¿Qué tan “salados” somos? – A TODA COSTA
La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre
Su importancia para la vida es tal que ha marcado el desarrollo de la historia en sus distintas etapas, alcanzando grandes repercusiones económicas, políticas, guerreras y culinarias a lo largo de las diferentes civilizaciones que han ido puliendo nuestra cultura y formas de vida.
Es un producto cuyo uso está generalizado en toda la gastronomía y la industria mundial, bien sea como condimento, como conservante para los alimentos o en prácticas no culinarias.
El descubrimiento de la sal se le atribuye a los chinos, pese a que no existe ningún documento histórico que lo certifique, y se cree que ocurrió hace aproximadamente 4.700 años.
Al descubrir la importancia de este mineral, los pueblos tendieron a apropiarse de salinas. El término “salario”, utilizado en la actualidad, proviene del latín “salarium argentum”. Durante un largo período la sal fue utilizada como moneda.
Era empleada como forma de pago a los legionarios Romanos. Hubo tratados en la Antigua Grecia que incluían intercambios de sal por esclavos, dándole una gran importancia.
Antiguamente, la sal era extraída del agua de mar y contenía hasta un 3 % de agua y un 2,5 % de otras sales como: cloruro de magnesio, cloruro de calcio, sulfato de sodio, sulfato de magnesio, sulfato de calcio, y vestigios de bromo, boro, yodo y litio.
La sal es necesaria para el organismo humano, mantiene el equilibrio de líquidos, permite la absorción de los nutrientes en el intestino, evita calambres musculares, regula el sueño, entre muchas otras funciones fundamentales, pero su exceso es nocivo y puede dar lugar a lesiones renales e hipertensión.
Como se afirma en el dicho popular: debe haber algo extrañamente sagrado en la sal, ya que está presente en el mar y en nuestras lágrimas.
Francisco Ponce Carrasco