LA PASIÓN DE UN PUEBLO POR UNA SEMANA DE PASIÓN

Una de las festividades más emblemáticas de la localidad almeriense de Huércal-Overa es la celebración de la Semana Santa de Pasión.

Sus orígenes se remontan a principios del siglo XVIII, en concreto a 1717 cuando treinta y siete hermanos de la Escuela de Cristo organizan el Santo Viacrucis del Silencio el día de Jueves Santo y la subida al Monte Calvario de la imagen de Jesús en la mañana del Viernes Santo.

Son ya 386 los años (salvo momentos puntuales con la Guerra Civil, o más recientemente la pandemia) de estaciones de pasión con una solemnidad y fervor que las convierte en unos desfiles procesionales de tal relevancia que en 1986 fueron declarados Interés Turístico Nacional.

(Regulares portando al Cristo)

            

    SERIEDAD, BELLEZA Y DEVOCIÓN AL SERVICIO DE UNA     

                                            TRADICIÓN

Toda esta manifestación religiosa  es posible gracias a la implicación de amplísimos sectores de la población que, de padres a hijos, han transmitido el sentimiento de pertenencia a una u otra cofradía a lo largo de los años.

Hay una forma peculiar de sentimiento que atrapa, incluso, a los foráneos que, sin haber nacido en el pueblo, viven con una intensidad inusitada la Semana Santa a través de su pertenencia a una de las cuatro cofradías existentes. Ser cofrade es ser hermano en la  más amplia acepción del término, es una forma solidaria de pertenecer a una comunidad que olvida sus diferencias una vez que se traspasan las puertas de la casa de Hermandad y todas sus energías y potencialidades se dirigen a la puesta en marcha de la ardua tarea de sacar a la calle los diferentes pasos  año tras año.

LAS COFRADIAS  Y SUS IMÁGENES

La Borriquita

Ya he mencionado que son cuatro, la de más reciente fundación la de la Borriquita, Hermandad que salen a la calle en bellísima procesión la mañana del Domingo de Ramos, integrada en la procesión de la Palma.

Los Morados

Aunque este tiempo de mesura y recogimiento se inicia el Viernes de Dolores, cuando se produce el traslado de la imagen de la Virgen de la Amargura desde la ermita de El Calvario donde se encuentra durante todo el año hasta la Iglesia Parroquial de la  asunción. Esta imagen vuelve  a la calle el Miércoles Santo, día destinado al Paso Morado 

Virgen de la Amargura ( JuanLorente)

                    

El acta fundacional de esta Hermandad se sitúa  en el siglo XVIII ( 13 de abril de 1765)  gracias a un grupo de fieles al culto del Nazareno que encargan al murciano Francisco Salcillo una talla del mismo

Padre Jesús Nazareno ( Salcillo)

 

En 1955 se adquiera una imagen de la Virgen de la Esperanza, obra del escultor sevillano Antonio Castillo Lastrucci.

Virgen de la Esperanza(Castillo)

Este paso  saca a la calle también, la noche del Jueves Santo, la procesión del Silencio con la subida del cristo al monte calvario. El Viernes Santo por la mañana el Nazareno también hace estación de penitencia. Esta procesión lleva los penitentes con cara  cubierta, cruz a cuestas  y suelen ser promesas

(Bellver)

Los Blancos

   El paso Blanco, o Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, San Juan Evangelista, Jesús en su Tercera caída, Preciosísima Sangre de Nuestro Señor y Nuestro Padre Jesús de Pasión Cautivo, data de 1740, aunque la refundación se realizó un 11 de marzo de 1890.                                           

Virgen de las Angustias (Bellver)

Desfila el Jueves Santo por la tarde-noche. Cuenta con una imaginería de autores de renombre, como Francisco  Bellver ( Virgen de las Angustias y cabeza del Cristo de la Caída), del siglo XVIII; Gregorio Molera Toral( el Cristo de la Sangre) siglo XX; Nicolás Prado ( San Juan Evangelista que sustituyó al antiguo que databa del S.XVIII y pertenecía a la escuela de Mena ) S.XX . 

Sin embargo, la hermandad  inicia su trayectoria procesional el martes Santo con la salida del paso de El Cautivo (2002) que en sus orígenes era una imagen llevada a hombro sólo por mujeres.

El Cautivo (Navarro Arteaga)
 San Juan Evangelista (Prado)

 Nicolás Prado (1961) fue el encargado de realizar la talla de San Juan Evangelista que sustituyó al antiguo que databa del S.XVIII y pertenecía a la escuela de Mena;

Cristo de la sangre (Molero Toral) 1926

Caída ( Alanguas) 1945

La Caída en sus orígenes era de Bellver  e iba acompañada por las figuras del Cirineo y un sayón, pero se rompió y sólo quedó la cabeza de Jesús que es la que se incorpora a la nueva versión realizada por Julián Alanguas.

Los Negros

Y el Viernes Santo es el día que sale a la calle la Hermandad de Nuestra Sra de la Soledad y el Santo Sepulcro, o Paso Negro. Data de 1664, siendo la más antigua de las cofradías no solo de Huércal-Overa, sino también de la provincia.

Oración del Huerto     (Noguera Valverde) 1953
Virgen del Río

           

 Se  da la circunstancia de que la imagen original desapareció durante la Riada de 1973 y la actual, obra de Sánchez Lozano data de 1975.

Cristo yacente

                            

En su origen (1948) la imagen del Cristo iba acompañada de dos ángeles que lo custodiaba y se conocía como Santo Entierro. Actualmente sale a la calle  en un bello trono de madera tallada  estilo barroco.

Trono de Santo Entierro
Virgen de los Dolores (1976)

La autoría de esta imagen es del escultor  José María Sánchez Lozano.

LA ORNAMENTACIÓN Y LA MÚSICA: ELEMENTOS COMPLEMENTARIOS DE LA GRANDIOSIDAD DE UNAS PROCESIONES “DIFERENTES”.

Un aspecto digno de resaltar de estos desfiles de Semana Santa en la riqueza de estandartes, guiones y bordados de túnicas y otros atuendos propios de cada uno de los pasos. Bellos bordados artesanales en oro y seda  con pedrería  salidos de talleres de renombre constituyen el vestuario propio e identificativo; en otro orden de cosas, hay que mencionar la música: bandas militares y agrupaciones civiles acompañan a cada una de las imágenes creando con sus interpretaciones musicales un ambiente cargado de sublime expectación.

Este año  Huércal-Overa  y sus visitantes  han  vibrado, una vez más, con sus balcones engalanados, sus calles repletas de gente, el olor a incienso,  sus mujeres con mantillas,  los penitentes acompañando las imágenes, la música y efervescencia religiosa. Un evento digno de ser disfrutado y mil veces recordado.

                                                        Ana Martínez Parra 

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