SENTIMIENTO

En algún lugar, perdida entre las ramas,
se oculta el tacto de una caricia.
La nieve quiere congelar el sentimiento,
sin embargo, la caricia siempre permanece perenne,
a pesar de que, un copo de nieve
agarrado al árbol de hoja caduca
la encarcele en el frío de la indiferencia.
Sólo es necesario un rayo de sol
que derrita el hielo que aprisiona las ramas,
para activar la ternura y despertar la pasión
que adormece por falta de estímulos.
Quizá, sean necesarios dos rayos de sol.
Mientras tanto, habrá que esperar con paciencia
la llegada del día adecuado en que se proyecte la luz,
calentarse el cuerpo y el alma,
preferiblemente con abrazos,
aunque sean propios y no ajenos.
Habrá que administrar la exposición de sonrisas
para que no se quiebren con el llanto
y dejar que resbalen los momentos oscuros
que enfrían la caricia.