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Estimados lectores, escribo sin miedo a equivocarme. En la vida no siempre llueve a gusto de todos. ¿Cierto?

Antes de comenzar, plasmo una reflexión. ¿Por dónde empezar sin ofender o ser pretenciosa? Cada persona nace del amor de un hombre y de una mujer. Hasta ahí entendemos de dónde venimos. Es fascinante traer al mundo a un hijo, ver que es perfecto, no le falta un dedo… Tiene unos ojos preciosos o incluso nació regordete para regocijo de padres y familiares.

Familiares que alagan al padre sacándole parecido con la criatura dejando a veces a pie del suelo a la madre que lo ha parido con dolor, desgarrándose la piel para dejar paso al primogénito que hará que una familia comience a dar sentido “el hogar”. No pretendo que nadie se ofenda. En este artículo todos tienen cabida.

Empezando por la familia materna que arropa con cariño a hijos y nietos sin ver defectos en la criatura que ha llegado a un mundo desconcertante buscando el calor de su madre y ese alimento tan sagrado. ¡La leche materna!

Llegados a este punto me atrevo a ir más allá, puede que muchos se sientan identificados y no por ello son un error de la naturaleza, son tan humanos como tú o como yo.

Hoy día son señalados como gays. Pues bien, personalmente pienso que es un error poner etiquetas. Si habéis leído desde el comienzo entenderéis el porqué de ello. Ciertamente con los adelantos científicos se sabe cuál es el sexo de un bebé antes de nacer, el ser humano ha utilizado la mente para desarrollar aparatos que nos hacen más cómoda la vida. Sí, somos cabezas pensantes con una inteligencia brillante. Hasta aquí todo se entiende, no es nada nuevo lo que estoy relatando.

Llegamos a una edad en la que los perjuicios están a la orden del día. Podrán lloverme críticas desde diferentes puntos del mundo ya que trabajo comentando día tras día. También sé que habrá quien opine de forma coherente empatizando con las personas de diferente sexo.

Con los años vemos crecer a los hijos, lo cual nos llena de satisfacción. Durante ese tiempo que creíamos que todo era perfecto, pasábamos por alto determinados comportamientos. Nos percatábamos de que algo fallaba excusándonos con una frase muy típica: ¿Has tenido un mal día hijo?

Resulta que ese niño/a ha vuelto del colegio cabizbajo, triste, golpeado. Se aleja del mundo que le rodea, llora a escondidas sin mostrar las señales de las heridas que no se ven. Esos pequeños han sido etiquetados injustamente. Ya que otros que no tienen aún la capacidad de comprender el significado de la palabra empatía. Aprendieron de sus padres a clasificar erróneamente.

Les inculcaron que solo hay dos sexos. Siento lástima por esos niños, algunos de ellos dañan sabiendo que también pertenecen a ese grupo que están golpeando. Quizás el miedo a ser juzgados los lleve a tapar su orientación sexual.

Así pasan los años mientras los que se consideran perfectos envejecen con dichos prejuicios ignorando que sus hijos han rehecho sus vidas recomponiendo los pedazos de aquel puzle que un día destrozaron.

Nosotros nos encargamos de poner normas estúpidas donde no las hay. Otras personas ya sean hombres o mujeres siguen escondidos en el armario, así lo definen muchos que se consideran puritanos.

Personalmente admiro ambos sexos. Cada cual opinara de forma diferente, es evidente. Me gusta ver a las parejas que caminan sin pudor agarrados de la mano. Escucharlos reír y trasmitir esa energía especial. Muchos de ellos como he dicho con anterioridad fueron señalados, supieron sacar las garras para demostrar que no son tan diferentes de los heterosexuales.

Viven dando lo mejor de sí mismos, llegando a casarse y formar una familia. ¿Renunciar a la felicidad por miedo al qué dirán? Hay una cosa en la vida que no se puede comprar con dinero, “la felicidad”

¿Ser Hipócritas debería ser un sello de identidad? Si abrimos los libros de historia encontrarán historias aberrantes e incluso me atrevo a ir más allá, abusos, relaciones sexuales entre familiares. Es evidente que eso a estas alturas no interesa, pues bien, desde que el ser humano u homo sapiens pisó la Tierra, han sucedido todo tipo de aberraciones, ahora tapadas por unos intereses u otros.

Somos lo suficientemente mayores para saberlo, pero tapan sus vergüenzas no sin antes humillar. Curiosamente abrir un libro o mirar una estatua desnuda nos nos ruboriza, pues bien, en aquellos siglos existía la homosexualidad y nadie puso el grito en el cielo.

Cada año millones de turistas e historiadores se interesan por la vida de aquellas personas que transitaron este mundo. Entonces ¿por qué viviendo en el siglo XXI hay personas con siglas que más que apoyar incitan a lastimar llegando a matar?

Nada es coherente en esta sociedad. Cuando conseguimos avanzar resurgen con malas intenciones dichas personas con siglas hechas de latón.

Las personas con diferente orientación sexual viven intentando ser aceptados por una sociedad corrompida. con esto no intento trasmitir un mensaje erróneo. Hay muchas organizaciones a nivel global que a día de hoy siguen luchando por la igualdad de géneros.

Solo hay una cosa que no paso por alto. A esas personas que se consideran correctas en su forma de pensar están muy equivocados/as. Expondré varias cuestiones si alguien tiene en suficiente valor estoy dispuesta a leer en el siguiente artículo.

  1. Es una aberración el abuso a niños/as desde… Con esos puntos suspensivos todos entienden lo que transmito.
  2. Debe ser sagrada la niñez pasando por la adolescencia de una niña y futura felicidad, sin ser coaccionada para ofrecerla en matrimonio en contra de su voluntad negándole la oportunidad de tener un futuro.
  3. Deberían ser condenados esos depravados que compran sexo por Internet para satisfacer sus instintos más bajos “sucios y asquerosos” sin importar la edad de esas criaturas.

No confundan mis palabras, una cosa es inculcar valores para ver crecer una sociedad igualitaria y otra es esto que acabo de dejar plasmado con mi opinión.

Conozco a muchas personas excelentes. Aman a sus padres y allegados, están rodeados de gente que los quieren.

Crecieron en un hogar donde reinaba la comprensión. ¿Quién dijo que los cambios fueran fáciles? Si hay amor las barreras se caen sin necesidad de empujar. Aceptemos que solo se vive una vez. Aceptar al prójimo nos acerca a una sociedad más justa. Enseñemos a nuestros hijos desde pequeños que entre todos podemos hacer del mundo un lugar donde las diferencias no existan. A los adultos les digo que la ruleta de la fortuna o de la vida, según como deseen llamarla, puede girar en lado contrario. Si eso sucediera, ¿qué pasaría? ¿Repudiarian a su prole?

¡Eso no sería justo! Vive y deja vivir. Acepta al prójimo.  Trata a todos como te gustaría que te tratasen por encima de todo.

Estimado lector, es posible que nuestras opiniones se dividan en dos vertientes. Con una diferencia, mi forma de pensar no me la inculcaron unos libros, la iglesia o la familia. Aprendí de la experiencia que me ha dado la vida a lo largo de los años. Tengo grandes personas a mi alrededor. me siento orgullosa de ello.

Este Artículo está dedicado a todos los colectivos LGTB del mundo.

María Manrique Pérez

Socia del periódico Granada Costa Nacional

Vocal de la academia de las Ciencias,

Bellas Artes y Buenas Letras Granada Costa

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