RosAlma Saavedra: escribir para sanar, volar y transformar el alma

Poeta del alma, maestra vocacional y mujer que ha hecho de la escritura su refugio, su motor y su forma de estar en el mundo, RosAlma Saavedra nos abre las puertas de su universo creativo y personal en esta entrevista cargada de autenticidad. Desde los inicios marcados por el dolor hasta el renacimiento luminoso que la llevó a convertirse en referente de una poesía terapéutica, valiente y esperanzadora, RosAlma comparte su experiencia con generosidad. A través de cada respuesta, se revela como una autora comprometida con la infancia, el feminismo, la literatura solidaria y el poder transformador de las palabras. Sus versos no solo buscan embellecer la vida, sino también acompañar, sanar, provocar reflexión y despertar alas dormidas. Esta conversación íntima recorre su trayectoria, sus retos y sus sueños, dejando claro que la poesía, cuando nace del corazón, puede ser un puente hacia la luz.
¿Cómo describirías tu evolución personal desde tus inicios en la escritura hasta hoy?
Mi evolución ha sido profundamente transformadora. Empecé a escribir en un momento muy difícil de mi vida, como un acto de sanación, sin saber que estaba despertando una pasión dormida. Descubrí que escribir no solo me ayudaba a mí, sino que también podía ayudar a otros a sanar, superar miedos y volar alto. Ese hallazgo dio sentido a mi vida, y desde entonces la escritura se convirtió en mi misión. Aunque viví etapas muy duras, las agradezco, porque me enseñaron a no quedarme en el papel de víctima, sino a renacer. Hoy escribo desde la gratitud y con el deseo profundo de acompañar a otros. Soy la de siempre, pero no la de antes. Y todo lo que he vivido me ha llevado hasta la escritora que soy hoy: auténtica, comprometida y profundamente conectada con el alma de cada palabra que nace de mí.
Como madre, ¿de qué manera ha influido tu experiencia en la crianza de tus hijos en tu obra literaria?
Mis hijos son el pilar de mi vida y una fuente constante de inspiración. Desde el inicio de este sueño literario, han estado a mi lado viviendo el esfuerzo, la entrega y la ilusión que lo acompañan. A través de mi ejemplo han aprendido que los sueños se alcanzan con trabajo, fe y pasión. Más allá de cualquier éxito material, siento que la verdadera herencia que deseo dejarles es del alma: una enseñanza profunda de perseverancia, amor y autenticidad. Me emociona profundamente cuando me ven como una figura de superación, porque eso me confirma que estoy sembrando algo valioso en ellos. Creo firmemente que el ejemplo es la mejor manera de educar, y cada paso que doy en mi camino literario lo hago también pensando en ellos, en lo que aprenden de mí y en lo que construirán para sí mismos.
En tu labor como maestra de Infantil, ¿cómo integras la literatura y la poesía en el aula para inspirar a tus alumnos?
Incorporo la literatura y la poesía de forma natural y cotidiana en mi aula. Estoy convencida del poder que tienen las palabras para emocionar, enseñar y transformar, por eso creo espacios acogedores como el rincón de la calma o la biblioteca libre, donde los niños pueden explorar libros a su propio ritmo. La poesía está presente en cada tema que trabajamos, adornando el aula con versos que fomentan la creatividad y la expresión. También suelo teatralizar cuentos, lo que no solo capta su atención, sino que mejora la comprensión y despierta su imaginación. Mi mayor deseo es que los niños vivan la literatura como una experiencia emocional y sensorial, y que descubran que todos pueden ser poetas si escriben con el corazón.
Tu seudónimo es «Vuelos de una Mariposa». ¿Qué simbolismo encierra para ti y cómo se refleja en tu proceso creativo?
«Vuelos de una Mariposa» simboliza para mí transformación, libertad y renacimiento. Nació como reflejo de mi propio proceso de cambio interior, del aprendizaje de volar después de atravesar el dolor. Cada texto que escribo es como un aleteo que busca tocar el alma del lector e invitarlo a descubrir su propia luz. Aunque ahora publico bajo el nombre RosAlma Saavedra —una fusión entre mi identidad, mi alma y el apellido de mi padre—, la mariposa sigue viva en mi voz y en mi esencia. Este nuevo nombre honra mi historia, mis raíces y mi evolución como mujer y escritora, consolidando así mi libertad creativa y emocional.
Has participado en proyectos solidarios como la antología «Los que nunca se callan». ¿Qué te motiva a involucrarte en causas benéficas a través de la literatura?
Siento que la escritura tiene una dimensión profundamente transformadora, tanto a nivel personal como colectivo. Participar en causas solidarias me permite poner mis palabras al servicio de quienes más lo necesitan. Creo firmemente que la literatura no debe encerrarse en sí misma, sino abrir puentes, tender la mano y dar voz a quienes han sido silenciados. Sueño con crear una fundación llamada Alas para el Alma, desde la que pueda acompañar a personas en situación vulnerable. Esta idea nació especialmente a raíz del caso de Ángela, una niña de mi pueblo con una enfermedad rara que me tocó el alma. Para mí, escribir es también un acto de amor, de generosidad y de compromiso con los demás.
En una entrevista anterior con Granada Costa, mencionaste que la escritura fue tu salvavidas en momentos difíciles. ¿Sigue siendo así? ¿Ha cambiado tu relación con la escritura desde entonces?
Sí, la escritura sigue siendo mi salvavidas, aunque hoy también es motor, plenitud y expansión. Antes escribía desde el dolor, desde la urgencia de sostenerme; ahora lo hago también desde la gratitud, el deseo de compartir y el compromiso con los demás. La escritura se ha convertido en mi forma de vivir, de amar y de comprenderme. A través de ella acompaño, inspiro y tiendo puentes emocionales. Es un acto íntimo y, a la vez, profundamente generoso, que me permite mantenerme conectada con mi esencia y con las personas que me leen. Es un viaje constante de crecimiento y descubrimiento.
Has colaborado en la revista digital «Mujeres del Siglo XXI». ¿Qué temas consideras prioritarios para abordar en el contexto actual desde una perspectiva feminista?
Considero fundamentales temas como la educación en igualdad desde la infancia, la conciliación entre la vida personal y profesional, y la visibilización del trabajo de cuidados, que aún recae mayoritariamente en las mujeres. Defiendo el empoderamiento femenino a través del arte y la literatura, y creo que es vital seguir denunciando todas las formas de violencia de género, incluso aquellas más sutiles y normalizadas. Desde mi experiencia como mujer y como escritora, entiendo mi voz como una herramienta de cambio y de inspiración para otras mujeres. Contar la verdad desde lo vivido, desde lo íntimo, es para mí un acto de activismo feminista.
Como colaboradora en la sección de Poesía del periódico «Granada Costa», ¿qué responsabilidad sientes al compartir tus poemas con una audiencia diversa?
Compartir mi poesía con una audiencia diversa es una responsabilidad profunda que asumo con respeto y emoción. Creo que cada verso puede tocar un corazón, aliviar un dolor o incluso inspirar un cambio. Mis poemas ya no me pertenecen solo a mí; son puentes que conectan mi alma con la de quienes me leen. Aspiro siempre a ser honesta, auténtica, y a ofrecer palabras que actúen como refugio o impulso. Para mí, escribir es un acto de generosidad y vulnerabilidad. Aunque mi poesía nace de mis vivencias, sé que puede volverse universal, resonando en otros y creando una comunidad emocional donde todos se sienten acompañados.
Tu próximo libro, «Si te atreves a volar. Poesía para encontrar tus alas», promete ser interactivo. ¿Cómo surgió la idea de crear una obra que invite al lector a un viaje de autodescubrimiento?
La idea nació de mi deseo de ofrecer más que un libro: una experiencia transformadora. Si te atreves a volar forma parte de una trilogía que guía al lector por diferentes etapas del crecimiento personal. Cada volumen combina poesía, cuentos, reflexiones y ejercicios prácticos de escritura terapéutica. Quiero que esta obra sea una invitación a conectar con la propia esencia, a superar miedos y alcanzar la autenticidad. Es un regalo emocional para quienes buscan sanar, reinventarse y brillar. Aspiro a que cada lector haga suyo ese viaje, y que descubra, a través de mis palabras, herramientas para conocerse y crecer.
Has sido galardonada con el premio Estrella de Oro Miguel de Cervantes por tu sensibilidad artística y feminista. ¿Qué significado tiene este reconocimiento en tu trayectoria?
Recibir este premio ha sido para mí un reconocimiento muy especial a mi compromiso con la autenticidad, la libertad y la voz femenina. Siento que no me honra solo a mí, sino también a todas las mujeres que luchan por expresarse con verdad y dignidad. Junto al Premio Conde de Hubrite y el Sócrates de las Letras, esta distinción refuerza mi motivación para seguir creando desde el alma. Concibo la literatura como un acto de resistencia, un arte transformador y un canal para impulsar el cambio social. Estos premios validan mi recorrido y me animan a seguir defendiendo, desde la poesía, la equidad, la belleza y la esperanza.
Formaste parte del libro homenaje «Huella Universal de Miguel de Cervantes». ¿Cómo fue tu experiencia al rendir tributo a una figura tan emblemática de la literatura española?
Participar en ese homenaje fue un honor inmenso. Rendir tributo a Cervantes me permitió reflexionar sobre el valor intemporal de la literatura y sobre cómo el arte puede cuestionar, inspirar y elevar. Al escribir mi contribución, sentí una conexión profunda con la rebeldía, la imaginación y la humanidad del autor del Quijote. Más allá de la admiración, este proyecto fue para mí un acto de autodescubrimiento, en el que reafirmé mi compromiso con la palabra como vehículo de transformación. Sigo creyendo que el legado de Cervantes vive en cada escritor que se atreve a soñar, a decir su verdad y a volar con la imaginación.

En tu opinión, ¿cuál es el papel de la poesía en la sociedad contemporánea y cómo puede contribuir al cambio social?
Creo que la poesía es un acto de resistencia frente a la prisa, el olvido y la superficialidad que dominan el mundo actual. En medio de tanto ruido, la poesía nos devuelve a lo esencial: lo humano. Para mí, escribir poesía es una forma de sanar, de acompañar y de despertar conciencias que a veces están dormidas. La palabra poética puede tocar el corazón, generar empatía, incomodar lo establecido y sembrar esperanza. No necesita gritar para transformar, porque cala hondo en quien la recibe. Estoy convencida de que el verdadero cambio social comienza en el interior, y la poesía puede ser esa chispa que encienda una revolución silenciosa pero profunda.
Como artista, ¿cómo percibes la intersección entre el arte y la política en el contexto actual?
Concibo el arte como una forma de libertad. No lo vivo desde lo ideológico, sino desde lo humano. Para mí, escribir es un acto de afirmación, de autenticidad y de resistencia frente a un mundo que muchas veces impone máscaras. Mis poemas nacen de la experiencia, del dolor y de la superación, y buscan ser una mano tendida, un reflejo de esperanza. Elegir el amor, la verdad y la empatía frente al miedo y la uniformidad ya es, en sí mismo, un acto político. Creo que el arte cuestiona, sueña y transforma sin necesidad de alzar la voz con violencia..
¿Qué desafíos enfrentas al equilibrar tu vida personal, profesional y artística, y cómo los superas?
Uno de los mayores desafíos para mí es encontrar tiempo para escribir sin descuidar mi vida familiar y profesional. La maternidad, el trabajo y la escritura conviven en un equilibrio frágil, pero posible. He aprendido a ser flexible, a priorizar y, sobre todo, a aceptar que no siempre podré con todo. La escritura forma parte de mi vida, incluso en los momentos más cotidianos, y se alimenta de mis propias vivencias. Organizo mi tiempo con paciencia, sin exigirme perfección, y encuentro inspiración en cada experiencia diaria. Cada reto lo veo como una oportunidad de crecimiento, donde mis distintas facetas se nutren unas a otras.
¿Cómo influye tu entorno y tus experiencias personales en la temática y el estilo de tus escritos?
Mi obra es el reflejo directo de mi vida. Mis emociones, mis vínculos, mis heridas y mis alegrías se filtran en cada verso, cuento o relato que escribo. Lo hago desde lo que vivo y siento, explorando temas como el amor, la superación, la libertad y el autoconocimiento. Busco siempre un estilo auténtico y profundo, sin artificios. El entorno natural y cultural que me rodea también me inspira, al igual que la música, el arte y la lectura. La vulnerabilidad es esencial en mi proceso creativo: me entrego por completo a las palabras como forma de entenderme, de conectar con los demás y de transformar mi experiencia vital en literatura.
¿Qué autores o autoras han sido referentes en tu carrera literaria y de qué manera han influido en tu obra?
Me inspiro en autores como Pablo Neruda y Mario Benedetti, cuya sensibilidad y capacidad para convertir lo cotidiano en poesía transformadora siempre me han conmovido. De Louisa May Alcott aprendí a narrar la vida emocional desde lo familiar y resiliente; de Elizabeth Gilbert, la conexión entre cuerpo, mente y alma en los procesos de sanación. Jane Austen me mostró la fuerza de la inteligencia emocional y Sor Juana Inés de la Cruz, el poder de la palabra femenina frente a las estructuras opresivas. Cada uno de ellos ha influido en mi enfoque: escribir desde la autenticidad, la experiencia y el deseo profundo de inspirar.
Has mencionado la importancia de vivir con pasión y perseguir los sueños. ¿Cómo transmites este mensaje a tus lectores y estudiantes?
Transmito la importancia de soñar y vivir con pasión a través de mi obra y de mi propio ejemplo vital. En mis textos muestro que, pese a los desafíos, es posible redescubrirse y luchar por lo que uno ama. Busco que mis lectores se vean reflejados y encuentren fuerza para avanzar. En el aula, enseño a los niños a creer en sí mismos, cultivando su imaginación como semilla de futuros sueños. A través de cuentos, juegos y poesía, les muestro que todo es posible si se cree con el corazón. Para mí, cada niño es ya un gran soñador en potencia.
En una sociedad cada vez más digitalizada, ¿cómo ves el futuro de la literatura y la poesía en formatos tradicionales versus digitales?
Creo en un futuro literario híbrido, donde lo digital y lo tradicional se complementan. Valoro profundamente el libro impreso por su conexión sensorial y emocional, pero reconozco que lo digital democratiza el acceso a la lectura y permite una difusión global y creativa. Las redes y plataformas online ofrecen nuevas formas de experimentar la poesía, incluso combinándola con elementos visuales y multimedia. Cada formato aporta algo único: lo tradicional proporciona intimidad; lo digital, inmediatez y alcance. Creo que ambos deben convivir, enriqueciendo la experiencia literaria y permitiendo que más personas descubran el poder transformador de las palabras.
¿Qué proyectos futuros tienes en mente y qué metas te gustaría alcanzar en tu carrera como escritora?
Estoy finalizando mi poemario interactivo Si te atreves a volar, fruto del Premio Conde de Hubrite. También lanzaré una sección en Granada Costa sobre escritura terapéutica y continuaré impartiendo talleres que combinan arte, emociones y meditación. Sueño con publicar cuentos y relatos para todas las edades, siempre con una intención transformadora. Entre mis proyectos más personales destaca una novela autobiográfica con secuela, centrada en el amor propio y el amor compartido. Además, organizo recitales como Crisálida, donde fusiono poesía, música y moda. Mi meta es seguir escribiendo con autenticidad y dejar una huella emocional y positiva en los lectores.
¿Cómo ves la representación de las mujeres en la literatura actual y qué cambios consideras necesarios para lograr una mayor equidad?
Valoro los avances en la representación femenina en la literatura, pero reconozco que aún existen desigualdades. Muchas veces, seguimos siendo relegadas a roles secundarios o categorizadas como «literatura femenina». Abogo por visibilizar la diversidad de voces femeninas, especialmente aquellas de entornos marginados. Reclamo mayor equidad en oportunidades editoriales, premios y reconocimiento. También considero necesario derribar etiquetas reductoras y valorar nuestras obras por su calidad y profundidad, no solo por nuestro género. Creo en una literatura plural, donde todas las experiencias femeninas tengan espacio, visibilidad y respeto, contribuyendo así a una cultura más justa y rica.
Has participado en recitales de poesía y eventos literarios. ¿Cómo valoras el contacto directo con el público en comparación con la publicación escrita?
El contacto directo con el público es una experiencia emocional única que complementa la intimidad del papel. En los recitales, mis versos cobran vida, generan vibraciones compartidas y provocan conexiones profundas. Ver la reacción inmediata del público, sus lágrimas, sonrisas o palabras, me llena de sentido y gratitud. Aunque la publicación escrita permite que mis textos perduren, los encuentros en vivo crean una sinergia irremplazable. Presentar eventos como Crisálida me ha permitido celebrar el arte con intensidad. Ambos formatos —escenario y página— son esenciales para mí: uno me permite llegar al alma; el otro, quedarme en ella.
¿Cómo manejas la crítica literaria y qué consejo darías a escritores emergentes sobre este aspecto?
Veo la crítica como parte natural del camino creativo. Al principio me afectaba emocionalmente, pero con el tiempo aprendí a verla como una oportunidad de aprendizaje, distinguiendo la crítica constructiva de la destructiva. Recomiendo a los escritores noveles que no pierdan su autenticidad, que separen su valor personal de la opinión sobre sus textos y que filtren lo útil sin dejarse desanimar. Aconsejo rodearse de personas honestas que ofrezcan críticas desde el respeto. La perseverancia, la pasión y la fidelidad a la propia voz son clave. Escribir es un acto de vulnerabilidad, pero también de poder.
¿Qué importancia tiene la educación artística en las primeras etapas de la educación y cómo puede influir en el desarrollo integral de los niños?
Para mí, el arte en la infancia es esencial. Favorece la expresión emocional, la creatividad, el pensamiento crítico y el desarrollo cognitivo. A través de la pintura, la música o el teatro, los niños aprenden a conocerse, a colaborar y a ser más empáticos. Además, mejora su coordinación motora y les conecta con la diversidad cultural. Creo firmemente que incluir arte en la educación desde pequeños es sembrar sensibilidad, resiliencia y valores. El arte enseña a mirar el mundo con otros ojos y contribuye a formar personas más completas, conscientes y emocionalmente sanas.
¿Cómo ha evolucionado tu estilo poético desde tus primeros escritos hasta tus obras más recientes?
Mi estilo poético ha evolucionado con mi proceso vital. En los comienzos, escribía para sanar el dolor; mis versos eran una catarsis. Con el tiempo, mi poesía floreció en esperanza y luz, abriendo espacio para el amor propio, la superación y el acompañamiento a los demás. He diversificado mi expresión con cuentos, relatos y reflexiones, manteniendo siempre la autenticidad como base. Hoy mi escritura busca no solo sanar, sino también inspirar y transformar. Mi estilo es más maduro, profundo y consciente, aunque sigo escribiendo desde el alma, con la misma verdad que me impulsó a comenzar.
¿Qué impacto esperas que tenga tu obra en tus lectores y qué emociones buscas evocar en ellos?
Deseo que mi obra sea un refugio, una guía y una chispa de esperanza. Aspiro a que mis textos acompañen a quien los lee, que sanen, abracen y despierten emociones auténticas. Busco que mis palabras alivien, inspiren y motiven a seguir adelante, conectando con los rincones más íntimos del alma. Quiero que cada lector se sienta visto y comprendido, y que mis versos sirvan como impulso para crecer, amar y reinventarse. Para mí, escribir es tocar corazones y tender puentes. Mi propósito es dejar huella emocional, y que mi obra sea una luz en tiempos difíciles.
¿Cómo ves el papel de las redes sociales en la difusión de la poesía y la literatura en general?
Valoro enormemente el papel de las redes sociales en la difusión literaria. Gracias a ellas, mi poesía ha llegado a lectores de todo el mundo, generando una comunidad emocional e inclusiva. Creo que han democratizado el acceso, dando voz a autores que antes no habrían tenido visibilidad. Aunque reconozco que el entorno digital es rápido y efímero, defiendo su uso responsable y auténtico. Me encanta combinar texto e imagen para crear experiencias más completas. Las redes no sustituyen al libro, pero sí complementan su impacto, permitiendo que la literatura sea más accesible, diversa y viva.
¿Qué le dirías a alguien que está pasando por un momento difícil y busca en la escritura una forma de sanar, basándote en tu propia experiencia?
Le diría que escribir es un camino sanador y poderoso. Encontré en la escritura un refugio donde expresar el dolor sin miedo, una tabla de salvación que me permitió reencontrarme conmigo misma. Animo a escribir sin filtros ni exigencias, con libertad, aunque duela, porque del dolor puede brotar belleza y comprensión. A través de las palabras, uno se escucha, se reconoce y, poco a poco, se reconstruye. Escribir me enseñó a transformar el sufrimiento en arte, y la pasión que nació de ese proceso fue mi mayor regalo. Invito a confiar en la escritura como guía y compañera.
Si pudieras conversar con cualquier escritor o escritora, vivo o fallecido, ¿quién sería y qué le preguntarías?
Elegiría conversar con Elizabeth Gilbert y Mario Benedetti. A Gilbert le preguntaría cómo logró escribir con tanta honestidad en Come, reza, ama y cómo gestionó sus dudas durante el proceso creativo. De Benedetti admiro su capacidad para transmitir emoción y compromiso con sencillez. Me gustaría saber cómo equilibró su activismo con la literatura y cómo mantuvo su voz auténtica pese a la adversidad. Ambos autores han marcado mi camino literario, y aprender de su experiencia sería para mí un honor. Valoro en ellos la combinación de humanidad, claridad y profundidad que intento reflejar en mi propia obra.
