La vida entre aulas y libros de Julia Cortés Palma: maestra, escritora y activista
Entrevista a Julia Cortés Palma: maestra, escritora y activista. Habla de su infancia, docencia, “Mundo Fácil”, lucha contra el bullying, compromiso social y creación literaria. Una vida entre aulas, libros y escenarios, con un mismo latido: hacer accesible la cultura y educar en valores.

Julia Cortés Palma es maestra, escritora, actriz y activista social, una mujer que ha convertido su vida en un compromiso con la educación, la literatura y la transformación social. Nacida en Badajoz y marcada desde la infancia por su precoz sensibilidad, comenzó a leer con apenas tres años y a escribir a los cinco. Diplomada en Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza, ha ejercido como profesora, coordinadora, directora de colegio y docente de pedagogía terapéutica, siempre con el objetivo de dejar huella en sus alumnos. Autora de novelas, cuentos, poesía y ensayo, Julia ha abordado temas como el acoso escolar en Un jarabe para Hugo o el empoderamiento femenino en De muñeca rota a mujer sin derrota. Comprometida con causas sociales, ha colaborado en proyectos contra la violencia de género, impartido charlas en varios países y participa activamente en Granada Costa, convencida de que la cultura es memoria y futuro.
Julia, ¿cómo recuerda su infancia en Badajoz y qué papel jugó en su vocación por la enseñanza y la escritura?
Mi infancia fue la de una niña altamente sensible que aprendió a refugiarse en las letras desde muy pequeña. Siempre fui muy precoz, y eso, en un niño genera bastante sufrimiento.
Mi madre era maestra, y como no tenía con quien dejarme (mi abuela tenía un negocio), comenzó a llevarme a la escuela con ella desde los siete meses. A los tres años ya leía y comencé a escribir a los cinco.
Se diplomó en Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza y fue funcionaria de carrera desde 1983. ¿Qué la motivó a elegir el camino de la docencia?
Mi idea fue estudiar medicina, pero mi madre me convenció para que hiciera magisterio. Además, desde los catorce años daba clases particulares para ganarme un dinerito y no se me daba mal.

Ha sido profesora, coordinadora, directora de colegio y docente de pedagogía terapéutica. ¿Cuál de estos roles le ha resultado más desafiante?
Fui directora de colegio desde el curso 1995- 96 hasta 1999-2000. En esos años vivíamos en la isla de La Palma (Canarias). Fue una época extremadamente difícil, tanto a nivel personal como profesional, y como consecuencia, aprendí muchísimo.
Me gusta la reflexión de que, en la vida, se gana o se aprende.
Durante su carrera, ha trabajado en proyectos de innovación e investigación educativa. ¿Qué impacto cree que han tenido en la comunidad educativa?
Desde el principio tuve el empeño de saber enseñar y, aunque hablar del impacto que mi trabajo haya podido dejar en la comunidad educativa, no es una apreciación realista, quiero pensar que he dejado huella en algunos alumnos. Me emociona muchísimo cuando después de muchos años, me dicen que no olvidan algo de lo que les enseñé.
Trae a mi mente el poema de Celaya: EDUCAR.
“Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada”.
¿Cómo nació el proyecto “Mundo Fácil” y qué lecciones aprendió de él?
Cuando publiqué mi novela contra el acoso escolar “Un jarabe para Hugo”, sin saberlo, escribí un texto de lectura fácil. Compartí los beneficios de este libro con AEXPAINBA (Asociación extremeña de padres para la integración en Badajoz).
La fundación Magdalena Moriche y AEXPAINBA trabajan para la integración de personas con inteligencia límite y/ o discapacidad ligera. Allí realicé mi formación en Lectura Fácil, un método para hacer accesible la información a personas con dificultades lectoras.
De ese aprendizaje surgió mi proyecto “Mundo Fácil”.
Siempre escribo con la intención de llegar a todos, de que mi mensaje sea claro y conciso, y ese es el principal objetivo de mi proyecto.

Ha impartido charlas en colegios y universidades en España, México y Argentina. ¿Qué experiencia internacional le ha marcado más?
No puedo olvidar la anécdota que viví en Argentina.
Me llevaron a una escuelita muy pobre. Según me comentaron, los niños hacían una comida al día en el mejor de los casos.
Después de la presentación de mi cuento “Gupina Guppy”, los alumnos hacían fila para, si yo lo permitía, darme un abrazo. Uno de esos angelitos, al terminar, se llevó la mano al bolsillo sacando una moneda de veinte pesos—probablemente para su desayuno— y me la ofreció.
-Para que sigas escribiendo— dijo mientras brillaban sus ojillos, matándome de emoción.
En 2018/2019 disfrutó de una licencia para investigación educativa. ¿Qué frutos concretos surgieron de ese tiempo?
La verdad es muy triste. Mi planificación se basaba en impartir charlas, talleres, presentaciones, etc donde hablaría de fomento de la lectura, prevención del bullying, recuperación de valores perdidos, etc. También aplicaría encuestas sobre hábitos lectores, preferencias de lecturas y aspectos relacionados con dificultades lectoras. Pero, desgraciadamente, después de innumerables correos electrónicos, cartas físicas, llamadas de teléfono e incluso personarme, los centros no vieron oportuno facilitarme el acceso a dichas actividades.
En la actualidad, sigo ofreciéndome —de manera totalmente desinteresada— para realizar este tipo de actividades y con el mismo resultado.
Ha escrito novela, cuento, poesía y ensayo. ¿En cuál de estos géneros se siente más libre para expresarse?
Sinceramente, no tengo ninguna dificultad para expresarme con libertad ya que siempre lo hago, pero es cierto que el ensayo es un género mucho más rígido que, por ejemplo, la poesía.









Su novela Un jarabe para Hugo aborda el bullying. ¿Por qué era importante para usted tratar este tema?
Porque he visto el acoso con mis propios ojos y lo he sufrido como profesora.
Muchas personas prefieren mirar hacia otro lado y obviarlo. Yo no puedo, la injusticia y la violencia me enervan y necesito luchar contra ellas.
Su poemario De muñeca rota a mujer sin derrota es profundamente personal. ¿Cómo fue el proceso de convertir el dolor en literatura?
Lo he dicho muchas veces, escribir me salvó la vida. Lo detallo en un texto que titulé: “Si hoy fuera mi último día”. Transcribo la parte final.
“Pero sobre todo daría las gracias a mi mejor amiga, esa que estuvo siempre conmigo desde mi más tierna infancia, la que supo de mis primeros amores y desgracias, que escuchó con paciencia mis dudas de adolescente, que no me traicionó contando mis secretos a la gente. Ella me salvó de la muerte cuando pesaba la vida, cuando pensé que ya no podía. No me dijo qué debía hacer ni me dio consejos, sólo se sentó a escucharme y me enseñó a mirarme por dentro. No me abandona a pesar de los años, sin ella no puedo seguir, lo tengo muy claro.
Escribir es vivir; cada letra, un latido. Mi pobre corazón necesita desangrarse en la tinta para seguir vivo.
Publicó recientemente Mujer, maestra y madre y Manojos. ¿Qué recepción han tenido estos libros?
Es difícil distribuir libros, o a mí me lo parece. No me gusta vender, a mí lo que me gusta es escribir.
Tengo una editorial que me quiere como persona y me aprecia como escritora, pero es una pequeña empresa frente a las grandes firmas que aglutinan casi todo el mercado.
En otras palabras, y hablando claro: NO VENDO NADA.
Respecto al cuento, Manojos, ilustrado por la gran Silvia Campos, y ambientado en Calculta, quiero decir que he sido invitada a la feria del libro de esta ciudad en febrero de 2026 y que el cuento será traducido al bengalí.
Averigüé que el mayor número de ciegos del mundo está en India, por eso Manojos es un cuento sobre una niña ciega.
¿Qué deporte practica o qué tipo de turismo le gusta hacer?
Me gusta caminar y suelo hacerlo a diario. También me gusta la natación y el baile.
Respecto al turismo, me gusta el inmersivo, es decir, imbuirme todo lo posible de esa cultura que visito.
Además de escritora, es actriz y ha participado en cortos de cine. ¿Cómo combina estas dos facetas creativas?
Crear personajes en mis historias, y representar personajes de historias creadas por otras personas, me hacen vivir otras vidas. Ya que no está en mi mano alargar mi existencia, al menos, la ensancho.
Se puede vivir sin arte de la misma manera que se puede vivir sin alma dejando que el espíritu languidezca en la rutina diaria.

Ha trabajado con la técnica Meisner y en cursos de teatro. ¿Qué le aporta la interpretación a su vida personal y profesional?
La interpretación me hace ver que no soy más que un personaje dentro de la obra de mi vida, pero que puedo cambiar cada vez que así lo decida. Es lo que hice cuando abandoné Badajoz y me vine a Madrid: comprarme un nuevo yo.
Participa en proyectos contra la violencia de género, como el monólogo Suéltalo, Lili. ¿Cómo percibe la evolución social en este tema?
Creo que estamos avanzando en el tema de dar visibilidad a la violencia de género, pero falta mucho aún. Por eso, siempre estoy dispuesta a participar en proyectos teatrales y/o cinematográficos que aborden este tema.
Forma parte de la red de autores A.M.D.E.L. y de ONGs como “Otro mundo es posible”. ¿Qué importancia tiene el compromiso social en su vida?
Me gusta la frase que dice que: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir.”
El compromiso social es fundamental para mí. Siento la necesidad de hacer algo, por poco que sea, para aportar —como en la fábula del colibrí—mi gotita de agua.
Es delegada en Extremadura del Observatorio Internacional de Derechos Humanos. ¿Cuál ha sido su mayor reto en esta labor?
Estuve el verano pasado, sola, en Senegal. Colaboré con una O.N.G. local que abordaba la lucha contra la ablación. Conviví en un poblado con niños que nunca habían visto a una persona de raza blanca. Al principio huían de mí, pero después logré integrarme y terminamos llorando en la despedida.
Ha recibido premios de poesía, relato y microrrelato. ¿Qué reconocimiento le ha hecho más ilusión?
Mi cuento “La rapa rebelde” fue finalista en el concurso internacional de relato corto sobre “El olivar”, promovido por Masquecuentos. Solicité publicarlo y lo admitieron.
Es un cuento ilustrado por la genial Silvia Campos, que enseña a los niños a cuidar el medio ambiente y a amar a los seres verdes.
Como promotora de la lectura, ¿qué consejo daría a padres y profesores para fomentar el hábito lector en niños y adolescentes?
Para empezar, el hábito de la lectura necesita un modelo. Los niños actúan por imitación, y aunque hay lectores de padres que no lo son, es mucho más fácil adquirir el hábito en un hogar donde los libros están presentes en el día a día.
Otro punto importante, en mi opinión, es que para ser amante de los libros hay que enamorarse. Me explico: muchos profesores y padres ofrecen textos que no gustan a los pequeños lectores. En la lectura, como en la vida, se dan los flechazos. Por muy bueno que sea “El lazarillo de Tormes”, “La celestina”, “El Quijote”, etc, es posible que al leer los niños se aburran y automáticamente aborrezcan la lectura. Lo aconsejable es proporcionar lecturas de temas que interesen a los niños. Da igual el asunto: fútbol, artes marciales, cuentos y novelas cortas con protagonistas, etc. Lo importante es que el niño al leer se sienta identificado, que se emocione, que vibre. Cuando eso ocurre, el germen de la lectura hará el resto y habremos ganado un lector, posiblemente para toda la vida.
He estudiado Educación Infantil y Pedagogía Terapéutica. He trabajado con niños y adolescentes toda mi vida. Soy madre y abuela. Y a la hora de escribir historias, tengo muy en cuenta cuáles son los intereses de los lectores a los que dirijo mi obra.
Mi consejo a los padres es que comiencen a leer con sus hijos desde el nacimiento o incluso antes. Sí, hay estudios que revelan que, ya desde el vientre materno, el bebé escucha a sus padres. La lectura produce un efecto relajante y educa el oído del nonato.
El momento de la lectura y la duración debe ser planificado.
Después del nacimiento, la lectura de cuentos y hablar al bebé con voz clara y sin utilizar palabras infantilizadas, favorecerá el hábito lector.
En mi libro “Mujer, maestra y madre”, trato brevemente este tema.

¿Qué opina del papel de la mujer en la educación y la literatura en el siglo XXI?
En el siglo XXI el papel de la mujer en la educación y la literatura es el de una agente transformadora y creadora, con una presencia creciente y un impacto profundo, aunque todavía enfrenta desafíos relacionados con la visibilidad y la desigualdad histórica en el reconocimiento de sus aportes. Las mujeres no solo se han convertido en pilares de la educación, sino que también han impulsado la reescritura de narrativas, cuestionando los estereotipos y creando obras que abordan temáticas de identidad, opresión y diversidad desde perspectivas frescas y necesarias.
Forma parte de Granada Costa. ¿Qué significa para usted esta colaboración?
Estoy muy agradecida por formar parte de este proyecto cultural en el que espero poder colaborar activamente. También me gustaría encontrar una red de contactos que me permita desarrollar mi ikigay—como lo llaman los japoneses.
¿Qué papel cree que desempeñan proyectos como el nuestro en la preservación de la cultura y la memoria?
Estos proyectos culturales son cruciales para preservar la cultura y la memoria porque actúan como vehículos de transmisión de conocimientos y valores, fortalecen la identidad y cohesión social y aseguran que el legado histórico siga vivo y accesible a las próximas generaciones.
Ha participado en ferias del libro de Madrid, Valladolid, Badajoz, Cáceres y Trujillo. ¿Qué anécdota recuerda con más cariño?
El año pasado, en la feria de El Retiro, se acercó un niño con su mamá y se enamoró del cuento “Gupina Guppy”. En la caseta estábamos Silvia Campos, ilustradora del cuento, y yo. La mamá argumentó que acababan de empezar y que tenían que ver muchos más antes de decidirse. El niño se abrazó al libro y no lo soltaba. La madre se lo arrancó y el pequeño lloraba amargamente. Silvia y yo estábamos angustiadas ya que entendíamos que no podíamos hacer nada. Cuando se fueron, las dos comentamos que habíamos pensado en regalárselo, pero que no lo hicimos por no contradecir a la madre.
Poco antes del cierre, volvieron y se llevaron el libro. Nos hicimos fotos y todavía hoy mantengo contacto con la madre. Gupina se convirtió en lectura favorita.
Ha colaborado con programas de televisión. ¿Cree que los medios están dando suficiente espacio a la literatura?
Afirmar que la televisión y los libros no van de la mano, es evidente si damos un repaso por la parrilla. Su presencia en las programaciones televisivas es más bien escasa por no decir nula. A la pregunta sobre las razones de esta ausencia – o de tan escasa presencia- la respuesta siempre es la misma: los libros no dan audiencia, o por lo menos, no logran la que sí consiguen otros programas de entretenimiento que, a pesar de ser más que discutibles, no solo congregan espectadores, sino que son- por decirlo en términos digitales- carne de clics.
¿Cuáles son sus autores de referencia, tanto en narrativa como en poesía?
Leo bastante- no tanto como me gustaría- pero leo de todo.
En narrativa me gustan: Carlos Ruíz Zafón, Stephen King, Robin Cook, Isabel Allende, Ken Follet,…
En poesía: Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Mario Benedeti, …
Si pudiera recomendar un solo libro suyo a un lector que no la conoce, ¿cuál sería y por qué?
Dependería de la edad y de los gustos de esa persona ya que mis libros son demasiado diversos. Los libros son amantes potenciales y no se puede recomendar un amante sin conocer a la persona que va a recibirlo.
¿En qué nuevos proyectos está trabajando actualmente?
Estoy en muchos proyectos literarios, cinematográficos y televisivos. También en actividades de modelaje.
Ha combatido el edadismo con actividades de modelaje. ¿Qué mensaje quiere transmitir a otras mujeres de su generación?
Me gustaría que todas las mujeres, independientemente de la edad que tengan, sepan que siempre están a tiempo de cumplir sus sueños. Que nadie les diga: ya no tienes edad para eso.
¿Cómo logra mantener el equilibrio entre su vida personal, sus múltiples proyectos y su vocación de servicio?
Mi madre, que tiene 87 y está estupenda, suele decirme que cuándo voy a descansar. Yo le respondo que cuando esté muerta, tendré toda la eternidad.
Siempre tuve mucha energía, de hecho, si no la gastase, reventaría. Hay días trepidantes, pero cuantas más actividades realizo, más ganas tengo de hacer más.
Por último, ¿qué sueña aún con hacer o escribir que todavía no haya realizado?
Sueño con viajar por todo el mundo, con escribir muchos más cuentos, novelas, relatos, ensayos y poesías. Me gustaría escribir obras de teatro y guiones de cine. Pero sobre todo deseo compartir y aprender.
¡NECESITO CRECER¡
GRACIAS POR LA OPORTUNIDAD DE DARME A CONOCER.

