embargo me sigo temiendo que “el todo vale”, y “el sálvese quién pueda” sigue priorizando la oscuridad de esta forma de vida política. Yo soy creyente en un sistema más justo políticamente, que pueda mejorar las deficiencias pero no convencido e inconformista ante una humanidad dolida y humillada. Asimismo estoy de acuerdo en ser mejor que no ser, pero añado que la esencia de esta época a veces deja en devenir una existencia más que contingente y fuera de control. Tampoco comparto las mejoras de las reformas que se inventan. Mejoras en interrogaciones acertadísimas como vemos últimamente en cantos de sirena bien de vacunas, bien de asistencia de mentiras mientras “Toni Cantó deja el teatro u otros hostigan a la violencia”reflejo de descomposición de una sociedad desencantada de su sistema de gestión. Concluyendo si el gobernante no está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Y añado como manifestaba Ortega y Gasset “el poeta empieza donde el hombre acaba” la misión de los educadores o artistas es inventar y creer en lo que no existe o da sentido a nuestra existencia; pero engañar e ilusionar es tarea de los sofistas dedicados a la política. Caluroso viento del olvido en un invierno gélido.

Francisco Velasco Rey

Molvízar web

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