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MIRADA AL PASADO: Sefarad, La Patria Robada

 

El 31 de marzo del 1492; los Reyes Católicos por razones políticas, económicas y religiosas, ordenaron la expulsión de una parte de españoles, a los que condenaron y robaron su identidad.

En el Decreto de la Alhambra; también conocido como Edicto de Granada, se condenaba a la expulsión a toda una comunidad, la sefardí. El número de judíos expulsados es difícil de precisar; ya que las diferentes fuentes entran en una guerra de cifras, si bien la mayoría de expertos establecen un abanico, que va entre los 100.000 y 500.000. Sin embargo, lo que sí está cuantificado, gracias al censo que diferentes asociaciones tienen registrados, son los descendientes de aquellos compatriotas. Dicho censo nos da una cifra de unos tres millones de personas.

El drama de la expulsión; supuso una de las mayores tragedias que ha conocido este país, hasta el punto que aún hoy en día, un acontecimiento del siglo XV, es posible apreciar sus consecuencias, como casas que permanecen abandonadas por sus moradores y sin embargo sus llaves han venido siendo pasadas de manos de generación en generación, como un símbolo de las pertenencias dejadas atrás y a las que un día se pueda volver.

El pueblo sefardí fue obligado a herrar sin rumbo fijo; esto supuso una pérdida irreparable para España, estas gentes poseían un capital humano que allá donde recalaron, aportaron riqueza gracias a sus conocimientos.

Los puntos más relevantes de salida; fueron el puerto de Valencia, también otros del Mediterráneo y Atlántico, entre estos últimos el de Fuenterrabía en Guipúzcoa fue muy requerido. De este foco migratorio tenemos constancia en las diversas ciudades del sur de Francia, colonias de sefardís se establecieron en poblaciones como San Juan de Luz, Bayona, Burdeos, La Rochelle, París y Rúen. En cada una de estas ciudades citadas; tenemos muestras de buenos artistas y artesanos descendientes de aquellos compatriotas nuestros, destacando en el mundo de la pastelería, con especialidades en chocolatería. La destilación de bebidas; otra de las aportaciones es el orujo, famoso en toda Francia y conocido como «agua de vida», tiene su procedencia en esta colonia de emigrantes forzados. El gremio de plateros y orfebres; es otro donde destacan los buenos diseñadores.

Pero cualquier interesado en este acontecimiento; yo le recomendaría visitar los cementerios de alguna de estas ciudades, y apreciará cómo en el apartado que esta religión tiene en cada uno de estos recintos, podrá comprobar cómo muchos de los apellidos de los que reposan en sus diferentes tumbas se corresponden con apellidos de origen español.

Antecedentes:

Los judíos en los reinos medievales; no fueron tolerados en parte a la labor que desde los púlpitos practicó la iglesia católica, estigmatizando a toda una comunidad de la muerte del líder de su credo.

Previo a la expulsión decretada por los reyes católicos; fueron el centro de graves ataques acusándoles de todos los males surgidos en la sociedad. Un ejemplo lo tenemos en 1348; ya que con motivo de la «Peste Negra» arreciaron los asaltos a esta comunidad, acusándoles de ser los culpables de dicha epidemia, siendo Barcelona, ciudad del principado de Cataluña, donde se desarrollaron los incidentes de mayor gravedad.

No obstante, otros acontecimientos aún más graves estaban por venir; fue en 1491 cuando las juderías de Castilla y Aragón, son arrasadas sufriendo asaltos, saqueos, incendios y violaciones. Estos acontecimientos; tienen inicio en la ciudad de Sevilla, donde aprovechando el vacío que dejó la muerte del arzobispo, Fernando Martínez, arcediano de Écija endurece sus predicaciones incitando a actuar contra los judíos, mandando derribar las sinagogas y requisando los libros de oraciones. En enero de 1391; las autoridades municipales de Sevilla pudieron frenar otro intento de asalto a la judería, pero en junio cientos de judíos fueron asesinados, sus casas saqueadas y las sinagogas convertidas en iglesias. Muchos fueron los judíos que optaron por huir; pero otros muchos decidieron que querían ser bautizados. (En memoria de estos hechos en la ciudad de Sevilla se levantó un monumento, como recuerdo a tan atroz acontecimiento).

Aquella ola de violencia se extendió rápidamente desde Sevilla por todo el reino de Castilla y más tarde al de Aragón, sucediéndose los saqueos y asesinatos en masa. Cuando sucede la expulsión; ya se había producido una gran disminución de la población a consecuencia de estos bárbaros acontecimientos, pero no todas las capas de la sociedad judía lo sufrieron de igual manera, curiosamente los pobres y comerciantes adinerados fueron los primeros en aceptar la religión católica, unos porque no tenían nada que perder y los otros por todo lo contrario. Sin embargo, hubo otros muchos; aquellos de convicciones más firmes, que no estaban dispuestos a renegar de su tradición, considerando las presiones de una extrema injusticia, estos fueron en gran medida los que tuvieron que sufrir la expulsión. También es cierto que como ocurre siempre; en momentos de vileza humana afloran los delatores, la envidia y la posibilidad de sacar renta a sus actos mezquinos.

El Éxodo Judío

El éxodo judío

El Éxodo:

Uno de los mayores dramas al cual se puede someter a un ser humano, es el de tener que abandonar su pueblo, su casa y sus pertenencias. La orden de expulsión; o la condena a morir por desacato, el miedo, la rabia y la desorientación, no te permiten nada más que ver la forma de poner a salvo a tu familia lo más rápido posible. Este suceso como tantos que por desgracia jalonan la historia de España, es lo que nos diferencia para mal de otras naciones de nuestro entorno.

La intolerancia solo conduce al desencuentro, pero sobre todo como quedó demostrado, al desprendimiento de una riqueza que otros países, en los cuales recalaron, supieron aprovechar.

El Éxodo supuso un largo y penoso deambular por caminos intransitables y eludiendo los núcleos de población, haciendo muchas etapas de noche con el fin de no ser escarnio de una población carente de formación e información acertada. (Esto hacia que, en lugar de empatizar con estas pobres gentes, fueran apedreados por muchos de los lugares por los que pasaban, negándoles cualquier tipo de ayuda).

Las rutas migratorias se diversificaron en plan radial con el fin de alcanzar lo antes posible una tierra de cobijo, los más próximos a Portugal, tomaron este camino, mientras que los situados en zonas orientales, optaron por partir a los puertos mediterráneos, por otro lado los castellanos viejos, tomaron el camino del norte, encaminándose a Francia, si bien hubo muchos que requeridos por algunos señores, se establecieron en zonas del País Vasco y Navarra, donde no solo encontraron acomodo si no que adoptaron nuevos apellidos. El resto continuó viaje hasta Francia; siendo las ciudades del sur los principales focos de asentamiento, pero también recalaron en Burdeos, mientras que otros continuaron hasta París.

Hoy en día ciudades como Bayona, San Juan de Luz, Biarritz entre otras muestran testigos de aquel suceso de expulsión. Los principales negocios; relacionados con el mundo de la pastelería, se corresponden con familias de origen sefardí, pero también estas poblaciones conservan sus barrios de la judería, en el propio París la mayoría de las más importantes joyerías, tienen la ascendencia de aquellos expertos orfebres españoles, (en la capital francesa todos los años se celebra la feria mundial de orfebrería, en buena medida el mérito se corresponde con la tradición aportada por aquellos excelentes artesanos  sefardís).

Todavía en muchos de los cascos antiguos de nuestras ciudades, sus callejeros los pueblan nombres como de platerías, tiendas, etc., lo que denota la vieja herencia gremial de aquellas familias judías.

Las Rutas Migratorias

Las rutas migratorias

Los judíos en el Al-Ándalus:

La presencia de comunidades judías en esta tierra; se remontan incluso al siglo VII a.c., de las cuales se tiene constancia arqueológica, al encontrarse en Cádiz un anillo fenicio con inscripciones paleo-hebraicas.

Con la arribada visigoda a la península se inicia un periodo de persecución hacia esta comunidad judía. Es por esto que con la llegada de los musulmanes en el año 711; las juderías aceptan la nueva situación con gran alivio, considerándolos aliados de su pensamiento religioso. A partir de este momento se inicia una etapa de convivencia y armonía entre ambas comunidades.

Los musulmanes en la península fueron bastante tolerantes en asuntos religiosos. Durante este largo periodo de nuestra historia, la comunidad judía andalusí se convirtió en la más importante del mundo, sobre todo la más desarrollada, tanto técnica como culturalmente, alcanzando gran influencia en las decisiones políticas de aquel tiempo. Fueron muchos los judíos del resto de la península que decidieron establecerse en Al-Ándalus, integrándose en las comunidades ya establecidas, aportando su conocimiento y enriqueciendo aquellas poblaciones donde se afincaron.

Destacaron en varias ramas de la ciencia; entre ellas medicina, matemáticas y astronomía. Sobresale la figura del rabino cordobés Moshé Ibn Maimón; conocido como «Maimonedes», distinguiéndose por sus aportes al mundo de la medicina y la filosofía. En matemáticas se les considera autores de la introducción de la notación numeral indo-arábiga en la Europa Occidental.

Otro espacio donde fueron brillantes fue en la arquitectura, con ejemplos como las sinagogas de Córdoba y Toledo, como edificios emblemáticos y singulares.

Pero no siempre reinó este clima tan apacible dentro de la larga etapa musulmana, en 1066 tuvieron lugar unos acontecimientos terribles, sucesos que pasaron a la historia como la «Masacre de Granada». Esto sucedió durante los gobiernos de Almorávides y sobre todo por parte de los Almohades, dichas actuaciones diezmaron en gran medida las juderías, obligando a buscar cobijo en otros territorios cristianos de la península, principalmente en el Reino de Toledo.

Durante estas migraciones forzadas no tuvieron grandes problemas, más bien todo lo contrario, siendo bien acogidos principalmente por su dominio de oficios que requerían cierta especialización, así como en el mundo de la artesanía y las artes en general. Dichos oficios eran de los más demandados en el mundo de los servicios, agricultura e industria, tales como carpinteros, herreros, ceramistas, pasteleros, guarnicioneros y en el mundo de la platería y joyería en general.

Sinagoga de Cordoba

Sinanoga de Córdoba

Volver a Sefarad:

Con la llegada de la democracia se iniciaron los primeros pasos en pos de iniciar una reparación con aquellos españoles agraviados por una decisión injusta. Tuvo que ser en el 2015, cuando se promulgó la famosa ley 12/2015, de 24 de junio, que dio durante cuatro años la posibilidad de acceder a la nacionalidad española a los sefardíes, conservando la doble nacionalidad para todos aquellos herederos de españoles obligados a dejar su tierra.

Para muchos de los sefardíes; esta ley no la consideran un gesto de perdón, porque según ellos lo que pasó ya no tiene remedio. Pero sí es un reconocimiento de un error histórico y eso según ellos «hay pocos países que tengan la valentía de hacerlo».

Durante el periodo de los cuatro años que duró este reconocimiento; el Ministerio de Justicia recibió 153.767 solicitudes de nacionalización. La mayor parte de estas solicitudes proceden de Argentina, país que cuenta con una colonia muy significativa de sefardíes.

En la isla de Rodas se estableció una comunidad de origen sefardí; en 1944 la isla fue aniquilada por los nazis, hubo 2.000 deportados de los cuales solo sobrevivieron cien.

La población sefardí en la actualidad se encuentra repartida por todo el mundo, entre los países que cuentan con mayor número de miembros de esta comunidad en primer lugar, Israel con una población de 725.000, Francia 350.000, EEUU 80.00, Argentina 60.000, Canadá 60.000, Brasil 60.000, Turquía 50.000 y México 20.000. Estos son los países que cuentan con censos más fiables, pero es fácil suponer que el número escapa a la posibilidad de hacer un censo concreto dada su dificultad.

Pese a la enorme herida que aquel hecho histórico abrió entre la madre patria y aquellos hijos que fueron expulsados de sus casas por el hecho de tener otras convicciones religiosas, sus herederos no guardan rencor, muy al contrario, han seguido manteniendo costumbres y la lengua, «el ladino» (un castellano del siglo XV).

Una curiosidad de estos herederos; es cómo prefieren ser nombrados, ya que prefieren el nombre de «sefaradí» en lugar de sefardí por entender que es más elocuente y que los relaciona mejor con Sefarad, aquella patria que transmitieron de generación en generación y a la que nunca quisieron renunciar.

Con La ley 12/2015 España ha permitido reparar un error histórico con los descendientes de los judíos expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492, tras ser sancionada la ley, por Felipe VI, sus palabras fueron “¡Cuánto os hemos echado de menos!”

Conclusiones:

Es de admirar la constancia y el amor demostrado por una parte de españoles que fueron transmitiendo de generación en generación una lengua, unas costumbres y sobre todo un sentido de pertenencia a una tierra de la cual, nunca se sintieron ajenos.

Recuerdo a Benjamín Pérez; un descendiente de aquellos sefardíes, que me contaba la herencia oral recibida por sus mayores. Dicha leyenda se acompañaba de un testigo físico; unas viejas llaves que fueron las de la casa familiar y que fueron pasando de mano en mano, con la esperanza de que algún día les permitiera acceder al hogar que se vieron forzados a abandonar, (esta fidelidad no ha sido posible encontrarla en ningún otro grupo generado por la emigración). Incluso descendientes de españoles que tuvieron que marchar a países europeos, terminaron considerándose naturales de esos países de adopción, mientras que estos sefardíes, mantuvieron sus firmes convicciones.

No quisiera terminar el presente artículo sin dar las gracias a la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) en la persona de su presidente, por el trabajo de recuperación de parte del legado cultural español que llevan a cabo, ya que sin él todos seriamos más pobres…

Autor: José María Escribano Muñoz

Hendaya-Francia

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