ES MÁS FÁCIL SER GATO

POEMA ANTERIOR: Qué fácil es ser perro
Es más fácil ser gato
que perro.
Ya sabéis,
en plan sagrado:
ir a tu puto rollo,
pasar desapercibido
o creerte Dios
y sentirte divino.
Es más fácil ser gato:
arañar a tu dueño
y, luego,
pasar de él (o de ella),
o pasar (¿por qué no?)
de lo de ser inclusivo
sin un atisbo
de vergüenza.
Es más fácil ser gato
y escaparte por la ventana
y perseguir a las gatitas
o dejarte perseguir
(a saber tus gustos),
siempre y cuando
no te hayan castrado.
Es más fácil ser gato
todo el día tumbado
y pasar la noche
maullando
hasta hartarlos
y que te echen
de su lado
(y de su casa).
Es más fácil ser gato
(callejero entonces)
y cuidarse de jaurías
y de gamberros
(de esos que te apedrean
o te apalean
como a un perro).
Ay, no sé vosotros,
pero tampoco me parece
mucho más fácil
eso de ser gato…
PRÓXIMO POEMA: Lo fácil es querernos
