MEDIO SIGLO SIN CLARA CAMPOAMOR
por Mª Teresa Ayllón
Este año se cumple medio siglo de la muerte en Suiza de Carmen Eulalia Campoamor Rodríguez, más conocida como Clara Campoamor, la brillante abogada, diputada y escritora española, más conocida por la defensa de la igualdad y la inteligencia de las mujeres y en consecuencia, de la participación política: Derecho al sufragio (al voto) y a la elegibilidad, En resumen una de las más grandes protagonistas del voto de las mujeres adquirido en la República en 1931 que las españolas pudieron ejercitar por primera vez en las elecciones generales de 1933. Todo ello en vez de servir para su reconocimiento social puso en peligro su vida, desde la Derecha y desde la Izquierda de este carpetovetónico país. El monumento que se le erigió en Madrid ha sido objeto de vandalismo en varias ocasiones. El odio no construye ni alimenta pero su veneno es duradero.
Nació en Madrid en febrero de 1888 y murió exiliada en Suiza en 1972. Su madre, Pilar, era costurera de familia madrileña y toledana, y su padre Manuel, de familia asturiana y cántabra, era contable en un periódico. Familia modesta pese a tener una prole recortada para la época: eran 3 hermanos aunque uno falleció tempranamente. También Manuel falleció cuando Clara contaba tan sólo 10 años por lo que la niña tuvo que trabajar como costurera y luego telefonista, empleo que era muy moderno. En 1909 Clara consiguió plaza por oposición para el Cuerpo Auxiliar de Telégrafos, que pertenecía al Ministerio de Gobernación. Una de las obras que honran a la Segunda República fue la reforma educativa, mediante la cual se combatió el analfabetismo y se impulsó la promoción cultural por méritos. Es decir se promovió la movilidad social que en tiempos de dictadura era sumamente estanca. Así dos huérfanos, criados por una costurera, consiguieron formación y promoción social: Clara Campoamor se hizo maestra de Taquigrafía y Mecanografía en las Escuelas Adultas; se pluriempleaba de traductora de Francés y taquimecanógrafa en un Ministerio y en el periódico La Tribuna. Clara Campoamor y llegó a licenciarse en Derecho en 1924.
Como consecuencia de los nuevos vientos progresistas que trajo la Segunda República, ambos hermanos pudieron estudiar trabajando y tuvieron puestos de responsabilidad institucional, lo que habla bien de la composición política republicana, mucho más abierta a las clases medias y bajas que las formaciones monárquicas y conservadoras anteriores. Durante su trabajo en el periódico, Clara empezó a interesarse en la política parlamentaria y a vincularse con la intelectualidad progresista de la época. Entre sus amigos y amigas estaban Eva Nelken, Victoria Kent, Carmen de Burgos, María Cambrils y otras feministas y sufragistas con quienes iba formando su visión social. A los treinta años cofundó agrupaciones feministas profesionales como Federación de Mujeres de Carreras Jurídicas y del Instituto Internacional de Uniones Intelectuales; Próxima al ideario socialista, cofundó la Agrupación Liberal Socialista (que no al Partido Socialista Obrero Español), organización que sucumbió a la Dictadura de Primo de Rivera y más tarde cofundó Acción Republicana y durante un corto espacio de tiempo participó en su dirección, el Consejo Nacional.
Con 36 años Clara fue la segunda mujer en ser admitida en el Colegio de Abogados de Madrid, además fue la primera mujer en llevar un caso ante el Tribunal Supremo de la nación y la primera mujer que ocupó un puesto en la Junta Directiva del Ateneo Científico, Artístico y Literario de Madrid. También fue la primera mujer en dirigirse al Congreso cuando fue nombrada Diputada en 1931 –por el Partido Radical -, formó parte del equipo que elaboró la Constitución de la nueva República y fue la primera en tomar la palabra en la ONU, que entonces se denominaba Sociedad de Naciones. Es muy destacable su trabajo en esa Comisión (21 diputades) pues luchó denodadamente por eliminar las múltiples discriminaciones en el texto de la Constitución: en cuanto al voto femenino (entonces llamado Sufragio universal), en cuanto a la igualdad de los hijos e hijas nacidos dentro o fuera del matrimonio, los derechos de las madres solteras, el derecho al divorcio, a la dignidad de las mujeres (contra los prostíbulos), además por la libertad religiosa y el Estado laico, la enseñanza universal… etc. Por ello tuvo que enfrentarse también a las izquierdas que relegaban el derecho a la igualdad y temían que el voto femenino estuviera regido por el confesionario. Finalmente, las sufragistas españolas contaron con el apoyo de buena parte del Partido Socialista, Esquerra Republicana y la agrupación en Defensa de la República más muchos diputados de la Derecha: el 1 de octubre de 1931 se aprobó el Art. 36 que posibilitó el voto femenino. Clara Campoamor se distanció del Partido Radical por su actuación en la represión de la huelga revolucionaria asturiana, entre otras actuaciones, y formó la Unión Republicana Femenina que se sumó en 1935 a la Izquierda Republicana… Pero eso es ya historia para otro artículo.
La propuesta política de Clara Campoamor es firme y coherente, aunque la veamos ir de partido en partido: contemplaba una España latifundista y casi feudal llena de cacicazgos y con muy baja instrucción y poca o nula práctica democrática por lo que proponía la unión de todas las fuerzas republicanas, conservadoras y progresistas, en un único partido de Centro basado en la justicia social, encabezado por Manuel Azaña, que gobernara con justicia (sin revolución) y educando en la ciudadanía a un pueblo con derechos e instrucción. Una visión de larga mirada, sin duda, ya que la evolución de los hechos tristemente le dieron la razón. Y esta España nuestra sigue necesitando formarse en ciudadanía libre y democrática con base en la convivencia en mutuo respeto, el convencimiento radical de que una mujer es una persona y por tanto debe tener los derechos que cualquier persona y que las diferencias de criterio o de ideología (incluyendo las creencias religiosas) deben dirimirse pacíficamente, parlamentariamente, sin convulsiones.
Después de su exilio en Francia, Argentina y Suiza, lugares que se beneficiaron de su intensa labor intelectual, quiso volver a España y supo que la dictadura la tenía en búsqueda y captura para procesarla por su actividad política legal y por “masonería”. Sus restos, finalmente, reposan en el cementerio de Polloe, en San Sebastian (Gipúzcoa), por si gustan visitar su tumba.
Foto 1 Años treinta, en el Liceo Femenino: De derecha a Izda La diputada abogada Clara Campoamor, actriz Margarita Xirgú (2ª a dcha), Diputada Victoria Kent (4ª a dcha), Pedagoga Maria de Maeztu (5ª a dcha) la escritora Palma Guillen en el centro junto a la Embajadora mexicana en Panamá (con abrigo y estola, en el centro) y otras intelectuales sufragistas españolas. Foto archivo de Biblioteca Nacional
Foto 2 de Clara Campoamor. Foto archivo de Biblioteca Nacional
Foto 3: Homenaje anual del movimiento feminista a Clara Campoamor. Ofrenda floral junto al busto en Madrid. Foto de Mª T. Ayllón 2019.