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“Explotación sexual en la era digital: retos y estrategias para la protección online de niños, niñas y adolescentes”.

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El pasado 14-11-2024, FAPMI-ECPAT España, conjuntamente con la Universidad de Comillas y financiada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, se efectuó la jornada sobre: “Explotación sexual en la era digital: retos y estrategias para la protección online de niños, niñas y adolescentes”.

El objetivo prioritario de este seminario fue analizar la problemática de la explotación sexual online de la infancia y la adolescencia, centrándose en buenas prácticas y experiencias que facilitaban un abordaje más efectivo de la misma. En dicho seminario participaron: Celia Nevado, directora de programas de Infancia, adolescencia y violencia, Fundación Márgenes y vínculos, Myriam Cabrera, directora de la Cátedra de Derechos del Niño, Universidad Pontificia Comillas, Carlos Puente, técnico de Ciberseguridad para personas menores

de edad, Instituto Nacional de Ciberseguridad INCIBE, Clara Burriel, especialista en Incidencia Política: protección frente a la violencia, Save The Children Foundation, Fabiola Bas, Lead Policy & Advocacy Officer, Eurochild, Gregorio López, Universidad Pontificia Comillas (pdc) y de FAPMI-ECPAT España: Selma Fernández, Jessica Rodríguez y Carme Tello.

Frente al desafío que implica como proteger a los niños, niñas y adolescentes de la explotación sexual en la era digital, los ponentes de la jornada expusieron diferentes trabajos que están llevando a cabo sobre las líneas de prevención y actuaciones para combatir esta lacra social. Haciendo especial hincapié tanto en las propuestas de mejora del marco legal español, como en los diferentes instrumentos de ciberseguridad para evitar la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes: Proyecto 4 N SEEK Forensic Against Sexual Exploitation of Children[1], VOICE Policy & Advocacy Officer, Eurochild[2], Proyecto Rayuela de la Universidad de Comillas[3] o el programa MAKE-IT-SAFE de FAPMI-ECPAT España[4].

De todos es sabido que Internet es un programa creado por militares para que, en el caso de una guerra termonuclear, las comunicaciones no pudieran quedar cortadas. Este modelo hace que sea imposible, al menos hoy por hoy, controlar Internet. Esta dificultad de control ha generado un gran negocio para la pornografía, la prostitución y la trata de menores y un caldo de cultivo para el desarrollo de violencias sexuales contra la infancia y la adolescencia. Con la agravante que, últimamente, se está observando que esta violencia está siendo ejercida también por menores de edad contra otros menores de edad.

¿Por qué resulta tan atractivo Internet para niños, niñas y adolescentes? Podríamos dar diferentes respuestas a esta pregunta. Lo que si se ha observado es que cuanto estos niños, niñas y adolescentes tienen una menor autoestima y el tipo de vínculo afectivo es inseguro, mayores son las dificultades que tienen para establecer relaciones afectivas y para poder manejarse socialmente. Estas carencias facilitarían que tuvieran una mayor necesidad de retroalimentarse mediante el enganche con las pantallas. Si a esto unimos la falta de asertividad, la presión del grupo, especialmente si hablamos de adolescentes, y el bombardeo constate de los medios de comunicación, especialmente de los youtubers, es fácil que se conviertan en presas fáciles de situaciones en las que puede quedar seriamente comprometida su seguridad. Este tipo de funcionamiento mental tiene como consecuencia el que no sean totalmente conscientes de las consecuencias de subir una foto o un video personal o quedar con desconocidos. Es muy fácil que caigan en la trampa de este tipo de envíos. Lamentablemente no tienen en cuenta que una vez estas imágenes entran en la red es muy difícil controlarlas y que desaparezcan. Si bien es verdad que pueden borrarse, lo que no se puede controlar es cuantas personas las han copiado y las tienen en su poder. Otro punto importante es que una vez han caído en la trampa, puede resultarles muy difícil salir de la misma, ya sea por presiones o chantaje ejercido por el agresor, pero también por vergüenza o por dificultades para poder acceder a una persona de confianza que les ayude.

Otro problema importante que últimamente se está observando, es el incremento de agresores sexuales menores de edad. Cada vez con más frecuencia, la prensa informa de la caída de redes de pederastas en las que entre sus miembros hay menores de edad. Las redes de Internet han incrementado la posibilidad, producción e intercambio de pornografía en la que los actores son niños y adolescentes. Según datos del Ministerio del Interior, durante el estado de alarma por la COVID, el tráfico de material pedófilo en las redes sociales en España se disparó un 507%. En las últimas semanas de marzo y las primeras de abril de 2020, cuando se endureció el confinamiento, este volumen de tráfico de material de pornografía infantil creció hasta las 3.713 IP (la IP es Protocolo de Internet, es un protocolo que se utiliza para la comunicación de datos a través de una red de paquetes combinados). Esto supone un aumento de un 24% más que al principio del año.

Estos agresores menores de edad presentan una empatía negativa o falta total de la misma hacia las víctimas. En otros casos han sido ellos los que previamente han sido víctimas de ese tipo de violencia. La empatía es una habilidad social que se adquiere de manera progresiva desde los primeros años de vida. Según el tipo de vínculo afectivo que el bebé establezca con sus padres, podrá o no desarrollar la empatía. Si son niños y niñas que han vivido en un hogar donde ha existido violencia, tanto si la reciben directamente o son espectadores pasivos de la misma, en caso de no tener factores de protección, presentarán un alto riesgo para reproducir la misma como agresores o víctimas.

El ciberacoso es muy complejo, por lo que es preciso adoptar un enfoque integral, coordinado y multisectorial que ponga en el centro la protección de los derechos de la infancia y la adolescencia.  Una buena forma de proteger a la infancia y adolescencia de la ciberviolencia, dado que como decíamos es imposible hoy por hoy controlar el ciberespacio, es la toma de conciencia de los padres y madres, pero también de la sociedad en general, se educan en  los modelos de respeto hacia los demás generando tanta asertividad (habilidad que permite a las personas expresar de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona) como empatía (la capacidad de ver las cosas desde la perspectiva del otro y sentir sus emociones) y que nuestros actos siempre van a tener consecuencias no solo para los demás sino muy especialmente para nosotros.

Dra. Carme Tello Casany

Presidenta Associació Catalana per la Infància Maltractada ACIM

Presidenta Federación de asociaciones para la Prevención del maltrato infantil FAPMI


[1] https://www.itdigitalsecurity.es/actualidad/2021/07/concluye-el-proyecto-europeo-4nseek-coordinado-por-incibe

[2] https://eurochild.org/news/behind-the-screens-early-findings-from-the-voice-research/

[3] https://andaira.net/proyecto-rayuela/

[4] https://ecpat-spain.org/make-it-safe-promocion-del-uso-seguro-de-tecnologias-de-relacion-informacion-y-comunicacion-tric/

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